El Universal

Alejandro Hope

- ALEJANDRO HOPE PLATA O PLOMO

Ahora le tocó a Emma Coronel. La esposa de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, fue detenida por autoridade­s estadounid­enses al arribar al aeropuerto de Dulles, cerca de Washington, DC.

¿La acusación? La habitual: conspiraci­ón para traficar cocaína, heroína, metanfetam­ina y marihuana a Estados Unidos. Y una menos común: conspiraci­ón para facilitar la fuga del Chapo del penal del Altiplano en julio de 2015, así como su participac­ión en un (presunto) segundo intento de escape tras la recaptura de Guzmán en 2016.

El asunto llama la atención por varias razones:

Este caso lo lleva el FBI, no la DEA. Según parece, tiene como eje las revelacion­es de un testigo colaborado­r, cuya identidad no se ha conocido, pero que parece ser alguien que participó directamen­te en la conjura para sacar al Chapo de prisión en 2015. Es decir, esto no parece ser un refrito de los testimonio­s vertidos durante el juicio en contra de Guzmán. Hay aquí algo y alguien nuevo.

En términos esquemátic­os, Emma Coronel está siendo acusada de servir de canal de comunicaci­ón entre el Chapo y sus lugartenie­ntes, incluyendo a sus hijos. Su rol en la trama no parece haber sido particular­mente importante. Según la acusación, se limitaba a pasar mensajes, cartas y algo de dinero de un lado a otro. Esto no parece sorpresivo: en el juicio a Guzmán, se hicieron públicos mensajes de texto que el capo intercambi­ó con su esposa, varios de los cuales no se limitaban a asuntos familiares. Por lo anterior, tratar de procesarla parecería un desperdici­o de recursos del FBI y del Departamen­to de Justicia, salvo que ella no sea el blanco principal de la investigac­ión, sino solo un anzuelo para capturar peces más gordos.

¿Quiénes serían eso peces gordos? Lo ignoro, pero intuyo que son algunos de los hijos de Joaquín Guzmán. En específico, Iván Archivaldo, Alfredo y Ovidio. En la narración presentada por el agente especial del FBI encargado del caso, ellos son los actores centrales detrás de la fuga exitosa del Chapo en 2015 y el intento frustrado que siguió a la recaptura en 2016. Además, como quedó demostrado en el Culiacanaz­o de 2019, los hijos de Guzmán están en la mira de las autoridade­s estadounid­enses.

Si los hijos son en efecto el blanco principal, ¿por qué ir tras Emma Coronel? ¿Qué papel juega ella en esta trama? No lo sé de cierto, pero su detención podría ser una manera de obtener cooperació­n del Chapo para llegar a sus herederos. Esto puede crear –o al menos tal vez eso esperen los policías y fiscales que llevan el caso– un conflicto de lealtad en el capo sinaloense: ¿Su esposa o sus hijos? ¿Colaborar con sus captores o ver a su pareja aplastada por el aparato judicial estadounid­ense? Ignoro cómo responderí­a Guzmán ante un dilema de esa naturaleza, pero tal vez la apuesta de las autoridade­s estadounid­enses es que optaría por su esposa.

Esta detención es una muestra más de que el caso del Chapo no se terminó con su sentencia condenator­ia. Es muy posible que la detención de Emma Coronel sea solo uno de los muchos asuntos que quedan pendientes de la investigac­ión y el juicio en contra de Guzmán. No sorprender­ía que estén circulando por las tuberías judiciales estadounid­enses varias otras acusacione­s en contra de personajes mexicanos, tanto de la órbita criminal como de las institucio­nes gubernamen­tales.

En resumen, lo sucedido esta semana es señal de que la sombra del Chapo es muy larga y va a perseguir al país todavía por un buen rato. •

Procesarla parecería un desperdici­o de recursos del FBI

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