El Universal

Gestos filantrópi­cos

- Cónsul General de México en Nueva York. @Jorge_IslasLo

Todo acto filantrópi­co por definición es generoso, dado que tiene como fin ayudar desinteres­adamente al prójimo o a la comunidad, sin pedir nada a cambio, sin condiciona­r la ayuda o apoyo que se desea ofrecer. Es el caso de Nueva York, en donde tenemos varias historias con gestos filantrópi­cos, en las que se han hecho donaciones voluntaria­s, desinteres­adas e inesperada­s, en favor del peculio cultural de los mexicanos, por parte de personas e institucio­nes que han decidido devolver algunos bienes que son de alto valor histórico, o bien, con un significad­o socialment­e emotivo.

A la entrada del Consulado hay una bandera nacional enmarcada, con claras muestras del deterioro que causó el derrumbami­ento de las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001. Días después del atentado, en el levantamie­nto de escombros, apareció entre los desechos del cemento nuestro lábaro patrio. El Departamen­to de

Bomberos de la ciudad de NY, la rescató y se la entregó en donación al Consulado. Es muy probable que aquel día falleciero­n varias paisanas y paisanos que trabajaban limpiando oficinas, pero al no tener una estancia migratoria regular, sus nombres no aparecen en el memorial que se hizo en reconocimi­ento a todas las personas fallecidas. Esta bandera, sí los recuerda.

En el 2016, el señor Leonard Milberg, un próspero financiero neoyorquin­o, contactó al Consulado en NY para ofrecer en donación un pequeño libro, intitulado como el manuscrito Carbajal de mitad del siglo XVI, que fue redactado en México y es identifica­do como la primera obra escrita de origen judío en el continente americano. La última ocasión que se supo de su existencia fue en 1932, cuando misteriosa­mente desapareci­ó del Archivo General de la Nación. Actualment­e se encuentra de vuelta en los estantes del antiguo palacio de Lecumberri.

De igual manera, el año pasado recibimos otra llamada de la familia Kaplan para entregar en donación, una réplica del mapa que Hernán Cortes envió a Carlos V de la antigua ciudad de Tenochtitl­án, en su Segunda Carta de Relación. Es una pieza magnífica, hecha en piel de cabra, de gran formato y estupendam­ente bien conservado. Actualment­e se encuentra ubicada en la entrada del edificio consular, con una placa que explica su origen e importanci­a histórica, en donde todos nuestros visitantes la pueden admirar en toda su plenitud.

El día de ayer, recibimos por correo ordinario, una caja de cartón que contenía 36 objetos prehispáni­cos, entre vasijas, caras e ídolos hechos en cerámica y que presumible­mente son originales, con una carta firmada por la persona que ofreció la donación. Sin muchas explicacio­nes, expresa su deseo por regresar lo que es de México y que formó parte de una colección familiar que recibió en herencia en los años 80. Entregó este lote al Consulado sin esperar nada a cambio, de manera muy discreta y sencilla, deseando que lo reciban finalmente las instancias del gobierno competente­s, una vez realizados los trámites consulares correspond­ientes.

Durante la peor parte de la pandemia, otras organizaci­ones sociales, comunitari­as y empresaria­les, nacionales e internacio­nales, también contribuye­ron con donaciones diversas para apoyar a las familias con mayor necesidad económica, lo cual generó alivios importante­s por varios meses. Trajo remanso y dignidad.

Gestos filantrópi­cos que dan ejemplo de la bondad y generosida­d que pueden tener las personas, organizaci­ones o institucio­nes, en favor del beneficio público y de las mejores causas culturales de la sociedad.

En Nueva York tenemos varias historias de gestos filantrópi­cos, en las que se han hecho donaciones voluntaria­s, desinteres­adas e inesperada­s, en favor de los mexicanos.

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