El Universal

Realeza se despide del príncipe Felipe

Por las medidas a causa de la pandemia, realizan una ceremonia reducida

- Agencias

Sola. Así estuvo la reina Isabell II, mientras la realeza se despedía de su esposo, el príncipe Felipe.

La reina se sentó separada de los miembros de la familia en la ceremonia, de acuerdo con las estrictas reglas de distanciam­iento social durante la pandemia de coronaviru­s, pero si el servicio hubiera sido para otra persona, a su lado habría estado su esposo durante 73 años, quien dio toda una vida al servicio de la corona, a quien llamaba su “fuerza” y “apoyo”.

Con un cubrebocas, la reina vestía toda de negro, a excepción del broche de diamantes que brillaba en su hombro izquierdo, una pieza que solía usar en compromiso­s con su esposo. Con música de bandas militares y una procesión de la realeza que escoltó su féretro hasta la iglesia, el duque de Edimburgo fue enterrado ayer. Felipe, quien murió el 9 de abril, dos meses antes de cumplir 100 años, recibió honores en el castillo de Windsor, en un oficio apegado a las tradicione­s militares y reales, pero reducido y austero. La procesión real y el funeral tuvieron lugar fuera de la vista del público en terrenos del castillo, una residencia real de 950 años situada 30 kilómetros al oeste de Londres, pero que se transmitió por televisión.

Sólo 30 personas pudieron acceder a la capilla de San Jorge en el interior del castillo, entre las cuales estaban la reina, sus cuatro hijos y sus ocho nietos, por las restriccio­nes por la pandemia.

Se respetaron las normas estrictas del distanciam­iento social. El príncipe Carlos, heredero del trono, se sentó frente a la monarca junto con su esposa Camila. El príncipe Andrés estaba a la izquierda de la reina. El príncipe Guillermo y su esposa Kate estaban del lado opuesto de su hermano, el príncipe Enrique, que viajó desde California sin su esque posa Meghan, que está embarazada. La nación honró a Felipe con un minuto de silencio observado en todo el Reino Unido a las 15:00 horas locales, su comienzo y final fue marcado por un arma disparada por la artillería a caballo real de la Tropa del Rey.

El disparo final marcó el comienzo de un servicio fúnebre caracteriz­ado por la tradición militar y real, pero impregnado de la personalid­ad del duque de Edimburgo. Felipe estuvo profundame­nte involucrad­o en la planificac­ión de la ceremonia. Su féretro llegó a la capilla en un Land Rover adaptado, de acuerdo con un diseño de Felipe. Estaba cubierto por su estandarte, su gorra de la Marina Real, su espada y una guirnalda de flores. En la procesión, jefes militares precediero­n al vehículo. Los hijos de Felipe —Carlos, Ana, Andrés y Eduardo— caminaron detrás del coche fúnebre mientras la monarca de 94 años fue a la capilla en un automóvil Bentley. Los nietos Guillermo y Enri

INTEGRANTE­S

de la casa real británica asistieron al funeral del príncipe Felipe. también caminaron detrás del féretro, aunque no juntos. Horas después se vio a los dos hermanos caminando juntos y conversand­o al salir los asistentes al funeral de la capilla.

Al final de la ceremonia, los restos del príncipe Felipe fueron sepultados en la bóveda real de la capilla de San Jorge, pero llegado el momento de la muerte de la reina Isabel II, será trasladado a la capilla conmemorat­iva del rey Jorge VI de la iglesia principal.

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San Jorge, durante el funeral de su esposo, el príncipe Felipe.
La reina Isabel II, en la capilla de San Jorge, durante el funeral de su esposo, el príncipe Felipe.
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El ataúd del duque de Edimburgo fue trasladado en un Land Rover modificado; estaba cubierto por su estandarte, entre otros elementos.
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El féretro del príncipe Felipe, ayer en la capilla, en el castillo de Windsor.

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