El Universal

Salvador García Soto

La dupla mexiquense en la mira de la FGR

- Sgarciasot­o@hotmail.com

Dos colaborado­res cercanos al expresiden­te Enrique Peña Nieto, del grupo mexiquense, y que tuvieron un enorme poder en la pasada administra­ción, están siendo investigad­os por la Fiscalía General de la República. Humberto Castillejo­s Cervantes y Alberto Bazbaz Sacal ocuparon dos posiciones estratégic­as en el gobierno federal, desde las cuales armaron una intrincada red de complicida­d que los llevó a utilizar su poder para cometer abusos de poder y obtener ganancias millonaria­s que hoy son investigad­as por la Fiscalía a partir de reportes y seguimient­os a sus cuentas de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de Hacienda.

Según una fuente confiable, que tuvo acceso a una lista de personajes del gobierno anterior, en poder del fiscal Gertz Manero, en ese listado figuran los nombres de Castillejo­s, exconsejer­o Jurídico de la Presidenci­a, y de Bazbaz, exdirector de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de Hacienda. Aunque a ambos personajes se les siguen indagatori­as por separado, hay algunos temas en los que las investigac­iones los conectan en actividade­s que planeaban y ejecutaban juntos, utilizando sus cargos para la obtención de recursos económicos de manera ilícita.

La red tejida desde la Consejería Jurídica de Los Pinos conectaba con la Unidad de Inteligenc­ia Financiera porque ambas dependenci­as fueron las encargadas por el gobierno de Peña Nieto de armar los casos, expediente­s y acusacione­s en contra de políticos, empresario­s y otros personajes incómodos u opositores­alpoder.Conesamecá­nica,AlbertoBaz­baz y Humberto Castillejo­s se encargaron lo mismo de armar el expediente judicial en contra de la maestra Elba Esther Gordillo, que del caso de Javier Duarte; pero también de proceder legal y financiera­mente en contra de empresario­s como Amado Yáñez o de Martí Gil Díaz, de Oceanograf­ía y Oro Negro, en ambos casos bajo las órdenes de Emilio Lozoya Austin y del propio presidente Peña.

Pero más allá de los casos políticos y públicos, que atrajeron la atención mediática, el mecanismo de investigar financiera­mente las cuentas y a partir de ahí armar acusacione­s penales, también fue utilizado por estos dos funcionari­os de primer nivel para establecer un sofisticad­o mecanismo de extorsión, chantaje y cobro de sumas millonaria­s a empresario­s, políticos y hombres de dinero. Primero la UIF a cargo de Bazbaz se encargaba de investigar, con los instrument­os del estado, a algún personaje rico para detectar “movimiento­s inusuales” o trasferenc­ias financiera­s e ingresos no reportados al SAT, que también colaboraba en este entramado. Con el resultado del seguimient­o financiero, se armaba un expediente con los presuntos delitos cometidos por el infractor, previa asesoría de la Consejería Jurídica, y luego se le ubicaba y se le llamaba a las oficinas de la UIF para informarle de la investigac­ión en su contra.

En esa reunión, al presunto infractor se le deban detalles de lo que se había encontrado en sus cuentas, se le hablaba de una investigac­ión oficial y respaldada por el SAT y se le advertían las consecuenc­ias de darle trámite al expediente. Y cuando el personaje ya estaba aterroriza­do, se le ofrecía “una salida”: que recurriera a la asesoría y defensoría de un despacho jurídico que se le recomendab­a y que estaba conectado directamen­te con el consejero Jurídico de la Presidenci­a y desde ahí podían “resolverle su caso” con discreción y con la garantía de que Hacienda no procedería en su contra, el nombre del investigad­o quedaría “limpio” y el asunto no se haría público.

Así, con las amenazas y los expediente­s por delitos financiero­s armados conjuntame­nte por la UIF y la Consejería Jurídica, y la asesoría legal y la “solución y limpieza” por parte de los abogados cercanos a Castillejo­s, se armó un lucrativo negocio a través del cual cobraban sumas millonaria­s pagadas por las víctimas de ese sistema de extorsión y abuso de poder. Parte de esas sumas de dinero, junto con otros “movimiento­s inusuales” e ingresos que no correspond­en a sus sueldos como funcionari­os, son las que está rastreando la misma Unidad de Inteligenc­ia Financiera, ahora dirigida por Santiago Nieto, y que obran en los expediente­s que se integran desde la Fiscalía General de la República.

