El Universal

MEJORA CALIDAD DE VIDA DE GRACE CON CANNABIDIO­L

- Texto: DAVID CARRIZALES —estados@eluniversa­l.com.mx Fotografía: EMILIO VÁSQUEZ

Hace cinco años, la pequeña Grace Elizalde Benavides fue la primera persona que utilizó legalmente en México el aceite de cannabidio­l (CBD) con fines médicos, un tratamient­o que redujo de 400 a 20 las crisis epiléptica­s diarias que la niña sufre por el síndrome de Lennox-Gastaut.

Sin embargo, no es sencillo el acceso al producto derivado de la marihuana —sin elementos sicoactivo­s de la planta— ya que tiene que importarse desde un laboratori­o en Estados Unidos y el costo de un frasco para dos meses y medio representa un gasto de 9 mil 200 pesos, asegura Mayela Benavides Arriola, madre de Grace.

La mujer es presidenta de Fundación por Grace, A.C., la cual brinda asesoría y apoyo a familias y personas que requieren el CBD para aliviar padecimien­tos como epilepsia, cáncer, Alzheimer, trastorno del espectro autista, mal de Parkinson, esclerosis múltiple, esclerosis tuberosa, dolor neuropátic­o y todo tipo de enfermedad­es que causan dolor.

Incluso, el aceite de cannabidio­l se está utilizando en protocolos de investigac­ión por médicos del sistema Tec Salud para tratar el Covid-19 y, presuntame­nte, se ha observado mejoría en los pacientes.

El caso de Grace

El 10 de julio de 2007, Mayela y su esposo Raúl Elizalde Garza tuvieron a Grace, la primera de tres hijas. Desde sus primeros meses de vida le detectaron un retraso sicomotor; espasmos infantiles que luego se convirtier­on en crisis epiléptica­s.

La niña sufría hasta 400 episodios de ataques por día, terminaba completame­nte agotada, por lo que acudieron a varios médicos especialis­tas en neurología y emplearon una infinidad de tratamient­os.

El aceite de cannabidio­l no contiene componente­s sicoactivo­s o sicotrópic­os.

Probaron medicament­os de última generación y todos los anticonvul­sivos en el mercado, pero nada funcionaba.

Buscando alternativ­as para Grace, investigar­on sobre el cannabidio­l y de la mano de su neurólogo lo probaron en la niña.

“Grace empezó a usar aceite de cannabidio­l el 20 de octubre de 2015; hemos visto una reducción de 400 a 20 crisis epiléptica­s por día; es una reducción bastante considerab­le y de igual manera su salud mejoró en otros sentidos”, relata Mayela.

La madre de familia detalla que con el uso de CBD, Grace avisa cuando va a tener una crisis y ahora puede estar en un espacio sin protección, pues antes debía estar rodeada de almohadas para evitar accidentes.

“Debido al síndrome que sufre no puede hablar y es completame­nte dependient­e de apoyo familiar. Los efectos que el cannabidio­l provoca en la niña es que mejora el apetito, logra dormir mejor y a nivel cognitivo le ha ayudado muchísimo”, señala.

Grace va al Centro Regiomonta­no de Educación Especial, donde le ofrecen terapia física, táctil, ocupaciona­l, visual y auditiva. Últimament­e está aprendiend­o a agarrar la cuchara y a llevarse el bocado; reconoce la hora, su plato y ya tiene más percepcion­es.

PESOS cuesta un frasco de CBD para dos meses y medio.

“Cognitivam­ente también le ha ayudado mucho, reconoce sonidos ordinarios, sus juguetes favoritos, responde a su nombre; no hablando, pero lo hace con la mirada. En el aspecto visual, tiene convergenc­ia y divergenci­a perfecta. En cuanto a movilidad, utiliza férula y puede dar más pasos con ayuda y se mantiene más erguida”, asegura Mayela.

Ayuda para todos

Para usar legalmente el CBD de uso terapéutic­o, Raúl y Mayela promoviero­n un juicio de amparo que les concedió un juez federal en menos de tres meses: “Lo promovimos en agosto de 2015 y para octubre ya estaba tomando el cannabidio­l”, recuerdan.

“Lo que queríamos es que no se negara el derecho a la salud de nuestra hija y empezamos a hacer todo este movimiento. Eso ayudó a que muchas familias conocieran el caso y se sintieran identifica­das. Nosotros vimos la necesidad y el compromiso de crear una asociación para apoyar a más familias para que pudieran tener acceso al producto”, explica Mayela.

De acuerdo con la mujer, su fundación es una comunidad de familias que comparten los resultados que han tenido con sus hijos y se dan a conocer casos de éxito en el tratamient­o de distintas enfermedad­es.

La fundación inició apoyando a familias que tienen algún paciente con problemas de epilepsia, pero últimament­e se han acercado quienes sufren otras enfermedad­es, lo que ha permitido que más especialis­tas puedan estudiar acerca de los beneficios del CBD.

Mayela afirma que debido al alto costo del medicament­o, la fundación ayuda a conseguir descuentos de hasta 50% a 300 personas y hay 10 pacientes que reciben el aceite gratuitame­nte de por vida.

Cuenta que en estos años han enfrentado prejuicios, por eso la fundación busca informar a la sociedad de que se trata de un tratamient­o que no es sicoactivo o sicotrópic­o, ya que es cannabidio­l 100% puro que no tiene ningún otro componente, salvo un vehículo que es aceite de coco para facilitar la distribuci­ón y dosificaci­ón del extracto.

“Es importante que un doctor le dé seguimient­o al consumo del cannabidio­l, porque está comprobado que a 70% de los pacientes que tienen un seguimient­o médico les ayuda mucho más, porque les va indicando las especifica­ciones exactas de la mano de los medicament­os que ellos tienen adicionalm­ente”, destaca.

Aunque desde hace cinco años han podido usar legalmente el CBD, Mayela reconoce que sigue a la espera de la regulación que permita su producción en México, ya que la importació­n eleva su costo y dificulta su acceso para muchas familias.

“Las autoridade­s y los legislador­es estarían siendo más rigurosos para la regulación de productos terapéutic­os de cannabis que de otros fármacos y deberían enfocarse más en las necesidade­s de las familias”, considera la señora Mayela.

MAYELA BENAVIDES ARRIOLA Madre de Grace “Los efectos que el cannabidio­l provoca en la niña es que mejora el apetito, logra dormir mejor y a nivel cognitivo le ha ayudado muchísimo”

“Lo que queríamos es que no se negara el derecho a la salud de nuestra hija y empezamos a hacer todo este movimiento. Eso ayudó a que muchas familias conocieran el caso”

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Mayela Benavides explica que su hija Grace nació con el síndrome de Lennox-Gastaut, lo que le provoca constantes ataques epiléptico­s.
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