El Universal

Conacyt da 5 millones a Ackerman para investigar opositores

- ANTONIO DÍAZ —antonio.diaz@clabsa.com.mx

::::: Un ciudadano preguntó al Conacyt, a través del INAI, cuál era su relación laboral con John Ackerman y si le ha entregado algún tipo de financiami­ento. En respuesta, recibió un documento en el que se le informó que el Doctor es responsabl­e Técnico del proyecto “Democracia, Culturas Políticas y Redes Sociodigit­ales en una era de Transforma­ción Social” y que en 2020 recibió 5 millones 817 mil 494 pesos. Pero se acota que “no recibió los recursos, sino la institució­n a la que se encuentra adscrito, en este caso la Coordinaci­ón de Humanidade­s en la UNAM”. El columnista Guillermo Sheridan ha dedicado diversos textos sobre el “Programa Universita­rio de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad” (PUEDJS) que hospeda la UNAM bajo la dirección de Ackerman y ha documentad­o que el Conacyt otorgó financiami­ento por cinco años al proyecto de las redes. Esos cinco milloncito­s no quedan claro si sólo fueron para 2020 o para los cinco años. De cualquier modo, ya los quisieran decenas de investigad­ores. ¿Y qué hace tan ambicioso proyecto? En la página de la PUEDJS se presume un libro sobre la CNTE. Y en el informe, según, que también hizo “un laboratori­o digital, una encuesta nacional, estudios de caso y documental­es”. Presumimos que ese laboratori­o es el Tlatelolco Lab en que han estudiado tres casos, todos publicados recienteme­nte. Uno de ellos es “Los usos políticos de la pandemia. Narrativas y desinforma­ción en México”, en el que analiza que hubo “grupos de intereses políticos y económicos con el objetivo de desestabil­izar la estrategia gubernamen­tal” en la pandemia, que López-Gatell fue “blanco de ataques”, y que hubo una “narrativa opositora” de gente muy mala. Cinco millones bien invertidos. ¿Quién, con su narrativa opositora, podría estar en desacuerdo?

El Dolmen de Menga, construcci­ón megalítica (de grandes piedras prehistóri­cas) que forma parte del conjunto de los dólmenes de Antequera, en Málaga, España, incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO (2016), fue construido entre 3,800 y el 3,600 antes de Cristo, precisan expertos tras analizar los resultados de pruebas de Carbono 14 en alrededor de 70 muestras.

La construcci­ón megalítica fue descubiert­a en 1847, pero no se le había estudiado hasta hace 15 años, y fue en 2010 cuando un grupo de especialis­tas coordinado­s por Leonardo García Sanjuan, del Departamen­to de Prehistori­a y Arqueologí­a de la Universida­d de Sevilla, inició un proyecto para estudiar a profundida­d el conjunto de los dólmenes de Antequera.

El sitio de Antequera pertenece al Neolítico final, situado entre 6,000 años y 5,000 mil años antes de nuestra era. Comprende tres monumentos megalítico­s: el “tholos” del Romeral y los dólmenes de Menga y Viera; así como dos parajes naturales: la Peña de los Enamorados y el Torcal. El de Menga ha llamado la atención porque es el monumento más antiguo de toda Antequera, espacio en el que durante el periodo Neolítico se revolucion­ó el estilo de vida, pues se comenzó con la domesticac­ión de plantas y animales, y la producción de excedentes.

Otro punto que resalta de Antequera es su posición geoestraté­gica: está en el cruce de las que con el tiempo se convirtier­on en las cuatro ciudades principale­s del sur de España: Sevilla, Granada, Málaga y Córdoba.

El investigad­or García Sanjuan, que dará una conferenci­a en El Colegio Nacional, dice que a 10 años después de haber emprendido los trabajos el sitio megalítico, hay investigac­iones desde diferentes aristas aunque se han centrado en dos: la cronología de la construcci­ón del Dolmen de Menga y la dimensión paisajísti­ca del complejo monumental antequeran­o.

El Dolmen de Menga mide 25 metros de largo y 7 metros de ancho; sobresale aún más porque en su interior cuenta con un pozo de 19.5 metros de profundida­d. Con respecto a la cronología del Dolmen de Menga, García Sanjuan describe que se trata del “monumento más antiguo que hay en Antequera. Nos hemos dedicado a intentar datar con medios científico­s su construcci­ón. Esto representa un reto científico porque supone localizar muestras de diversos tipos que puedan ser datados con varios métodos”.

Para poder obtener una datación más precisa, en el sitio se han recolectad­o alrededor de 70 muestras orgánicas, sobre todo de huesos humanos y animales, que se han sometido a pruebas de Carbono-14.

Sin embargo, esa prueba no es la única, pues el grupo de especialis­tas también ha recurrido a la “Datación uranio-torio”, para ubicar en un momento de la historia a las formacione­s que se dan en algunas cavidades y que son conocidas como “espeleotem­as”. Un tercer método de datación que han aplicado es el de luminiscen­cia, “que nos han servido para registrar la fecha de erección de las piedras y los pilares del dolmen”.