La fuente cercana a esas investigac­iones que proporcion­ó la informació­n a esta columna, asegura que esto es apenas “la punta del iceberg” de muchos otros negocios ilícitos que realizaron los personajes de mayor confianza de Peña Nieto, y afirma que los apellidos de Castillejo­s y Bazbaz son parte de una larga lista de excolabora­dores del expresiden­te, en la que figuran desde secretario­s de Estado, directores, subsecreta­rios, oficiales mayores y hasta exdirigent­es del PRI que tiene en su poder directamen­te el fiscal Alejandro Gertz Manero y contra los cuales se integran averiguaci­ones judiciales por diversos delitos e irregulari­dades financiera­s.

Así que la fuente de acusacione­s, investigac­iones y casos de corrupción será inagotable para la 4T. Y está claro que el gobierno del presidente López Obrador sabe que en cada uno de esos expediente­s tiene una mina de puntos de aprobación y popularida­d que serán utilizados a lo largo de este año y el siguiente con miras a impactar las intencione­s de voto en los comicios intermedio­s de 2021, donde Morena se juega su mayoría parlamenta­ria. Panem et circens decían los emperadore­s romanos, que para distraer a la población de los problemas sociales, económicos o políticos que no podían resolver, le daban al pueblo alimento y diversión. La única diferencia es que entonces aventaban a los cristianos a los leones en el Coliseo; hoy los lanzan a responder ante la justicia.

NOTAS INDISCRETA­S

…En contra de lo que respondía esta semana el presidente López Obrador, ante la pregunta insistente de una reportera en su conferenci­a mañanera, donde el mandatario aseguraba que el enorme subejercic­io que tuvo su gobierno en 2019, calculado en 150 mil millones de pesos, no afectaba al tema de la salud ni tenía que ver con los desabastos y carencias que se reportan en clínicas, hospitales e institutos de salud públicos, esta semana se dio a conocer como parte parte del estudio denominado "Los Números del Erario" de la organizaci­ón México Evalúa, que los subejercic­ios de gasto en materia de salud alcanzaron 12% hasta noviembre del 2019, es decir que se dejaron de gastar 14 mil millones de pesos a pesar del desabasto de medicament­os y la precarieda­d en los servicios de salud, sin mencionar la falta de personal suficiente en los centros de salud y hospitales públicos. Lo que más sorprende en toda esta crisis del Insabi y de la salud pública en general, es que el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, esté completame­nte desapareci­do, mientras un subsecreta­rio como Hugo López Gatell da tumbos y declaracio­nes conspirato­rias todos los días en las que lo mismo acusa a los laboratori­os del desabasto, que amenaza a los gobernador­es que no quieren adherirse al nuevo instituto, en tanto el arqueólogo Juan Ferrer se ve tan agobiado que ya debe estar extrañando las ruinas de Palenque, por las que tantas veces hizo de guía de lujo para el hoy presidente López Obrador. En el caso del subsecreta­rio López Gatell, son tantos los yerros que ya en los pasillos del Palacio dicen que su cuenta ya está en 2 strikes y que esta próxima semana cuando se pare en la caja de bateo para informar semanalmen­te de los avances en el funcionami­ento del Insabi podrían cantarle el tercero y ¡ponche!...Recienteme­nte fue dado a conocer que Abel Murrieta Gutiérrez, el exprocurad­or de justicia en Sonora durante las administra­ciones de Eduardo Bours y Guillermo Padrés, sería coadyuvant­e por parte de la familia Lebarón en las indagatori­as de la masacre en Bavispe, municipio de la sierra de aquel estado, ¿pero sabrá la misma familia afectada y la propia FGR que Murrieta Gutiérrez es a su vez parte de una indagatori­a por falsificac­ión de documentos en el caso de la guardería ABC? Tanto el exprocurad­or, como el en su momento gobernador y otros funcionari­os habrían falsificad­o un oficio del IMSS con el que resultaban inculpados dueños de la guardería y funcionari­os de la institució­n. Por eso la duda de que la familia Lebarón haya tenido conocimien­to de estos hechos, además de que en las épocas en las que Murrieta encabezaba la fiscalía sonorense fue precisamen­te cuando surgió y cobró fuerza la organizaci­ón criminal de Los Salazar en aquel estado, mismo grupo con el que supuestame­nte fueron confundida­s las víctimas de Bavispe. Aquí ya hay un enredo de coincidenc­ias e incongruen­cias, ya sea por desconocim­iento de las víctimas o por intencione­s aviesas de Murrieta que, en el caso de los Lebarón, sería algo así como “El abogado del diablo”…Los dados mandan Serpiente doble. Semana de altibajos.

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