Despedidas y respuestas
El 2019 se agota y nos deja apenas un par de oportunidades para conectar a través del vino y sus múltiples expresiones. Sí, estimado lector, deberé anticiparme a las recomendaciones y calurosas despedidas decembrinas, esas que recuerdan los logros del año que termina y pronostican lo que se viene.
¡Tranquilo…! Tengo un montón de etiquetas listas para ser sugeridas en nuestro último encuentro. Mientras tanto, dos preguntas me llegaron después de nuestra especialización sobre Rioja y sus vinos: “¿cuán importante es el envejecimiento en roble dentro de la producción riojana?”, “¿cómo se califican las cosechas en la DOCa. Rioja”. Respondo. El envejecimiento en barrica es el baluarte en la producción de Rioja. Si bien en 2017 esta denominación de origen calificada incorporó un sistema de identificación en base al origen de sus vinos, las históricas indicaciones asociadas al envejecimiento en roble, esas que apuntan a fermentados Genéricos, Crianza, Reserva y Gran Reserva, siguen más que vigentes: con más de un millón 300 mil unidades, Rioja alberga el mayor parque de barricas en el mundo.
Según sus productores, el principal diferenciador de los vinos de Rioja es su excepcional aptitud para el envejecimiento; a través de un meticuloso proceso de crianza, que sucede entre barrica y botella, los fermentados riojanos desarrollan características aromáticas y gustativas únicas. Me atrevo a decir que, junto a terruño, frutos de inigualable calidad y milenario saber hacer, el roble es la esencia detrás de los vinos de Rioja. Y digo “roble” de forma genérica pues el Pliego de Condiciones de la DOCa, ese documento que protege la esencia más absoluta de la DOCa Rioja, no discrimina entre barricas americanas, francesas, húngaras…
Vayamos a la calificación de la añada. Rioja ejecuta un riguroso examen en cada cosecha que determina si sus vinos merecen amparo de la DOCa ¿Cómo sucede?
El proceso de evaluación comienza en diciembre. Más de cuatro mil muestras son tomadas por los técnicos del Consejo Regulador de la DOCa. directamente de los tanques de fermentación de cientos de bodegas. Dichas muestras se analizan en las Estaciones Enológicas de Haro, Laguardia y Olite, con el propósito de determinar si sus componentes se ajustan a las de la DOCa. Finalmente, los Comités de Calificación realizan evaluaciones para valorar el color, limpidez, aromas, sabores, tipicidad y calidad. Más de 140 expertos, supervisados por el Consejo Regulador, se encargan de examinar a través de cata y decidir si el vino consigue el derecho a laDOCa. •