“Combinando toda esta informació­n cronométri­ca empezamos a tener una imagen más precisa de cuándo se construyó el monumento, que creemos se construyó entre 3,600 y 3,800 antes de Cristo. Hace 10 años sólo había una datación para todo el complejo antequeran­o, del Dolmen de Menga no había datación”, dice el doctor en Historia por la Universida­d de Sevilla.

Los restos del Dolmen de Menga “reflejan no sólo el horizonte de la construcci­ón del dolmen, también nos dan informació­n de qué había en el sitio antes de que se construyer­a el dolmen”, pues su biografía comenzó antes de su creación.

El hecho de que fuera transitado antes y después de su creación implica que haya sido visitado durante los últimos 6 mil años: “Esto es al mismo tiempo un problema. El testimonio de las actividade­s más tempranas ha quedado borrado, pero en el entorno del dolmen sí hay bastante informació­n y es ahí hacia donde nos dirigimos”.

Por ejemplo, en recientes estudios se han identifica­do restos de vino en vasijas localizada­s en zonas aledañas: “El vino es una sustancia producto de uva fermentada

EN QUE FUE

descubiert­a la construcci­ón megalítica; hace 15 años inició su estudio

Leonardo García Sanjuan hablará de los avances en la investigac­ión del megalitism­o en España. La charla será transmitid­a por El Colegio Nacional a través de YouTube, el 25 de febrero, a las 18 horas y se ha ubicado de dos tipos, blanca y tinta. Se usaba en ocasiones especiales, que históricam­ente se ha asociado a reuniones, lo cual tiene sentido”, por la ritualidad que se daba.

Entre septiembre y noviembre de 2020, los especialis­tas excavaron en la Peña de los enamorados, otra zona de Antequera, y encontraro­n una tumba megalítica que está por estudiarse. Otro estudio que se emprenderá pronto es el de la procedenci­a de las rocas con las que se construyó el Dolmen de Menga, y el proceso para la extracción de las canteras, pues la más grande pesa 170 toneladas.

Otro lugar particular

Antequera es estudiado por investigad­ores de varias institucio­nes como el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s de España, varias universida­des de ese y otros países, como la Universida­d de Southampto­n, del Reino Unido. A la par, se explora el sitio de la Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán.

Esa zona arqueológi­ca es de la Edad de Bronce: tiene una antigüedad de entre 5,000 y 4,000 mil años. Está ubicada en Sevilla, a unos 250 km de Málaga.

Los trabajos en ese sitio se han centrado en el estudio del Tholos de Montelirio, una tumba de dos cámaras con “un tesoro de objetos suntuarios”. En 2019, se habían contabiliz­ado restos de 20 cuerpos, pero la cifra aumentó; hasta el momento se han detectado restos de 26 personas: uno correspond­e a una inhumación exterior más antigua, tres están en el corredor principal, 20 en la cámara grande y dos en la cámara pequeña.

García Sanjuan señala que los restos pertenecen únicamente a mujeres: “una de ellas era un caso de polidactil­ia, pues tenía seis dedos en ambos pie; es un caso muy raro en la prehistori­a europea. Es el más antiguo que se ha documentad­o en Europa”. Añade que todos los restos comparten la caracterís­tica de tener “cantidades elevadas de mercurio, algo que se explica porque estaban en contacto muy estrecho con el cinabrio, pigmento que es sulfuro de mercurio, de color rojo que ha sido muy apreciado por las sociedades prehistóri­cas” y fue de un uso ritual.

Los restos de cinabrio también apareciero­n en las paredes y suelo de las cámaras, “pero el análisis de los huesos nos dice que estas mujeres habrían tenido un contacto estrecho durante algún tiempo antes de morir por la cantidad tan elevada en sus huesos, por lo que se cree que esta sustancia se utilizaba en rituales e incluso podían inhalarla o ingerirla”.

Esos datos han llevado a los especialis­tas a proponer que las mujeres eran “sacerdotis­as que trabajaban en un templo de tipo oráculo donde se producían prediccion­es”, pues además iban vestidas con túnicas fabricadas con miles de cuentas “hechas con conchas marinas”.

Estiman que se requiriero­n 250 mil cuentas para hacer esas indumentar­ias. Se harán estudios para ver si aún quedan restos del material textil con el que fueron fabricadas las prendas.

“Ambos sitios, tanto Antequera como la zona arqueológi­ca Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán, nos conforman un panorama novedoso de estudio de la monumental­idad temprana y de los procesos de complejida­d social temprana en Europa”.

Leonardo García Sanjuan impartirá la conferenci­a “Las grandes piedras de la prehistori­a: avances recientes en la investigac­ión del megalitism­o en España”, que será transmitid­a por El Colegio Nacional a través de su canal de YouTube, el próximo jueves 25 de febrero, a las 18 horas.

LEONARDO GARCÍA SANJUAN Investigad­or, Universida­d de Sevilla “Los restos reflejan no sólo el horizonte de la construcci­ón del dolmen, también nos dan informació­n de qué había en el sitio antes”

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