Capaz de cumplir en lo que se le demande
La SUV más lujosa de Audi es una mezcla de performance, tecnología y comodidades
El refrán mexicano referente a la imposibilidad de “chiflar y comer pinole” refiere a aquellas situaciones que resultan mutuamente excluyentes. En cuestión de vehículos deportivo-utilitarios, sus dimensiones, peso y distancia al piso suelen hacerlos torpes para conducir e inestables en velocidad de carretera.
Audi se ha caracterizado por décadas al ofrecer experiencia de manejo superior de uso diario, por lo que en el más voluminoso de sus vehículos, el Q8, podría considerarse que debido a su tamaño sería la excepción a la regla. Hemos comprobado que no es el caso. Para ello, llevamos esta SUV a un recorrido por el desierto en el noreste mexicano, sin la presión de una caravana apresurada, experimentando sin prisas un viaje con variedad de superficies.
Q8 resulta un gigante ágil en aceleración, cambio de carril y frenado. Es un vehículo que se queda a 14 milímetros de alcanzar los cinco metros de longitud, con un peso de 2.24 toneladas. Sin embargo, los 500 newton-metro de par motor en su V6 TFSI lo llevan de 0 a 100 en 6.2 segundos. El sistema Mild-Hybrid se encarga de recuperar energía a través de la caja de cambios, y apoyar en velocidad crucero por inercia. Los 3.0 litros de desplazamiento generan 340 caballos de potencia, vía una transmisión robotizada de ocho cambios, administrada por el sistema quattro a los neumáticos de ambos ejes
Al interior, la contundencia de sus tres pantallas domina la cabina: tablero de instrumentos, centro multimedia y climatización comunican por panel led, los dos últimos con reacción háptica, y se hallan enmarcadas por panel en acabado negro piano, complementan la versatilidad de sus tres filas de asientos.
El color del acento en LED puede ajustarse a la preferencia personal del usuario. En el descansabrazos de la consola central una zona de carga inalámbrica permite colocar el Smartphone en lugar seguro evitando distracciones, mientras que la cubierta tiene un grado de resistencia notable, que evita la caída de golpe de la tapa. Los insertos en madera de fresno con grano abierto suman a la sofisticación del habitáculo, y el sonido Bang&Olufsen termina de complementar la experiencia premium.
La propuesta de conectividad Q8 contempla además la interacción a través de una app, con la cual se controlan seguros, calefacción interior, geocerca, luces y claxon, además de recibir alertas de actividad inusual y localización en caso de robo. La app informa niveles de combustible, kilometraje y otros datos.
En carretera bajo la noche del desierto podemos percibir cómo el sistema reactivo de luces Matrix LED controla el haz para generar un túnel de oscuridad dirigido a donde detecta las luces de vehículos en contrasentido, por cortesía y para evitar el deslumbramiento.
Es tan sofisticado el tono de la suspensión y el vehículo maneja tan eficazmente el dejar fuera la sonorización externa que resulta importante permanecer atentos al velocímetro, pues fácilmente podemos creer que vamos a velocidad moderada cuando en realidad vamos superando los 100 km/h. La calidad de marcha puede ajustarse y personalizarse al gusto gracias al sistema Drive Select.
Lo que Q8 brinda es una experiencia de máximo disfrute en asfalto, comparable a lo que ofrece su producto hermano A8, pero además con la capacidad de incursionar fuera del camino con una decente altura al piso.
Además, para todo el equipo de la excursión requiera, quienes no completen con el amplio espacio interno de carga, la unidad ofrece también la opción de poner equipo por encima, gracias a los rieles de carga en el techo, aunque estaríamos desaprovechando el enorme techo panorámico acristalado.
La Q8 inicia en un 1’419,900 pesos y llega a un 1’519,900 para la S-line. •