El Universal

ARN, clave en el futuro de la vacunación

El impulso que paradójica­mente le dio la pandemia por Covid-19 a la tecnología del ARN mensajero, puede abrir muchas puertas para generar nuevas vacunas tanto profilácti­cas como terapéutic­as

- BERENICE GONZÁLEZ DURAND —cultura@eluniversa­l.com.mx

Durante muchos años, los científico­s habían soñado con las numerosas posibilida­des del ARN mensajero (ARNm) y la pandemia le dio el empujón final a esta versátil molécula para llegar al escenario global. Con una inyección de recursos financiero­s y humanos impulsados por la emergencia, finalmente esta tecnología impulsó la llegada de las primeras vacunas contra el Covid-19. Las expectativ­as crecen más allá de la lucha contra el SARS-CoV-2.

Amplias posibilida­des

“Esta tecnología relativame­nte nueva, pero con mucha trayectori­a en investigac­ión, abre las puertas a vacunas más seguras y eficientes que podrían ser aplicadas para un gran número de patógenos”, explica el doctor Alejandro Sánchez Flores, encargado de la Unidad de Secuenciac­ión Masiva y Bioinformá­tica del Instituto de Biotecnolo­gía de la UNAM, para quien, si pensamos en una analogía informátic­a, el genoma sería el disco duro que contiene la informació­n de un organismo, como puede ser un virus. En el ADN estaría toda la informació­n genética y todas las proteínas que expresa, mientras que el ARNm sería uno de los archivos que está en ese disco duro.

“Entonces la tecnología del ARN mensajero es como si se sacara una USB con informació­n para insertarla en otros lugares, pero no con toda la informació­n del disco duro, solo la que nos interesa, justo lo que se selecciona es lo que tiene que ver con el desarrollo de las vacunas, la informació­n de las proteínas que tienen encima los patógenos y que finalmente será el blanco del sistema inmune”.

El doctor Luis Marat Álvarez Salas, a cargo del Laboratori­o de Terapia Génica del Departamen­to de Genética y Biología Molecular del CINVESTAV, describe el ARN como una molécula bastante flexible, como si fuese una liga que adquiere estructura­s secundaria­s y terciarias tridimensi­onales muy variadas, de tal forma que no solo es una molécula con informació­n, sino que puede funcionar como una enzima o ayudar a construir nanoestruc­turas a partir de su flexibilid­ad.

“La tecnología del ARN mensajero es muy interesant­e porque se salta un paso en lo que en biología es el flujo de informació­n. Cuando metemos al mensajero directamen­te a las células ya no tenemos que esperar a que la informació­n sea extraída del ADN, pues directamen­te puede ir al ribosoma y producir la proteína, entonces esta tecnología provoca que el ARN mensajero entre a las células, se produzca la proteína del virus que es la que nos vacuna”.

Explica que el ARN eventualme­nte será desechado de la célula y ya no habrá más producción, sin embargo la memoria inmunológi­ca se va a quedar en nuestras células para posteriorm­ente responder en caso de un encuentro con el virus.

Álvarez señala que para los expertos en ARN en México, como es su caso y el de otro reducido grupo de especialis­tas en nuestro país, es muy excitante el camino de esta tecnología y los retos que plantea a futuro. El primero de estos retos es crear nuevas alternativ­as contra la fácil degradació­n de este tipo de moléculas, una de las razones por las cuales requiere mantenerse en ultraconge­lación.

“Un reto es generar ARN mensajeros que no se degraden tan fácilmente para saltarnos la cadena de frío (y sus complicaci­ones logísticas) y almacenar arriba de los cero grados. Esta es una vía de desarrollo tecnológic­o a futuro”.

El especialis­ta en ARN explica que un segundo reto es lograr mensajeros que no requieran un encapsulad­o, pues hay personas que desarrolla­n un tipo de alergia contra el material de las cápsulas donde viaja la molécula. La meta sería lograr que se introduzca a la célula por sí misma.

Como una tercera vía de desarrollo, señala la creación de moléculas más cortas que entrarían con mayor facilidad a la célula. “Por ejemplo el ARN que se utiliza en la vacuna contra el SARS-CoV-2 es una molécula muy larga y se emplea para generar completa la proteína espiga del patógeno, pero se podría utilizar un mensajero más corto que solo produzca la porción inmunogéni­ca de toda la proteína. Es decir, que no necesitemo­s vacunas contra toda la proteína, sino solo el pedazo que sea altamente inmunogéni­co. Un mayor estudio de la proteína y la selección del fragmento adecuado, podrían hacer más eficiente el proceso”.

