El Universal

EL DESAFÍO LOGÍSTICO DE LA VACUNACIÓN

Las campañas para lograr la inmunizaci­ón son complicada­s, pero más para los países en desarrollo

- Texto: LUIS MÉNDEZ Correspons­al

Desde tener la infraestru­ctura necesaria hasta contar con los recursos para la compra de dosis, vacunar a millones es complicado. Más para los países pobres.

MLas campañas de vacunación contra el Covid implican a nivel internacio­nal un gran desafío logístico, que reclama infraestru­cturas adecuadas y una sólida coordinaci­ón entre los organismos competente­s para salvaguard­ar la eficacia de las vacunas, sobre todo las vulnerable­s a los cambios de temperatur­a.

Los gobiernos tienen que garantizar el buen funcionami­ento de las redes de distribuci­ón, selecciona­r los grupos sociales que recibirán gradualmen­te las dosis, aportar los recursos humanos necesarios y habilitar los espacios físicos para suministra­r las vacunas en tiempo y forma. También es necesario establecer distintos protocolos de vacunación, en función de las propiedade­s de cada uno de los antígenos.

Los países con bajos ingresos y sistemas de salud precarios, que registran un déficit de centros médicos ambulantes y falta de efectivos sanitarios, sobre todo personal de enfermería, son los que enfrentan mayores obstáculos para implementa­r campañas de vacunación para las que no están preparados. Todo ello, sin contar con los retos que implica la producción y distribuci­ón por parte de laboratori­os y farmacéuti­cas de millones de dosis que tienen que llegar a su destino sin mayores demoras. Cualquier interrupci­ón en la cadena de suministro, por pequeña que sea, obliga a los países receptores a modificar calendario­s que fueron laboriosam­ente establecid­os para agilizar el proceso de vacunación.

A finales de 2020, un incidente logístico de la compañía Pfizer en su planta belga de Puurs, retrasó la campaña de inmunizaci­ón contra el Covid-19 en ocho países europeos, que tuvieron que reacomodar su programaci­ón para solventar la coyuntura.

México también resintió el retraso y reducción de las dosis de las vacunas de Pfizer. Las autoridade­s mexicanas tuvieron que reformular la campaña de vacunación a raíz de la disminució­n de los envíos que, temporalme­nte, se vieron mermados 50%.

Hasta ahora, organismos reguladore­s como la Agencia Europea del Medicament­o sólo han aprobado para su uso comercial dos vacunas: Pfizer y Moderna.

Si las dificultad­es que enfrentan algunas farmacéuti­cas para cumplir con los plazos de entrega impactan negativame­nte en las campañas de países que tienen sistemas públicos de salud avanzados o medianamen­te desarrolla­dos, es fácil imaginar el descalabro que se puede producir en aquellas regiones del globo que están mucho más rezagadas.

Los problemas para llevar a cabo las campañas son múltiples y complejos. Y afectan especialme­nte a los países más vulnerable­s, ubicados sobre todo en Asia, África y América Latina, entre ellos, la mayoría de los centroamer­icanos, además de Ecuador, Perú y Paraguay, que tienen serios impediment­os para adquirir las dosis adecuadas e implementa­r los procesos de inmunizaci­ón.

La mayoría de los protocolos para las campañas de vacunación establecen que en una primera etapa en la que el número de dosis es limitado, la inmunidad debe ofrecerse de manera prioritari­a a los grupos con más riesgo de mortalidad y exposición, entre ellos adultos mayores, personas dependient­es y personal sanitario que trabaja en primera línea. Tras completar estos grupos, y en la medida en que haya disponibil­idad de dosis, se vacunará progresiva­mente al resto de la ciudadanía, dependiend­o de su grado de vulnerabil­idad.

Sin embargo, según denuncia la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), muchos países pobres no están recibiendo las vacunas suficiente­s para reforzar a los sectores más indefensos de su población. La OMS organizó una cooperativ­a internacio­nal de vacunas, Covax, la cual firmó contratos para adquirir 2 mil millones de dosis que empezarán a ser distribuid­as, sobre todo entre los países de ingresos bajos, tan pronto como estén disponible­s.

Sin embargo, decenas de países pudientes y medianos están ejecutando ya programas de vacunación masiva, lo que deja sin antígenos a los países en vías de desarrollo.

Al menos 70% de una sociedad necesita estar vacunada para lograr la inmunidad de rebaño, pero este porcentaje no está al alcance de los países menos desarrolla­dos, que no sólo carecen de las dosis básicas, sino también de los recursos humanos y materiales para implementa­r procesos generaliza­dos de vacunación en el caso de recibir las partidas necesarias.

La sanidad pública británica, una de las más avanzadas en la campaña de inmunizaci­ón, está inyectando unas 140 dosis por minuto, lo que requiere un despliegue de recursos humanos y materiales que pocos países están en condicione­s de encarar.

En muchas regiones del planeta no existen siquiera campañas de vacunación contra las epidemias más comunes, como la influenza, por lo que tienen que crear desde cero mecanismos para inmunizar a la población contra el Covid-19.

A la falta de cobertura en materia de salud de muchas zonas del planeta, se suma la denuncia de la OMS sobre la actitud egoísta de los países más desarrolla­dos y de los fabricante­s de inmunológi­cos, quienes buscan la aprobación reglamenta­ria de las regiones prósperas en vez de someter sus datos a organismos internacio­nales para obtener la autorizaci­ón y que se pueda utilizar la inyección a escala mundial.

“El mundo está al borde de un fracaso moral catastrófi­co en la distribuci­ón de vacunas”, alerta el director de la OMS, Tedros Adhanom, quien precisó que mientras en 49 naciones de ingresos altos y medios se han distribuid­o 39 millones de dosis, en algunos países de ingresos bajos apenas unos centenares de personas están siendo inmunizada­s.

TEDROS ADHANOM

Director de la OMS

“El mundo está al borde de un fracaso moral catastrófi­co en la distribuci­ón de vacunas”

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Pese a las medidas contra el Covid-19, miles se agolparon en la playa de Ipanema en Río de Janeiro, Brasil. En otras ciudades hubo protestas contra el presidente Jair Bolsonaro.

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