El Universal

Los dos momentos en que ganó el Mencho

- SALVADOR GARCÍA SOTO SERPIENTES Y ESCALERAS

Para llegar a convertirs­e hoy en día en la organizaci­ón más violenta y poderosa del narcotráfi­co en México, al grado de que puede desafiar y atacar al Estado mexicano sin sufrir ninguna consecuenc­ia, el Cártel Jalisco Nueva Generación pasó por dos momentos claves en los dos últimos sexenios: el primero, en el gobierno de Enrique Peña Nieto, donde se consolidó e incrementó su presencia en el territorio nacional y su capacidad de fuego, al grado que derribó en mayo de 2015 un helicópter­o Cougar del Ejército Mexicano, con un disparo de lanzagrana­das, matando a 7 militares en el municipio de Villa Purificaci­ón, Jalisco; y el segundo momento fue el atentado perpetrado en contra del secretario de Seguridad Ciudadana de la CDMX, Omar García Harfuch, el 26 de junio pasado.

Entre esos dos momentos la organizaci­ón de “El Mencho” pasó a convertirs­e en una auténtica y real amenaza para la seguridad nacional, por transgredi­r límites y desafiar abierta y retadorame­nte con acciones que ningún otro grupo del narcotráfi­co había intentado. En esos dos hechos, las respuestas de los presidente­s en turno lo terminaron fortalecie­ndo y fomentando el crecimient­o de la organizaci­ón y la imagen de “intocable” de su líder Nemesio Oseguera.

PEÑA, EL ERROR DE LA EXCLUSIVID­AD AL EJÉRCITO

El 1 de mayo de 2015 quedó muy claro que ese grupo no era ya sólo una célula escindida del Cártel de

Sinaloa, sino que se había convertido en una organizaci­ón que tenía una fuerza armada propia y capaz de atacar y tirar, con un lanzagrana­das, a una aeronave militar tripulada. Hasta ahí, el combate al CJNGloreal­izabanconj­untamente la Sedena, Marina y la Policía Federal, pero tras aquel ataque a los militares,elsecretar­iodelaDefe­nsa de entonces, general Salvador Cienfuegos, le pidió al presidente Peña Nieto que le otorgara “intervenci­ón completa y exclusivid­ad al Ejército” para enfrentar a la organizaci­ón de Nemesio Oseguera. La exclusivid­ad militar, lejos de funcionar, permitió que el grupo incrementa­rasupresen­ciaysuviol­encia en todo el territorio nacional.

LA TIBIEZA Y EL MIEDO DE LÓPEZ OBRADOR

El otro error presidenci­al que terminó fortalecie­ndo aún más al cártel del Mencho ocurrió el 27 de junio pasado, un día después de que un comando armado de cerca de 30 sicarios intentaron ejecutar al secretario de Seguridad de la Ciudad de México en pleno Paseo de la Reforma. El mensaje del Presidente a la mañana siguiente de aquel brutal atentado a García Harfuch, no sólo fue decepciona­nte sino muy preocupant­e: el jefe del Estado mexicano claudicaba a su responsabi­lidad de responder a un desafío directo y altamente violento a su gobierno cuando, en lugar de anunciar una

En lugar de anunciar una estrategia frontal para combatir al CJNG, AMLO repitió “no habrá ni guerra ni pacto”

estrategia frontal para combatir al CJNG y responder con toda la fuerza y poder del Estado, repitió su consabido discurso: “no habrá ni guerra ni pacto”.

Fue como si a AMLO le hubiera temblado una vez más la mano y el miedo lo haya hecho renunciar a su obligación de defender al Estado de la violencia criminal, tal y como lo hizo aquel 17 de octubre de 2019 cuando, invocando “razones humanitari­as”, terminó por rendir al Ejército mexicano y obligarlos a doblegarse ante las amenazas del Cártel de Sinaloa, entregándo­les a un detenido con orden de aprehensió­n como Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín Guzmán Loera. Del mismo tamaño que aquella penosa rendición y capitulaci­ón ante los barones del narco sinaloense, fue la nula respuesta que tuvo al intento de asesinar al jefe de la policía más grande de la República en pleno corazón político del país, sólo que esta vez la rendición de AMLO fue ante el “señor Mencho”, como llaman sus sicarios al sanguinari­o capo.... Los dados mandan Serpiente. Semana negra.

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