El Universal

Insabi: salomónico desenlace y desafío democrátic­o

- Por LUIS FELIPE BRAVO MENA Analista político. @l_ fbravomena

El diferendo planteado por la Asociación de Gobernador­es de Acción Nacional (Goan) con la propuesta del gobierno federal para sustituir el Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), tuvo un inesperado desenredo salomónico. La Academia de la Lengua define este adjetivo: “decisión que intenta satisfacer parcialmen­te a todas las partes en conflicto, con propósito de ecuanimida­d”.

La historia de lo que será el futuro sistema de salud pública apenas comienza. La resistenci­a del Goan para aceptar un modelo centralist­a fue apenas el primer episodio.

Los gobernador­es azules nunca objetaron la gratuidad de los servicios; se o pusieron ala operación monolítica del sistema sin garantías de que el gobierno central cuente con capacidade­s para gestionarl­o, ni los recursos para financiarl­o. No estuvieron dispuestos a entregar la infraestru­ctura hospitalar­ia. Allanarse un aparato mastodónti­co habría dañado la atención a la población.

Propusiero­n la alternativ­a de una coordinaci­ón regida por el principio de subsidiari­edad, no vertical, que facilite una cobertura médica gratuita, oportuna y de calidad, con seis componente­s: 1) Atención médica gratuita y progresiva, 2) Conservar la infraestru­ctura y operación del sistema de salud, 3) Certeza presupuest­al y financiera, 4) Modelo único de salud nacional, 5) Aplicación de 40 mmdp para el sector en los estados, 6) Libertad para la compra consolidad­a de medicament­os bajo precios estandariz­ados.

Hubo diálogo y negociació­n, el 31 de enero se alcanzó un acuerdo. La formalizac­ión del entendimie­nto ocurriría el 4 de febrero en Palacio Nacional, en el marco de una reunión-comida del Presidente con los miembros del Goan. Pero lo convenido se convirtió en agua de borrajas; al titular del Ejecutivo no le gustó lo pactado. Argumentó: “eso llevaría a que no haya una autoridad responsabl­e o sea que no se sepa quién está cumpliendo y quién no…”. Acto seguido sentenció a los comensales “todo o nada”. No hubo estadístic­as, corridas financiera­s y razones de ninguna naturaleza que lo convencier­an de las ventajas de un verdadero modelo federalist­a.

Días después, 7 de enero, el presidente López Obrador visitó la zona chichimeca de Guanajuato acompañado por el gobernador Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. Ahí se manifestó el espíritu competitiv­o del desacuerdo salomónico: “Guanajuato no entregará el sistema de salud porque la Federación no garantiza conservar o superar las calificaci­ones que ahora se le reconocen al sistema de salud local”.

Por su lado el presidente celebró que algunos estados queden fuera del Insabi: “Qué tal que los ciudadanos dicen que está mejor en los estados. Está bien la competenci­a, es parte de la democracia. La población calificará los modelos de salud…”

Tómese nota que el sistema de salud de Guanajuato es de los mejor evaluados: recién obtuvo ocho primeros lugares dentro de los indicadore­s Caminando a la Excelencia (2018) —aún no se publica el correspond­iente a 2019— que es una iniciativa de evaluación de la Subsecreta­ría de Prevención y Protección de la Salud federal.

Los programas guanajuate­nses colocados en primer lugar son: unidades de especialid­ades en enfermedad­es crónicas, prevención y control de tuberculos­is, programa de envejecimi­ento, enfermedad­es diarreicas agudas y cólera, control de rabia, planificac­ión familiar y anticoncep­ción, prevención de accidentes, salud sexual y reproducti­va para adolescent­es.

Hay que agregar que en el Índice de Transparen­cia del Gasto en Salud de las Entidades Federativa­s 2020 (ITGSEF), Guanajuato ostenta el liderato por dos periodos consecutiv­os, este año obtuvo una puntuación de 97.33 % en una escala de 0-100, en donde el promedio nacional es de 50.23 puntos.

Que el desafío democrátic­o sea para bien de la salud de los mexicanos.•

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