El Universal

Elecciones: final de foto

- JESÚS REYES HEROLES G. G. Presidente de GEA / StructurA

La inquietud pública sobre las elecciones del 6 de junio es muy intensa, por su importanci­a histórica y porque faltan sólo 38 días para la jornada electoral. Contribuye­ron a despresuri­zar el ambiente las trascenden­tes decisiones del INE y del TEPJF, sobre todo la que ratifica las medidas para evitar que la sobrerrepr­esentación en el Congreso vuelva a rebasar el límite constituci­onal de 8%.

Las encuestas continúan pronostica­ndo un triunfo de Morena suficiente para que mantenga una mayoría simple en el Congreso, no así una mayoría calificada.

Sin embargo, no deja de sorprender la evolución de los resultados del voto que recibiría “la oposición”. La semana pasada, Carlos Loret de Mola (EL UNIVERSAL, abril 21) planteó la cuestión de manera clara y contundent­e: ¿por qué no sube la oposición?

El tema es central para todos. Algunas observacio­nes. Primera, en 2018, casi una quinta parte (39%) del electorado tomó la decisión sobre quién votar durante la campaña (Mitofsky); como ahora sólo dura ocho semanas, aumenta la importanci­a de las seis semanas que restan para incidir en la decisión correspond­iente.

Segundo, del orden de 35% de quienes votarán no ha decidido por quiénes lo hará. Ese grupo de electores determinar­á el resultado final de la elección, por lo que el grupo de “indecisos” recibirá atención prioritari­a las próximas semanas.

A estas alturas, los grandes temas, que han estado en el centro del debate (democracia, equilibrio de poderes, pacto federal, entre otros) tienen poco peso para inclinar la decisión. Los asuntos que decidirán el resultado son mucho más cercanos al sentir de los hogares: i) la mala situación económica de la familia, pues hoy 1.5 millones

35% no ha decidido todavía su voto. Ese grupo de electores determinar­á el resultado final de la elección

de mexicanos no tienen ocupación respecto a marzo de 2020; ii) la salud, subordinad­a al manejo de la pandemia: van 215 mil muertos por Covid, y sólo 1% de la población ha sido vacunada; iii) la situación económica familiar en el futuro: 31% de familias consideran que será peor (GEA-ISA, marzo 2021); iv) el sentimient­o de insegurida­d: en 2021 han muerto 9,145 personas por homicidio, y crece la conciencia de que la situación está fuera de control. Según el general Glen VanHerk, jefe del comando norte de EU, 30-35% del territorio mexicano está controlado por el crimen organizado –Aguililla, Michoacán es un ejemplo primo–, y según el exembajado­r Landau, México no cuenta con las fuerzas policiacas necesarias para combatir de manera efectiva el crimen organizado; v) la percepción de que el país va por el rumbo equivocado (51% de la ciudadanía), lo que significa que aumentó el pesimismo sobre el futuro del país.

Existen muchas otras preocupaci­ones que no han recibido respuesta ni propuestas de solución por parte de Morena, ni de la oposición, que quedarán pendientes para la elección 2024.

Loret de Mola plantea que, si bien la opinión pública ha metido a AMLO en la boleta, los partidos intentan sacarlo. Señala que “el bloque... alineado con el gobierno, recordando disciplina­do el horroroso pasado, ha logrado que no se vea el horroroso presente”, mientras que los partidos de oposición se concentran en ganar las litis locales. Surge una asimetría: en lo que viene, la oposición puede crear y homologar un mensaje común, pues no está acorralada, mientras que Morena no tiene por dónde ajustar el suyo.

Para Ripley: “Hay que taparles la boca a los reporteros”

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