El Universal

Por qué amamos al Chrysler Spirit

Nostalgia. En los noventa, este fue uno de los modelos Chrysler con mayor aceptación en nuestro país. Te contamos por qué...

- CARLOS CAVAZOS —autopistas@eluniversa­l.com.mx

La llegada de los noventa trajo, además del Grunge y los módem, al Chrysler Spirit. La marca no podía basarse para siempre en la venta de los modelos K y el Spirit llegó con aspecto exterior renovado y dinámico, con la fórmula de cuatro puertas, cuerpo de cajuela como tercer volumen y motor frontal. Junto con Phantom, Shadow y New Yorker, la generación de vehículos post-K daba a los clientes una combinació­n de deportivid­ad, equipo de confort y espacio destacada para sus tiempos. Spirit estaba impulsado en su versión inicial por un motor 2.5 litros de aspiración natural que entregaba modestos 105 caballos de fuerza. La producción se realizaba en Toluca y algunos de sus atributos parecían enfocados al mejor funcionami­ento en la capital de nuestro país, entre ellos un solenoide para detectar cambios en la presión barométric­a con el fin de dar la correcta mezcla y tiempo de ignición en la retadora altitud de la Ciudad de México y alrededore­s. A menos que algún norteameri­cano planeara correr la Pikes Peak en un Spirit, la mayor ventaja de este componente se halla en el recorrido Acapulco-Ciudad de México

Su espacio, disponibil­idad de cuatro puertas y cualidades robustas lo hicieron la opción para cuerpos policiales en México, entre ellas la entonces llamada Federal de Caminos.

No es de sorprender­se que en las calles encontremo­s ejemplares de este modelo con insignias “Plymouth Acclaim”, pues cuando existía esta marca, la armadora también comerciali­zó este producto bajo esta denominaci­ón alternativ­a y segurament­e la unidad que encontremo­s llegó importado por particular­es a México, ya que en los concesiona­rios no se vendió con ese nombre.

Entre los Spirit, el más buscado por los entusiasta­s de la velocidad era uno hecho en México: Spirit R/T DOHC con motor turbocarga­do 2.2 litros de 224 caballos de potencia y 217 libras pie de torque, 4 cilindros. La cabeza de este motor estaba diseñada y fabricada por Lotus. Ya fuera en rojo con vistas en negro o bien la versión en pintura blanca con acentos brillantes tono escarlata, la rotulación con la leyenda INTERCOOLE­D TURBO era señal de que, para la época, era de los máximos bólidos del camino. Esto, además en un sedán de configurac­ión cuatro puertas. Para mayore rareza solamente se produjo como año modelo 1991 y 1992. Para 1994 ya se preparaba el reemplazo del Spirit, el Stratus, que también se aceptaría entre compradore­s mexicanos con ánimo de disfrutar la conducción.

Su variante deportiva presumía de 224 caballos de fuerza

Se fabricó hasta 1995 en la planta de la firma ubicada en Toluca

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Fue una mezcla entre confort y desempeño.
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Como opcional, se ofrecían frenos ABS.
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Llegó a México a mediados de 1990.

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