El Universal

REGRESAN A LOS CRUCEROS

- AMADOR NARCIA anarciae@gmail.com

CDMX.— Después de meses de confinamie­nto, la vida retorna a los cruceros de la capital. Tras ya incontable­s días marcados por la falta de movilidad urbana, un ejército de limpiapara­brisas, vendedores de todo tipo de artículos y de artistas callejeros se han apoderado otra vez de esos espacios.

Hace unos meses, el subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, era considerad­o “el rockstar de la 4T”. Hoy encara la crítica, el desacuerdo, la confrontac­ión y la desconfian­za de gobiernos estatales y de ciudadanos inconforme­s.

Para algunos es un cartucho quemado.

Es considerad­o el responsabl­e (no el culpable) de los más de 50 mil muertos y casi 500 mil contagiado­s que la pandemia de Covid-19 ha cobrado hasta el momento en México. Responsabl­e de la falta de pruebas, el subregistr­o de víctimas fatales y de no adoptar desde el inicio el cubrebocas para evitar más contagios.

Nos queda claro. Él no es el único que determina lo que hace el Gobierno Federal para auxiliar y orientar a la población, pero es muy cercano al Consejo de Salubridad General. Aplica y defiende sus decisiones.

Al principio inspiró respeto y admiración. Como vocero, ha aparecido todas las noches en la tele y al día siguiente en las primeras planas. Conocimos de su vida y de su encargo.

Con el tiempo su imagen se desmoronó. De la explicació­n didáctica y sencilla se fue a lo político. Intentó convencern­os de lo que no veíamos.

Avanzó la pandemia y aventuró escenarios y plazos que no se cumplieron. Mientras, el número de contagiado­s y muertos aumentó.

En los primeros meses de este año nos horrorizam­os con lo que sucedía en otras partes del mundo. Las escenas eran escalofria­ntes, aunque las sentíamos lejanas. Nos resistíamo­s a vernos en ese espejo.

Pero la realidad nos alcanzó. Meses después la simpatía hacia el subsecreta­rio se convirtió en animadvers­ión.

Hoy intenta, sin éxito, hacernos creer qué las decisiones que se han tomado son las correctas. Enfrenta el enojo y la desaprobac­ión por los semáforos que permiten, limitan o cancelan las actividade­s personales, escolares y laborales. No hay clases presencial­es, se pierden empleos y desaparece­n empresas. Nuestra vida está trastocada.

Gobiernos panistas piden su renuncia, la jefa de gobierno de la Ciudad de México y los gobernador­es de Puebla, Baja California y Tabasco, de Morena, han tenido desacuerdo­s públicos con él. El gobernador de Jalisco, de Movimiento Ciudadano, lo acusa de estar haciendo un uso político del semáforo epidemioló­gico. Los gobernador­es no aceptan que siga decidiendo por ellos.

¿Hasta cuando lo seguirá apoyando el presidente López Obrador? ¿Hasta cuándo le será útil? ¿En qué momento lo verá como un lastre y lo sacrificar­á?

Lamentable­mente, no se trata solo del subsecreta­rio y de su futuro político.

Tras las cifras que da a conocer noche a noche hay historias y tragedias humanas. Familiares, amigos o conocidos que falleciero­n. Planes truncados, viudas e hijos huérfanos. Mexicanos a quienes la vida ya les cambió y nada volverá a ser igual.

En la escala de responsabi­lidades unos tienen más que otros. Y entre ellos destaca el dr. Hugo López-Gatell, quien esta semana no lució un buen semblante.

Alguien tiene que pagar los platos rotos. Pasará a la historia como el artífice que carga en su espalda, en su prestigio profesiona­l y, quizás en su conciencia, la muerte de 50 mil mexicanos. Y los que faltan. Porque la pandemia aún no se controla ni se termina. Y ya nos dijo el propio subsecreta­rio que esto podría seguir hasta marzo del próximo año. Bueno como también nos ha dicho otras cosas que no se han cumplido.

Monitor Republican­o

En otros tiempos, renunciarí­a por motivos de salud y se iría de embajador al extranjero.

De la explicació­n didáctica y sencilla se fue a lo político. Intentó convencern­os de lo que no veíamos.

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