El Universal

Problemas de salud comunes

Episodios de estrés, dolores de cuello y espalda, ojo seco y vista cansada son solo algunas de las problemáti­cas

- MOISÉS SALCEDO COLLAGE: XÓCHITL DURÁN CONTRERAS generacion­universita­riamx@gmail.com

Alo largo de la carrera hay muchos momentos en los que los nervios, el estrés, los dolores de cabeza o musculares se apoderan de las y los estudiante­s ya sea porque se aproxima un examen importante, porque hay que entregar muchas tareas al final de semestre o por motivos emocionale­s.

Este cúmulo de situacione­s y algunos esfuerzos al estudiar, aunados a las deficienci­as en los hábitos alimentici­os, pueden conducir a diferentes padecimien­tos que en ocasiones llegan a generar otras problemáti­cas como molestias estomacale­s, cambios en la rutina del sueño y hasta temas de salud mental...

“Claro que las molestias gastrointe­stinales, digestivas y urinarias tienen relevancia cuando se estudia una carrera. Y esto, también, tiene mucho que ver con la dieta. Esta puede cambiar repentinam­ente y por completo, pues las y los estudiante­s modifican mucho su estilo de vida al estar en el nivel superior.

“A veces, esto conlleva que se deje de hacer ejercicio y se inicie el consumo de alimentos chatarra o comidas rápidas de bajo valor proteico e insalubres. Además, en el caso de molestias referentes a vías respirator­ias, entra el factor de tener que compartir espacios cerrados y pequeños con grandes grupos de personas, prevalecie­ndo así padecimien­tos como el resfriado común”, dijo Ramón Lozano, académico de la Carrera de Médico Cirujano en la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la Universida­d Nacional Autónoma de México.

VARIABLES EMOCIONALE­S Y SOCIALES

También pueden existir otras razones para que otros tipos de molestias se hagan presentes en los estudiante­s, razones en las que interviene­n elementos como la personalid­ad, la manera de gestionar el trabajo escolar y el tiempo libre o el modo en que se relacionan con otros compañeros en el ambiente escolar, así como la manera en que manejan sus emociones.

“Es común que las y los chicos constantem­ente traten de superarse a sí mismos y a los demás para ser aceptados. En estas etapas hay niveles de insegurida­d muy altos. De tal manera que tener una buena calificaci­ón no solamente significa estar bien con mamá o papá, sino también demostrar que tienen diversas capacidade­s”, comentó Raymundo Calderón, director nacional de Psicología de UVM.

Este tipo de situacione­s también pueden detonar malestares como el ojo seco, dolores lumbares y de cuello al dedicar mucho tiempo al trabajo en la computador­a, por solo mencionar algunos ejemplos comunes.

Al respecto, el académico de la UVM agregó que con frecuencia “pueden generarse niveles altos de presión social al grado que la persona decide dejar de dormir para seguir estudiando u olvidar otros hábitos esenciales como alimentars­e adecuadame­nte o hacer ejercicio.”.

Además, existen otro tipo de situacione­s o decisiones que usualmente los estudiante­s deben afrontar a lo largo de su carrera, e incluso al inicio de ésta. “Dentro de nuestra área, de orientació­n educativa, recibimos casos de jóvenes preocupado­s porque no están seguros de qué van a estudiar o qué carrera van a elegir. Esta es su primera decisión profesiona­l y les genera situacione­s de ansiedad.

“Sucede de manera similar a nivel universida­d: cuando los alumnos se dan cuenta que su carrera no es lo que esperaban, hay momentos de ansiedad al pensar si es correcto quedarse, cambiarse y sobre cómo decirle a los papás, etcétera”, dijo Octavio Campos, orientador de la Coordinaci­ón de Impulso y Vida Estudianti­l de la Universida­d La Salle.

Esto no solo se limita solo a situacione­s estrictame­nte físicas pues, según coinciden los diversos especialis­tas, las relaciones con compañeras y compañeros dentro y fuera de los salones o, incluso ahora que se estudia desde casa, también pueden influir en la aparición de otros padecimien­tos que entran más en el terreno de lo social y lo psicológic­o.

“En estas etapas de la juventud predomina el uso de las emociones como herramient­a de interacció­n con los demás, y esto puede llevarse a los extremos. Por ejemplo, el caso donde un estudiante se siente atraído por una chica o un chico y finalmente este no le hace caso. Esto puede generar que la persona se sienta desanimada y llegue a deprimirse”, agregó Calderón, de la UVM.

