El Universal

Así se divertían los ricos del Porfiriato

En los tívolis o bellos jardines las personas con más recursos de la capital celebraban bodas, presentaci­ones de políticos, comían, bailaban u observaban el vuelo de un globo aerostátic­o

- CARLOS VILLASANA Y RUTH GÓMEZ

En la Ciudad de México, durante el siglo XIX y principios del XX existieron los tívolis, jardines amplios y bellos de origen italiano que podemos ver hasta la fecha en algunas partes del mundo.

Poco a poco, la popularida­d de estos sitios creció y tuvieron sus días de gloria en el Porfiriato.

Había entre cinco y seis tívolis en la capital, pero en textos de la época predominab­an el Petit Versailles, el Ferrocarri­l, el Elíseo y el San Cosme. Todos fueron demolidos en su totalidad.

En el libro México Pintoresco se narra que en el Tívoli de San Cosme se llevaban a cabo diversos eventos, por ejemplo, bodas de “los pudientes”, cumpleaños, fiestas cívicas y reuniones de partidos políticos.

Los platillos eran descritos como “suculentos” y cuando había algún evento, el ruido de las copas siempre era acompañado por vítores, risas o música.

Asimismo, se documenta que antes de 1850 no existía ningún tívoli en la ciudad, con ellos llegaron platillos y costumbres francesas a la gastronomí­a mexicana, como sopas con caldo, mantequill­a, rabanitos, o las ensaladas preparadas:

“Ni la tortilla o el clásico mole, platillos que se consideran desterrado­s por la civilizaci­ón francesa, que admite como buenos los hongos los guisados en conserva y las carnes”.

En una crónica de 1938, Nick Carter dijo para este diario que el Tívoli del Elíseo desapareci­ó porque ya no era concurrido, sus dueños ya no invirtiero­n en él y que lo vendieron como terreno.

Dos de las celebracio­nes más emblemátic­as del lugar conmemorab­an la Batalla de Covadonga (originaria de España) y el inicio de la Revolución Francesa.

Ambas eran apoyadas por los ministerio­s de aquellos países en México y eran atendidas por el mismo Porfirio Díaz. Ahí, españoles y franceses se encontraba­n con mexicanos.

La fiesta española empezaba con una misa en la iglesia de Santo Domingo —en el Centro Histórico— y de ahí se trasladaba hacia el tívoli, donde ya retumbaba la música española seguida por los movimiento­s de los bailarines con trajes típicos. Carter menciona que el “¡Olé!” era un grito frecuente y todo estaba “acompañado con panderetas y sorbos de sidra o copas de manzanilla”.

En tanto, en la francesa era común abrir botellas de champán, “surgían en la memoria de todos la hecatombe sublime de la Bastilla, mientras ya en la penumbra, se veía levantada la guillotina que habría de cercenar la cabeza de María Antonieta”.

Un hecho histórico que pasó en este tívoli fue la Convención Antirreele­ccionista en la que resultaron como candidatos a la Presidenci­a de la República Francisco I. Madero y Francisco Vázquez Gómez. Pese a todo, cayó en desuso y fue demolido en 1936.

Aunque no se tienen los registros exactos de cuándo desapareci­eron los otros tívolis capitalino­s, el investigad­or Giorgio De’Angeli los calificó como uno de los sitios donde se empezó a compartir la gastronomí­a mexicana en el exterior.

El experto explica que así como en esos sitios se servían platillos franceses o españoles en diversas fiestas, también permitiero­n que viajeros probaran la comida mexicana, con lo que se favoreció la difusión de los sabores de México en el mundo.

 ??  ?? “La Ola”, un juego porfiriano muy popular que estaba al interior del Tívoli del Elíseo en 1910.
“La Ola”, un juego porfiriano muy popular que estaba al interior del Tívoli del Elíseo en 1910.
 ??  ?? Kermés en el Tívoli del Elíseo, el 14 de julio de 1900.
Kermés en el Tívoli del Elíseo, el 14 de julio de 1900.
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