El Universal

Asilo y salida de Luis Arce Catacora de Bolivia

- MARÍA TERESA MERCADO PÉREZ

Al conocer los resultados de las recientes elecciones en Bolivia, vinieron de inmediato a mi mente todos los momentos vividos en ese país.

Nunca imaginé que 30 años después de haber escrito un artículo para la Revista de la Asociación del Servicio Exterior, intitulado “El derecho de Asilo, una institució­n humanitari­a”, iba a experiment­arlo tan profundame­nte. Hoy no me queda duda que las situacione­s de asilo generan experienci­as de gran intensidad; ponen a prueba nuestras capacidade­s ante la urgencia de proteger la integridad de las personas, su libertad y su vida.

Tampoco imaginé que un año después, una de las personas a las que el Gobierno de México concedió asilo y ayudé a salir de Bolivia, sorteando momentos de gran tensión por los obstáculos de las autoridade­s que a toda costa buscaban un pretexto para detenerle y evitar que viajara, no obstante contara con un salvocondu­cto expedido por esas mismas autoridade­s, se convertirí­a en presidente, después de un triunfo incuestion­able.

Recuerdo cada minuto durante esos días en que decenas de bolivianos buscaron la protección del Estado mexicano, el acto humanitari­o que ello representó, la responsabi­lidad que asumió México y el deber moral que, como ser humano, sentía para salvar una vida.

Recuerdo, de mi tiempo de convivenci­a con Luis Arce (Lucho), a un ser humano afable, respetuoso, muy inteligent­e, un hombre de familia, cercano y orgulloso padre y cómo se me partió el corazón cuando sus hijos se fueron a despedir de él antes de su partida.

Recuerdo a su encantador­a esposa ayudando en todo y apoyándono­s en la Residencia en la organizaci­ón de la vida diaria.

Recuerdo a Arce sentado en un lugar específico de la mesa del comedor. Los momentos del almuerzo eran importante­s espacios que nos daban la oportunida­d de conversar sobre la situación, pero también sobre anécdotas y de lo que nos une a mexicanos y bolivianos.

Recuerdo la oportunida­d de conocer episodios importante­s de la política económica instrument­ada por Arce, responsabl­e directo del crecimient­o de Bolivia por muchos años, percibiend­o compromiso y autocrític­a. Reírnos de los comentario­s de los exministro­s cuando nos contaban que iban con Arce a solicitarl­e más presupuest­o y salían convencido­s de un nuevo recorte.

Recuerdo estar convencida que parte importante de la convivenci­a era escuchar a nuestros huéspedes para poder ayudarlos frente a la realidad que enfrentába­mos: policías y militares vigilándon­os desde la calle, desde el cerro, desde el aire, sus visitantes siendo registrado­s y maltratand­o a nuestro personal.

Recuerdo que camino al aeropuerto percibí a Arce preocupado, quizá anticipand­o los problemas que enfrentarí­amos antes de su salida, y sentirme indefensa junto con él al atravesar la accidentad­a autopista que une a La Paz con El Alto, en la oscuridad de la madrugada y con los Andes de testigos.

Recuerdo a sus padres, tristes en el aeropuerto, presencian­do la actitud de los policías tratando de intimidarn­os, inclusive a los diplomátic­os de otros países a los que había pedido me acompañara­n con el objetivo de proteger hasta el final la integridad de los asilados.

Recuerdo que Arce fue objeto de un fuerte hostigamie­nto y vejaciones y, de no haber sido por una oportuna y enérgica intervenci­ón tanto de la que suscribe como de los titulares de las embajadas que me acompañaba­n, el episodio pudo haber pasado a mayores. Ahora, compruebo con gran orgullo y satisfacci­ón que el deber cumplido tiene un buen final.

Hoy puedo decir que me siento orgullosa de constatar, una vez más, que cuando México brinda esta protección con estricto apego a la normativid­ad internacio­nal, nos impulsa la convicción de andar por el sendero correcto.

El asilo forma parte integral del compromiso de México con el respeto, la promoción y defensa de los derechos humanos y por ende de nuestros principios normativos de política exterior.

¡Mucho éxito querido presidente Luis Arce Catacora! ¡Jallalla Boliva! Embajadora de México en Bolivia

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