MALESTARES RELACIONAD­OS A LA SALUD MENTAL

En noviembre de 2018, una investigac­ión de la Universida­d Nacional Autónoma de México encontró que, del total de los alumnos que ingresaron en ese año a la Unidad Cuajimalpa, el 30.2% presentaba un posible tema de salud mental que podría requerir algún tipo de intervenci­ón. Las problemáti­cas tenían que ver con el déficit de atención e hiperactiv­idad, con casi 15%; depresión, con poco más del 13%; y trastorno de pánico, con casi 6%.

Este es un escenario que frecuentem­ente se observa en el ambiente educativo no solo de nuestro país, pues estadístic­as de institucio­nes en Estados Unidos (de nivel College) arrojan que casi el 27% de estudiante­s fueron diagnostic­ados con ansiedad, mientras que el 37% ha declarado presentar síntomas de depresión ya sea moderada o severa, esto durante el 2019, según datos del sitio de consultorí­a Statista.

Son diversas las razones que pueden llevar a una persona a presentar síntomas de depresión pero, en el ambiente educativo, puede desencaden­arse por la constante exposición a altos niveles de estrés lo cual puede afectar poco a poco al aprovecham­iento de las y los estudiante­s, con la posibilida­d de presentar otro tipo de señales incluso en su comportami­ento cotidiano en casa u otros sitios.

“Alguien sometido mucho tiempo al estrés puede entrar en una situación de depresión, en una etapa donde empiece a sentir que no puede con las tareas ni con nada más y así entrar en el proceso de hipoactivi­dad, es decir, que sus niveles de actividad disminuyen y están más tiempo en sus cuartos o dormidos. Este es un proceso que puede suceder, incluso, de manera inconscien­te”, dijo el representa­nte de la UVM.

También, agregó el especialis­ta, “hemos identifica­do casos de jóvenes que, en temporada de exámenes, por la presión, indican que se sienten muy cansados y se nota que empiezan a salir menos y disminuyen su interacció­n social”.

LA LABOR DE LOS PROFESORES

En la mayoría de los casos, quienes tienen un primer contacto con este tipo de conductas cambiantes que pueden funcionar como señales, son los profesores. Ellos pueden realizar un primer acercamien­to para conocer la situación por la que pasan las o los estudiante­s y así tener los indicadore­s para hacer un reporte que permita acceder a una persona especializ­ada que proporcion­e una guía más precisa y tratar los padecimien­tos, sean físicos o mentales.

Tal como lo menciona Octavio Campos, de La Salle: “los profesores son quienes están en mayor contacto con las y los chicos, y pueden darse cuenta primero de que están, por ejemplo, más retraídos, ausentes o llorosos, por ejemplo. Sin embargo, ahora, en el escenario de educación a distancia, hay situacione­s que funcionan como alerta, como el caso de chicos que participab­an y ahora no lo hacen o quienes encendían sus cámaras y de repente deciden ya no hacerlo. Además, las y los docentes que tienen en sus clases espacios para que sus alumnos se expresen, tienen más afinados estos aspectos de detección. Esto les permite hacer un reporte de manera casi inmediata y, así, averiguar qué es lo que pasa y brindar el acompañami­ento adecuado”.

Al respecto, Raymundo Calderón de la UVM señaló: “las escuelas no somos responsabl­es de la parte de tratamient­o pero lo cierto es que esta condición puede afectar el aprendizaj­e de nuestros alumnos. Por lo tanto, lo que sí debemos hacer como institució­n es buscar alternativ­as que nos permitan detectar y, luego, hacer derivacion­es para que sean atendidos por profesiona­les. De este modo, las y los chicos podrán recuperars­e y seguir con su educación”.

Aunque los expertos señalan que no es responsabi­lidad directa de la institució­n el tratar este tipo de padecimien­tos, coinciden en que, gracias a mecanismos y departamen­tos de ayuda, junto a la oportuna participac­ión de los profesores, se puede dirigir a los alumnos hacia personas especializ­adas para lograr así su bienestar y mejor aprendizaj­e. A continuaci­ón señalamos algunos padecimien­tos comunes.

Los jóvenes deben buscar la ayuda de expertos

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_Fuente: Jhovanni Belmont Sánchez, de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM

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