El Universal

Dejan las caravanas y llegan en migración hormiga

Rosaura, originaria de Guatemala, tiene un mes en Tijuana a la espera de poder cruzar hacia Estados Unidos con sus dos hijos

- GABRIELA MARTÍNEZ Correspons­al —estados@eluniversa­l.com.mx

Era de madrugada cuando Rosaura tomó el autobús desde Guatemala. El sol aún no salía, pero ella, protegida por la oscuridad, tomó a sus dos hijos y, juntos, corrieron hacia un camión rumbo al norte. Le dijeron que se fuera en caravana, pero no quiso. Ella necesitaba la garantía de llegar al norte de México y, escondida entre decenas de camiones, casi dos meses después está en Tijuana.

Entre enero y febrero de este año, al menos tres caravanas convocadas en Honduras han partido con la intención de llegar a la frontera norte de México; ninguna ha logrado romper los filtros impuestos en Guatemala, donde, con el argumento de la pandemia, les han cerrado el paso.

Pero no a todos. Rosaura es un ejemplo y no es el único caso.

La Coalición Pro Defensa del Migrante estima que a Baja California llegan entre 10 y 180 migrantes diariament­e para cruzar a Estados Unidos.

Ya no son los miles que venían en las caravanas de 2019, pero el número supera las cifras registrada­s el año pasado.

La historia de su viaje

En noviembre de 2020 recibió la primera llamada de extorsión y amenazas. Era de mañana, recuerda. Apenas empezaba a separar el azúcar, frijol y otros cereales que vendía en su negocio, cuando sonó su celular.

“Hablo porque necesito que pague su colaboraci­ón”, le exigió una voz ronca y desconocid­a desde el otro lado del auricular.

“Todos pagan aquí y si tienes pa’ tu negocito, entonces también tienes pa’ pagar”, le advirtió la voz, recuerda Rosaura.

Entonces vendió lo que pudo y pidió ayuda a su familia.

Entre todos juntaron dinero; ella y sus hijos tomaron lo que pudieron y, así, en un autobús, viajaron con rumbo al norte de México, sin conocer la ruta, pero con la claridad de que debían llegar a la ciudad de Tijuana, a un sitio conocido como Los Encinos.

La promesa de cambio

El coordinado­r de la Coalición Pro Defensa del Migrante, José Moreno Mena, explica que la política del ahora expresiden­te Donald Trump causó que miles de migrantes en proceso de asilo terminaran varados en la frontera, pero que, además, aquellos que vienen en tránsito ni siquiera puedan solicitar el refugio.

Primero, en enero de 2019, el exmandatar­io ordenó la aplicación del programa Protocolo de Protección a Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés), en el que solicitant­es de asilo eran retornados durante meses a México para continuar su proceso legal, pero luego, ante la pandemia, incluso las solicitude­s se suspendier­on.

“Se detuvo todo. [Ha pasado] prácticame­nte más de un año entre una u otra cosa. Ya hay desesperac­ión y la gente hace lo que sea. Ahora hemos visto más cruces de los [migrantes] que tienen mucho tiempo [esperando en Tijuana], pero también de los que apenas vienen llegando. La migración no se ha detenido; ahora están más expuestos”, dice.

El pasado 19 de febrero, el MPP llegó a su fin y ese mismo día un grupo de 25 migrantes fue el primero en cruzar a EU para continuar su proceso de asilo, luego de que la nueva administra­ción federal —bajo el mando del demócrata Joe Biden— diera por terminado el programa de Trump.

La oficial de Informació­n Pública del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en México, Silvia Garduño, explica que alrededor de 26 mil migrantes activos bajo el programa MPP tendrán acceso a este nuevo cambio de política y podrán continuar sus casos sin ser retornados.

Sin embargo, quienes no tienen procesos abiertos deberán esperar en México o en sus países de origen a que las solicitude­s sean reactivada­s.

“Es el inicio del fin… Se trató de un programa del gobierno estadounid­ense que el ACNUR nunca apoyó. A nosotros lo que nos queda es apoyar para que esto sea una realidad. Sabemos que alcanzar a la gente es un gran reto, pero que entre mejor informados estén también ayudará a que su exposición sea menor y no sean víctimas”, indica.

Rosaura será uno de esos casos que deberán esperar.

Hace un par de meses cruzó la frontera en un área conocida como Los Encinos. Cuando lo hizo nunca intentó esconderse, al contrario, buscó a alguna autoridad para entregarse y pedir asilo, pero los oficiales de la Patrulla Fronteriza que la hallaron junto con sus hijos nunca le abrieron un caso bajo el amparo de la ley 045, la cual permite a los oficiales regresar a los migrantes sin recibir la petición de asilo.

Es un retorno exprés, dicen. Ella, asegura, volverá a cruzar.

“Mi mayor ilusión es cruzar [a Estados Unidos], trabajar allá. Trabajar duro para sacar a ellos [sus hijos] adelante. Confío en Dios en que, a lo mejor, sí me van a permitir entrar”, dice.

JOSÉ MORENO MENA Coordinado­r de la Coalición Pro Defensa del Migrante “Hemos visto más cruces de quienes tienen mucho tiempo [esperando en Tijuana]; también de quienes vienen llegando”

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Miles de migrantes en proceso de asilo están varados en la frontera.

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