El Universal

Bukele “va a salir mal, en caída libre”: expertos

Advierten que el presidente de El Salvador “podría ser el último mesías que gobierna” el país, luego de que el pasado domingo irrumpiera con el ejército en el Congreso y alertan que “no le temblará el pulso para tomar la Asamblea”

- JOSÉ MELÉNDEZ Correspons­al

ESan José. l presidente de El Salvador, Nayib Bukele, reactivó un viejo cóctel en la política salvadoreñ­a con una sencilla y explosiva ecuación: Dios, armas, militares, policías y populismo.

Sostenido por fuerzas castrenses y policiales, y en una secuencia que rememoró los golpes de Estado dirigidos por generales, coroneles y oligarquía­s en los siglos XIX y XX en América Latina y el Caribe y la intimidaci­ón que, con bayonetas, escuadrone­s extremista­s con repudio al comunismo ateo impusieron por décadas en El Salvador, el mandatario tomó la tarde del domingo anterior la Asamblea Legislativ­a de su país.

“Esto fue un anuncio de por dónde va a ir la gestión de Bukele”, que inició el 1 de junio de 2019 y concluirá el 1 de junio de 2024, alegó el abogado y politólogo salvadoreñ­o Benjamín Cuéllar, dirigente de Víctimas Demandante­s (VIDAS), colectivo (no estatal) de San Salvador de defensa de derechos humanos.

“Bukele no tiene formación política. Se mueve y se emociona con Twitter. Al final de su gobierno va a salir mal, en caída libre, por prometer tanto e incumplir. El que más promete es el que menos cumple. Podría ser el último mesías que gobierna El Salvador”, dijo Cuéllar a EL UNIVERSAL.

A sus anchas, y con el Congreso ocupado por tropas fuertement­e armadas y a sus órdenes, Bukele se acomodó en una silla que no le pertenece y que preside el pleno Legislativ­o. Sin inmutarse, bebió agua de una botella de plástico, encendió un micrófono e inició una sesión parlamenta­ria al amparo de una convocator­ia que envió el 6 de este mes a la Asamblea para reunirse el 9 a tratar asuntos de interés nacional.

Al aducir que los legislador­es ausentes cayeron en desacato constituci­onal, precisó que las decisiones que “vamos a tomar ahora las vamos a poner en manos de Dios”.

Bukele apagó el micrófono y empezó a orar en el estrado. Casi dos minutos después miró hacia arriba y, sorpresiva­mente, se levantó de la silla, se retiró del recinto flanqueado por militares y policías y salió del edificio legislativ­o. Ahí se reinstaló en su podio presidenci­al, desde el que, antes de entrar esa tarde a la sede parlamenta­ria, lanzó una primera arenga encendida a una enardecida multitud molesta con los 84 diputados por negarse a aceptar un préstamo.

De regreso, ahí contó a su exaltado auditorio que conversó… con Dios. “Yo le pregunté a Dios y Dios me dijo: ‘Paciencia, paciencia, paciencia, paciencia’”, narró el gobernante, con fama de actuar al filo de las orillas institucio­nales para imponer su voluntad ante cualquier rival o circunstan­cia.

La impaciente muchedumbr­e reaccionó inquieta cuando Bukele le comunicó que, por consejo de Dios, optó por conceder una semana a los 84 para aprobar un empréstito de 109 millones de dólares para reforzar la labor militar y policial contra la delincuenc­ia, en un país ensangrent­ado por casi 30 años de violencia imparable e insegurida­d incesante.

La sacudida dominical—cerrada con ultimátum y amenaza de disolver la Asamblea si el préstamo sigue entrabado— marcó un hecho sin precedente­s en el orden constituci­onal postconfli­cto bélico de un país que, como joven y atribulada democracia tras una guerra civil de 1980 a 1992, marcó un signo de inestabili­dad y con desenlace imprevisib­le. Al pactar la paz hace 28 años, el pueblo salvadoreñ­o pagó una factura de unos 80 mil muertos y desapareci­dos en la contienda armada.

El Salvador “aguantó balas y bombas por años, pero no pudo con siete meses” de Bukele, reprochó el analista político salvadoreñ­o Rafael Palomo. “Es momento” de que “los diputados pongan en su lugar al megalómano, para que no vuelva a militariza­r” la Asamblea ni se siente “a presidir el pleno mientras levanta falsas plegarias, como todo un fariseo”, subrayó.

Bukele “dejó un mensaje clarísimo” de que, si los diputados se le resisten, “no le temblará el pulso para tomarse la Asamblea”, alertó. “Intento de golpe de Estado”, acusó el lunes el opositor Mario Ponce, presidente de la Asamblea.

Repudiado dentro y fuera de El Salvador por su acción del domingo, Bukele rechazó y ridiculizó los ataques en su contra, pero se replegó el lunes y aceptó acatar una orden de la Sala de lo Constituci­onal que ese día le prohibió usar militares y policías para intimidar a sus opositores. Aunque “no compartamo­s” el fallo, “acataremos”, admitió.•

“[Nayib] Bukele no tiene formación política. Se mueve y se emociona con Twitter (...) El que más promete es el que menos cumple” BENJAMÍN CUÉLLAR Dirigente de Víctimas Demandante­s

“[El Salvador] aguantó balas y bombas por años, pero no pudo con siete meses [de Nayib Bukele]” RAFAEL PALOMO Analista político salvadoreñ­o

 ??  ?? Estudiante­s de la Universida­d de El Salvador se manifestar­on ayer, luego de que el domingo el presidente Nayib Bukele ingresara con el ejército al Congreso.
Estudiante­s de la Universida­d de El Salvador se manifestar­on ayer, luego de que el domingo el presidente Nayib Bukele ingresara con el ejército al Congreso.

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