Mario Maldonado
La política presidencial para devolverle a Pemex el monopolio de hidrocarburos busca también reducir los pasivos que arrastra y que la sitúan como la petrolera más endeudada del mundo.
Los próximos anuncios que hará la Secretaría de Hacienda para reducir su carga fiscal en 3.7 mil millones de dólares en 2021 y capitalizarla con otros mil 600 millones van en esa dirección.
Sin embargo, la proyección que tiene Hacienda, la cual fue compartida con esta columna, es que para el final del sexenio Pemex reduzca entre 30 mil y 40 mil millones de dólares su deuda financiera, desde los 110 mil millones que arrastra.
Las condiciones económicas y financieras hacen lucir el cálculo como imposible, o bien como una hazaña de Hacienda.
Arturo Herrera está convencido de que se puede lograr.
En noviembre de 2020, publicamos que en el gobierno federal están desesperados por reducir la deuda de Pemex a como dé lugar en 2021, y así aspirar a recuperar el grado de inversión que perdió en abril pasado.
El principal argumento es que para Hacienda cada vez es más difícil salir a los mercados a refinanciar los pasivos de corto plazo, además, las proyecciones para la producción petrolera y el precio del crudo de 2021 están sobreestimadas.
En octubre, Pemex colocó un bono a cinco años por mil 500 millones de dólares en mercados internacionales a una tasa de 6.9%, casi cuatro veces lo que paga el gobierno mexicano por sus bonos. Fue la tasa más alta a la que colocó papel en los últimos 20 años.
El uso de los remanentes del Banco de México, que en abril deberán entregarse al gobierno, podría ir al pago de la deuda de Pemex, como lo propuso el año pasado el consejero independiente de la petrolera, Juan José Paullada.
Al inicio de la pandemia se calculó que el remanente sería cercano a 500 mil millones de pesos por la depreciación del peso, que llegó a superar las 25 unidades por dólar, pero se recuperó en la segunda mitad de 2020, por lo que el monto disminuiría a 200 mil o 300 mil millones de pesos.
Luego de restar 30% del monto, que se queda en las reservas del banco central, el gobierno podría disponer de cerca de 150 mil millones de pesos que irían al Fondo de Estabilización o al pago de la deuda pública. Convertidos a dólares, el gobierno podría liquidar 7 mil 500 millones de dólares de deuda de Pemex. Si mantiene ese ritmo en los tres años que restan del sexenio, habría saldado cerca de 30 mil millones, como lo prevé el titular de Hacienda.
En una reunión de Consejo el año pasado, Juan José Paullada cuestionó si se ha explorado la opción de que Banxico invierta sus divisas en Pemex, considerando que le pueden generar un rendimiento mayor que otros títulos, “ya que la tasa de interés mexicana está por arriba de la americana”.
“Mi propuesta es, y la sostengo, que se usen los remanentes de operación del Banxico –no las reservas internacionales y menos las divisas– para reducir la deuda de Pemex”, explicó a esta columna.
Los remanentes de operación de Banxico son los recursos que provienen de la revaluación de las reservas internacionales y de ingresos derivados de las diferencias entre los intereses que el banco cobra y paga a intermediarios financieros. Por ley, los remanentes de operación tienen usos determinados; uno de ellos es la reducción de deuda pública. “El documento al que hice referencia establece una forma en que esa operación sea posible, lo que no se detalló públicamente”, agregó el consejero.
Esta medida es adicional y complementaria a otra para que se emitan Petrobonos en México, nominados en dólares, a una tasa menor a la que paga Pemex.
Ya veremos si se logra la hazaña.
El uso de los remanentes del Banco de México, que en abril deberán entregarse, podría ir a la deuda de Pemex