El Universal

Apapachan al Presidente... y hasta le cantan el Himno

• Inauguran en San Antonio Sinicahua carretera que la gente construyó

- ALEJANDRA CANCHOLA Enviada —nacion@eluniversa­l.com.mx

Tlaxiaco, Oax.— Un coro de niños que habitan la Mixteca alta de Oaxaca entonan el Himno Nacional en mixe. Van a destiempo y es hasta que quitan la música cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador puede admirar sus voces, en una lengua que poco se acopla a los acordes de Jaime Nunó.

El Presidente llegó a Oaxaca en medio de muestras de afecto, los oriundos lo llenan de adornos y presentes. Lo atavían con sus ropas y flores, bastones de mando y un sombrero tejido de palma que tiene su mote: “AMLO”.

El Mandatario correspond­e al cariño de los oaxaqueños. Dice que “está avecindado” y que Oaxaca le gusta, en particular por sobre otros estados. Y menciona en su discurso a Benito Juárez, su oaxaqueño favorito.

Desde que uno llega a San Antonio Sinicahua se ven casas bien pintadas, poca terracería, un paisaje verde y frondoso, y a la gente contenta esperando al Presidente que les dio trabajo, una carretera para llegar al hospital, la escuela y el mercado.

Lo esperan ansiosos, igual que el titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), Adelfo Regino, quien, mientras aguarda, le explica a los pobladores, a la prensa, a la gente de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s los beneficios del programa.

Lo que hizo la gente fue recibir dinero directo del gobierno, que se entregó a través del INPI, y compraron el material que ellos creyeron necesario, hicieron su mezcla, midieron el grosor de 20 centímetro­s y lo colaron para hacer concreto hidráulico.

Las mujeres hicieron “el trabajo fino”, dice Regino Montes. Las abuelas y jóvenes mixes escogieron piedras del arroyo que atraviesa la comunidad para ponerlas en medio de la mezcla de concreto. Debían ser grandes y lisas, macizas como esa tierra, y debían colocarlas en orden.

La calle, de ocho kilómetros, artesanal, donde hasta mujeres entaconada­s se pasean esperando al Presidente, se ve nueva, limpia, como si la hubiera hecho una empresa europea líder en construcci­ón de caminos, pero el Mandatario desmiente a la vista: la hicieron los herederos de Monte Albán.

Los indígenas de Oaxaca llaman a López Obrador “su gran guerrero, su gran tlatoani”, cuya presencia le ofrendan a “nuestra madre Tonantzin”, en un día de fiesta.

El gran tlatoani aplaude las voces inventes que entonaron al unísono un Himno Nacional que habla de guerreros, de tierra, de soberanía y de un país que se construyó encima de una cultura que se niega a morir, pero crece, construyen­do caminos de cemento.

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Los pobladores de San Antonio Sinicahua estrenaron a pie los caminos y la carretera que el gobierno federal inauguró, pero que ellos construyer­on.

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