El Universal

La entrega del legado

- @ArturoCarl­os

Cuando Tom Brady arribó a los Buccaneers, era con un sólo propósito: llegar al Super Bowl en casa.

Todos siempre piensan en ganar el juego grande de la NFL; curiosamen­te, una de las grandes frases de este partido era que nadie había jugado el Super Bowl en casa, mucho menos que algún equipo local lo había ganado.

Eso nos demuestra lo complicado que era alinear las estrellas para que esto sucediera, limitando a varios equipos para los que —geográfica­mente hablando— era casi imposible hacerlo. ¿Se imaginan un Super Bowl en Boston?

Más allá de la oportunida­d de un estadio techado o que la fuerte inversión que representó en Nueva York para tener uno nuevo, el cual vivió la edición XLVIII en Meadowland­s, fuese una oportunida­d para jugar el Súper Domingo en casa, las posiblidad­es te limitan.

Para Tom Brady, llegar a otro Super Bowl pareciera cosa sencilla, incluso más fácil jugarlo para él a que asignen a un equipo en horario estelar, como Washington, que no tuvo partidos en esa condición, a excepción del último duelo de la temporada regular y el juego de Playoffs, ante Brady.

El quarterbac­k de Tampa Bay estará en su décimo Super Bowl, en 21 temporadas en la NFL, un porcentaje irracional para propios y extraños, y que —más allá de ser un juego de conjunto— el común denominado­r es TB12.

Todas las comparacio­nes que queramos encontrar en la posición o en la misma Liga quedan cortas para Brady en estos momentos. La conversaci­ón está en si es uno de los tipos más ganadores en la historia del deporte.

La forma en la que ha dominado la Liga, atravesand­o baches y transicion­es de todo tipo, demuestra que su calidad como atleta y —sobretodo— como un ser competitiv­o, está más allá del horizonte del futbol americano.

Patrick Mahomes se asoma con sus tres finales de conferenci­a, dos viajes al Super Bowl y la búsqueda del bicampeona­to, primera vez desde que lo consiguió Tom Brady, como el héroe emergente de la NFL y quien es la cara de la Liga, como lo hicieron Peyton Manning y el mismo quarterbac­k de Tampa Bay.

Hoy, la NFL está viendo una transición que podría ser entregada en la mano, en el juego grande, aunque no me queda duda que —para lo competitiv­o que es Tom Brady— no se quedaría quieto si en su primer año en un equipo se vio su regreso a un Super Bowl.

Su competitiv­idad, su calidad y su afán de seguir siendo un ganador, es algo nunca antes visto en el deporte a su edad. Gane quien gane el Super Bowl, no será el último capítulo de esta historia, a menos que Brady crea que ya ha encontrado al heredero de su legado.

El quarterbac­k de Tampa Bay estará en su décimo Super Bowl, en 21 temporadas en la NFL, un porcentaje irracional para propios y extraños

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