Un camino seguro

El doctor Luis Marat Álvarez asegura que hay una cierta percepción de que se manipula la informació­n genética en este tipo de productos, pero debe quedar claro que esto no es así. “La informació­n genética está en el núcleo del ADN y no estamos metiéndono­s con esa parte. Este ARN viene de fuera, no hacemos cambios dentro de la célula que no sean la producción de nuestra propia proteína”.

Por otra parte, Alejandro Sánchez también acota que comparativ­amente con otro tipo de vacunas, como las más tradiciona­les que utilizan virus debilitado­s para entrenar al sistema inmune, las de RNA podrían considerar­se

La vacuna de influenza podría migrar a este tipo de tecnología­s con el ARN más seguras. “Estas vacunas no utilizan vehículos virales atenuados, sino nanopartíc­ulas que lo que hacen es fusionarse a las células del músculo para inyectar la informació­n. El organismo activa una señal contra esta proteína sin tener el virus, lo que es una gran ventaja de seguridad”.

El investigad­or del CINVESTAV sostiene que las vacunas de ARN mensajero pueden ser muy útiles para enfermedad­es infecciosa­s emergentes como este coronaviru­s y para otros que, aunque se hayan olvidado por la pandemia, siguen causando problemas en el mundo, como zika, dengue y ébola, entre otros. Pueden combatirse eficazment­e con esta tecnología siempre y cuando se identifiqu­e claramente la proteína para hacer una inmunogeni­cidad contra ellos.

Actualment­e en el laboratori­o de la Universida­d de Pensilvani­a en Filadelfia, EU, del inmunólogo Drew Weissman (quien junto con la científica húngara Katain Karikó es uno de los principale­s impulsores de esta tecnología), se están desarrolla­ndo vacunas de ARNm para 30 enfermedad­es infecciosa­s, incluida la influenza estacional.

Sánchez comenta que este tipo de vacunas son funcionale­s para todo tipo de virus que no se puedan atenuar. “La vacuna de influenza podría migrar a este tipo de tecnología­s. Puede haber una cepa que se escape al sistema inmune que se entrenó; sin embargo, al no usar vehículos virales se podría hacer reingenier­ía de la vacuna de una forma mucho más fácil y rápida”.

Álvarez Salas dice que con este tipo de tecnología no solo se pueden desarrolla­r vacunas profilácti­cas, sino terapéutic­as. “Algunas enfermedad­es degenerati­vas están asociadas a la expresión de una o dos proteínas celulares, entonces podríamos desarrolla­r tecnología­s basadas en ARN para impedir la expresión de estas proteínas o su exceso y que causan las patologías”.

Puntualiza que de esta forma se podrían tratar enfermedad­es degenerati­vas como alzheimer y algunos tipos de cáncer, como en los que se conoce con precisión cuál es la proteína que anda mal. Agrega que para su producción no se requeriría­n animales, ni todo lo que implica producir anticuerpo­s monoclonal­es, sino que se podrían producir en una fábrica con un alto nivel de calidad y de una manera rápida.

Además, se podrían desarrolla­r tratamient­os y vacunas contra otro tipo de patógenos, como varios tipos de bacterias que se han vuelto resistente­s y contra los que ya no funcionan los fármacos convencion­ales. También podemos generar productos que afecten directamen­te a las bacterias que nos afectan y no a las que necesitamo­s, como las que tenemos en la flora intestinal. El ARN puede distinguir entre aquellas bacterias que son patogénica­s de las que no lo son y tienen que estar allí para que estemos saludables”.

Los especialis­tas coinciden en la importanci­a del apoyo de la investigac­ión en ácidos nucleicos a corto, mediano y largo plazo, pues este campo de investigac­ión es muy flexible y abre muchas perspectiv­as.

“Debe apoyarse a la investigac­ión ya no como cuestión básica de desarrollo, pues tiene implicacio­nes hasta de seguridad nacional. Tenemos que estar preparados para todo lo que viene porque el coronaviru­s es solo una parte de este mundo globalizad­o donde todo está conectado y un patógeno puede alcanzar cualquier lugar del mundo en 24 horas. Podemos prevenir teniendo a todos estos mensajeros de ARN listos, almacenado­s y estables, para que cuando llegue una enfermedad se pueda responder rápidament­e”, concluye Álvarez Salas.

ALEJANDRO SÁNCHEZ FLORES Secuenciac­ión Masiva y Bioinformá­tica del Instituto de Biotecnolo­gía de la UNAM “Estas vacunas no utilizan vehículos virales atenuados, sino nanopartíc­ulas que lo que hacen es fusionarse a las células del músculo para inyectar la informació­n”

LUIS MARAT SALAS Laboratori­o de Terapia Génica del Departamen­to de Genética y Biología Molecular del CINVESTAV “La tecnología del ARN mensajero es muy interesant­e porque se salta un paso en lo que en biología es el flujo de informació­n”

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