Poco confiables, los órganos electorales estatales
El respeto a la voluntad popular expresada por los ciudadanos en las urnas se ve rebasado cuando, de forma por demás inductiva, las autoridades electorales estatales, que tienen como obligación garantizar el acto democrático, sucumben ante el poder gubernamental y los compromisos del orden político que los motivan a actuar al margen de la legalidad y a responder a los intereses de un grupo político o de quien eventualmente los colocó en esa encomienda.
Muchos de los órganos estatales electorales se han corrompido de forma evidente y, simple y de manera llana, atienden al interés que electoralmente importa al gobernante en turno.
Hay un principio inalterable: todo aquel que vota puede ser votado; sin embargo, las autoridades electorales estatales, excediendo sus facultades, interpretan a modo la ley y la acomodan para atender la instrucción de “sus jefes” que, por supuesto, no son el pueblo de México y, de esta forma, cancelan el derecho inherente que tiene cada ciudadano mexicano de participar libremente en cualquier proceso democrático al que legítimamente tenga acceso. La autoridad electoral que se excede en la interpretación o aplicación de la ley incurre, simple y llanamente, en corrupción.
Hoy, no solo basta garantizar el respeto a la voluntad que se expresa en las urnas, es necesario que se respete la voluntad de los partidos políticos que, mediante sus procesos internos, deciden cuál es la propuesta que define a sus candidatos, aunque esto parezca o no democrático ante los ojos de quien sea.
Nadie debe permitir el abuso y los actos que emanan de la discriminación para cerrar el paso a un actor político en ninguna parte de la república mexicana.
En el próximo proceso electoral, el papel de organizaciones civiles y de observadores electorales será crucial para evitar la intromisión del poder económico y político en cada entidad de la república mexicana. En estos momentos hay elecciones que por su propia naturaleza son focos rojos que motivan a algunas organizaciones, incluso internacionales, a centrar su trabajo en ellas. Este próximo 6 de junio, la denuncia es el instrumento que de forma oportuna impedirá que alguna elección interrumpa su curso cuando el que gobierna sienta que los números no le favorecen.