Entre gritos y trucos, vida retorna a cruceros viales
Limpiaparabrisas, vendedores y artistas urbanos retoman otra vez espacios que quedaron desocupados debido a la pandemia del Covid-19
“Un pesito, un pesito”, “A la vuelta, jefe”, “Aguaaaa, cigarros”, “Cubrebocas a diezzzz”. Después de meses de confinamiento, la vida retorna a los cruceros de la ciudad. Tras ya incontables días marcados por la falta de movilidad urbana, un ejército de limpiaparabrisas, vendedores de todo tipo de artículos y de artistas callejeros se han apoderado otra vez de esos espacios.
Entre la venta, los trucos y los servicios exprés de lavado de parabrisas y medallones se normaliza el ajetreo entre los que piden unas monedas para llevar a casa y los automovilistas que con señas, a veces con rostros enojados, los rechazan.
A los cruceros también han llegado trabajadores nuevos; personas que antes de la pandemia se dedicaban al estudio y otras actividades, pero que se han visto forzados a ocupar ahora un espacio en las calles para sobrevivir ante la falta de ingreso o la necesidad de ayudar con el gasto en el hogar.
Es el cruce de Canal de Churubusco y la Calzada Ignacio Zaragoza en la colonia Agrícola Oriental, aquí, después de casi cuatro meses de contingencia por Covid-19, este lugar vial vuelve a retomar vida.
Óscar David es un limpiaparabrisas que desde que comenzó la contingencia empezó a trabajar en este cruce. “Empecé a venir aquí desde que comenzó la contingencia, terminé la preparatoria y al no encontrar otro trabajo, pues lo vi como una opción. Con lo que saco ayudo a mi mamá”.
Al igual que él, Karla, quien vende cubrebocas y caretas, de cidió venir a trabajar en este cruce después de la que despidieran de su trabajo de animadora. “Cuando empezó la pandemia me quedé sin trabajo, entonces se abrió la opción de trabajar aquí vendiendo caretas y decidí arriesgarme, soy madre de tres hijos, así que no podía parar de trabajar”.
Karla sabe de los riesgos que corre en este lugar, pero ante la escasez de empleo decidió vender caretas, “he buscado empleo, pero no hay trabajo ahorita, por eso sigo trabajando aquí, es difícil por los riesgos y las condiciones como el Sol o la lluvia —muestra los estragos del calor en sus manos— pero tengo que mantener a mis hijas”.
Igual que ellos, en la avenida Morelos y la calle Francisco Iglesias, en la colonia Jardín Balbuena, se encuentra Paulo Santos y Brandon, bailarines de break dance profesionales, quienes desde que comenzó la pandemia no dejaron de trabajar en algunos cruces de la ciudad.
“No dudo que exista el virus y que haya muertos, pero tengo que comer, yo no robo, no secuestro. Yo tengo una hija de 16 años, quien está en el Poli y quiero darle lo mejor y sólo lo hago traficando cultura y deporte”.
Paulo Santos indica que pese a que cerraron avenidas y espacios en el centro de la Ciudad de México, en los lugares que trabaja el flujo de personas seguía igual.
“Sólo cerraron lugares en el Centro, aquí en los lugares del barrio no dejó de pasar gente y ni cambió en flujo de automóviles, mira el mexicano donde lo pongas y contra lo que le pongas la va a armar, va a trabajar. El virus no nos detendrá”, agrega Paulo Santos.
KARLA Vendedora de cubrebocas “Cuando empezó la pandemia me quedé sin trabajo, entonces se abrió la opción de trabajar aquí vendiendo caretas y decidí arriesgarme”
ÓSCAR DAVID Limpiaparabrisas "Yo empecé a venir aquí desde que comenzó la contingencia, terminé la preparatoria y al no encontrar otro trabajo, pues lo vi como una opción”