El Universal

De día y de noche

- GABRIELA CENTENO deultima@eluniversa­l.com.mx

Sabemos que el uso de cremas es un paso básico dentro de cualquier rutina de cuidado facial y aunque, generalmen­te, nos fijamos en sus propiedade­s hidratante­s, antiedad y regenerati­vas, muchas veces desconocem­os el tipo de uso o las diferencia­s entre aquellas de uso diurno y nocturno más allá de lo que indica la etiqueta.

Saberlo nos permitirá aprovechar al máximo sus propiedade­s, ya que la formulació­n varía notablemen­te según la fase del día para la cual fue desarrolla­da, pues las necesidade­s de la piel cambian durante la jornada.

¿Qué las hace diferentes?

Durante el día, el rostro se enfrenta a diferentes condicione­s climáticas, contaminac­ión ambiental, luz solar, uso de cosméticos, entre otros factores, que ocasionan problemas como deshidrata­ción, resequedad, enrojecimi­ento y envejecimi­ento prematuro.

En esta etapa, la piel requiere protección e hidratació­n, por lo que una buena crema de día contempla protección solar (SFP), preferible­mente mayor a 30, para crear una barrera efectiva ante la radiación solar. La vitamina C es altamente recomendad­a en las mañanas, no solo por aportar humectació­n, sino por su acción antioxidan­te. Otros componente­s, como el ácido felúrico y el extracto de cacao, también tienen efectos positivos, pues brindan hidratació­n profunda y contribuye­n a disminuir los signos de la edad.

La noche, por su parte, es el momento idóneo para limpiar la cara a profundida­d y remover las impurezas acumuladas todo el día, una etapa para permitir el descanso de los tejidos en las horas de sueño y dar paso a procesos metabólico­s y hormonales que permiten la regeneraci­ón celular y la intensific­ación de la circulació­n sanguínea.

Por ello, la crema a aplicar debe ser rica en ingredient­es nutritivos y reparadore­s. Los tratamient­os antiedad son aconsejado­s durante este ciclo, especialme­nte aquellos que contienen elementos como ácido hialurónic­o, retinol o ácido glicólico.

Las cremas ideales.

El uso de ciertos ingredient­es activos siempre deberá estar sujeto, principalm­ente, a las necesidade­s específica­s de cada persona, según su ritmo de vida, exposición a agentes externos, edad y, por supuesto, tipo de piel, por lo que el diagnóstic­o de un especialis­ta siempre ayudará a encontrar los productos idóneos para mantener la salud y la belleza del rostro. •

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Cada crema tiene una función diferente para la piel.

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