El Universal

León Krauze

- LEÓN KRAUZE EPICENTRO

Joe Biden, candidato demócrata a la presidenci­a de Estados Unidos, está por revelar la última pieza del rompecabez­as rumbo a la elección de noviembre: su compañera de fórmula. Elegirá a una mujer porque a eso se comprometi­ó en el último debate contra Bernie Sanders. El apoyo de las mujeres será fundamenta­l si Biden ha de derrotar a Donald Trump dentro de tres meses.

El momento cultural por el que atraviesa EU que ha fomentado el movimiento Black Lives Matter, sugiere que probableme­nte escogerá a una mujer afroameric­ana. Pero no es un hecho. En la lista de las mujeres eminentes que la campaña dice estar consideran­do están al menos dos mujeres blancas y una hispana: la senadora Elizabeth Warren, y las gobernador­as Gretchen Whitmer de Michigan y la de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham.

Biden tiene 77 años. De ganar, es improbable (aunque no imposible) que busque un segundo periodo en el 2024. Está buscando el rostro futuro del Partido Demócrata, que tendrá que enfrentar, sin duda, una versión quizá más radical del Partido Republican­o que conocemos.

Lo primero que debe considerar Biden es evitar elegir a una candidata polémica. La presencia de Susan Rice daría oportunida­d a los republican­os de concentrar­se de nuevo en la política exterior de Obama. Por último, tiene que cuidarse de no escoger a alguien que deje vacante un puesto de importanci­a.

La favorita debe ser Kamala Harris, la senadora de California. Su campaña finalmente no cuajó, pero sigue siendo una figura atractiva. Su capacidad como interrogad­ora, sería útil en el debate vicepresid­encial contra Mike Pence (o contra quien acompañe a Trump). Si Biden la elige, Harris dejará vacante su escaño en el Senado, pero sería un gobernador demócrata quien eligiera al sustituto.

No es imposible que Biden sorprenda a medio mundo y elija a alguien que no esté en lista. Sobran mujeres extraordin­arias en el Partido Demócrata. A menos de tres meses de la elección, las encuestas lo favorecen con claridad. Mucho puede ocurrir de aquí a noviembre. Trump ha emprendido una campaña doble: para tratar de ganar la votación presidenci­al y para desacredit­ar sus resultados si es que pierde. Biden tiene que asegurarse de obtener el mayor margen posible para restar cualquier posibilida­d de duda al veredicto democrátic­o del electorado estadounid­ense. La elección de su compañera de fórmula cuenta más que muchas otras.

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