Localía de los Bucs no pesará en el SB
Para el gran juego, sólo habrá aforo del 25% en el estadio de Tampa, por restricción sanitaria
Para Tom Brady, no es más que otro Super Bowl, pero esta vez con el uniforme de los Buccaneers.
Y para su nuevo equipo, una cita inédita como anfitrión, pero sin las ventajas que la condición de local suele ofrecer.
Como punto final de una temporada de la NFL marcada por la improvisación —trastocada, pero que nunca claudicó por la pandemia de coronavirus—, no sorprende que la narrativa tenga más vericuetos.
A raíz de las restricciones imperantes por el Covid-19, el estadio de Tampa Bay apenas permitirá un cuarto de su capacidad cuando los Buccaneers reciban a los Chiefs de Kansas City, el 7 de febrero, en el Super Bowl LV. En las casas de apuestas, los actuales bicampeones de la Conferencia Americana son los favoritos.
A sus 43 años de edad, Brady ensanchará su récord al disputar su décimo Super Bowl. El eterno quarterback buscará ampliar otro récord al conquistar un séptimo título, pero será el primero en su nuevo hogar.
Su contraparte será Patrick Mahomes, la estrella de 25 años de edad de los Chiefs, quien intenta revalidar la corona, algo que ningún otro mariscal de campo ha logrado desde —¿quién más?— Brady, en las ediciones de 2003 y 2004 con los Patriots de Nueva Inglaterra.
El choque será en el estadio Raymond James en Tampa, Florida, donde los Bucs de Brady serán el primer equipo, en 55 años de historia del Super Bowl, que saldrá a jugar en su propio emparrillado.