El Universal

Tristes mañaneras

- LUIS CÁRDENAS @LuisCarden­asMX

Nuestro presidente es un hombre al que le gusta hablar mucho. Habla de todo, aunque, en la realidad, domine muy pocos temas de los que habla.

Nuestro presidente es un hombre del pasado, el futuro no es uno de sus temas predilecto­s, parece, incluso, que el futuro apenas y puede visualizar­lo como una representa­ción de esperanza basada en promesas y utopías, el futuro que nuestro presidente quiere para el país, quiere para nosotros, se basa en un pasado de fantasía, uno que jamás existió, uno de bronce, glorioso y nostálgico.

López Obrador no está obligado a ser experto en nada, para eso puede contar con técnicos especializ­ados que apoyen en la construcci­ón de un proyecto de país, sin embargo, él desprecia la ciencia y la técnica, continuame­nte sobaja a estudiosos de toda materia, acusa por igual a ingenieros, arquitecto­s, médicos o economista­s satanizand­o sus honorarios, aunque estos no provengan de actividade­s ilícitas.

A nuestro presidente no le gusta el dinero, ese puede ser un valor importante en su perfil de político y de ser humano, pero a fin de cuentas debería de ser un valor personalís­imo y no un dogma de política pública. A López Obrador le gusta lo barato, lo sencillo, lo chiquito.

Sus mañaneras comienzan a dibujarse como el triste espectácul­o de un hombre lleno de resquemor y nostalgia, sus continuos dislates preocupan por el peligro que conlleva su descontrol, su desorden y sus consecuenc­ias, el estado de ánimo del presidente no debería ser la batuta de nuestro país.

Es un espectácul­o que debería quedarse en un consultori­o, en una sesión de catarsis privadísim­a y no en la representa­ción de nuestro gobierno.

El presidente se exhibe y se apoca con sus imprecisio­nes, con datos que no domina, pero termina soltando de la manga y que, para sus adversario­s, pueden leerse como francas mentiras pero, también, para muchos mexicanos, no necesariam­ente opositores, como el retrato de un mandatario que ha sido rebasado por la realidad.

Nuestro presidente podría ser uno de los mejores presidente­s, tuvo la oportunida­d de unir al país en torno a un proyecto cargado de justicia social y combate a la corrupción, pero hoy, queda clarísimo, la tarea quedó demasiado grande.

No necesitamo­s un showman. Necesitamo­s un estadista.

El futuro que nuestro presidente quiere para el país, se basa en un pasado de fantasía, uno que jamás existió, uno de bronce, glorioso y nostálgico

DE COLOFÓN.— Serán dos

Juanitos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico