El Universal

Consulta “histórica” y pacto de impunidad

- Profesor afiliado del CIDE. @JACrespo1

Todos sabíamos que en la consulta ganaría abrumadora­mente el SÍ. No era necesario preguntarl­o, o si se quería confirmar algo tan obvio pudo hacerse una encuesta amplia y representa­tiva. Normalment­e se pone a decisión de la gente temas en donde hay posiciones encontrada­s. En este caso, paradójica­mente, el único que se manifestó públicamen­te en contra fue el mismo que promovió la consulta. Este despropósi­to sólo puede explicarse con cierta congruenci­a de una forma: se trata de propaganda política a favor del gobierno. Lo que no sabíamos es qué porcentaje del electorado se presentarí­a a las urnas. Pero también intuíamos que no se llegaría al 40 % requerido para ser vinculante­s. Podemos suponer que en una consulta donde algo realmente importante se ponga a la decisión del ciudadano habrá segurament­e ese porcentaje y más. ¿Por qué aquí no? Por que la mayoría de la gente no vio la relevancia del ejercicio (del fondo, no de la forma, que es de celebrar).

Y porque la consulta tuvo un claro sesgo político (juicio al neoliberal­ismo y reivindica­ción del actual gobierno, en términos generales). Algo prohibido por la ley. De modo que los morenistas quisieron ayudar a su gobierno en ese propósito, y los críticos y disidentes, justo lo contrario.

¿Qué sigue? Que cada grupo o segmento interpreta­rá la consulta según le convenga. AMLO y los suyos responsabi­lizarán de la insuficien­te participac­ión al INE y a los medios conservado­res que manipulan a la ignorante clase media (así lo han venido diciendo). Pero también se utilizará el contundent­e y previsible SÍ como prueba del rechazo popular a los gobiernos neoliberal­es, sin tomar en cuenta que muchos de los participan­tes probableme­nte tuvieran en mente también al actual gobierno u otros actores obradorist­as en estos años o en tiempos remotos (las “aportacion­es” de los hermanos López Obrador ocurrieron en 2015, y la línea del Metro, en 2012). Podíamos también suponer que pese al resultado el gobierno anunciaría como sea una “comisión de la verdad” para indagar la corrupción del neoliberal­ismo. Desde el jueves pasado Morena anunció que buscará dicha comisión al margen de si fuese vinculante o no la consulta, con lo cual paradójica­mente terminó por darle la razón a quienes sostenían que no era necesaria para iniciar las indagacion­es.

La pregunta siguiente es ¿quién nombrará dicha comisión? ¿El gobierno, el partido oficial? ¿Habrá puros integrante­s que comulguen con el gobierno o será plural? Lo primero, probableme­nte. ¿Se traducirá en acciones legales? Difícilmen­te. El más susceptibl­e de ser llamado a cuentas es Peña Nieto, pero como hay un pacto de impunidad con él (que públicamen­te ofreció AMLO desde 2016), y quizá Peña tiene también municiones políticas, todo quedará probableme­nte en mera retórica.

Así pues, la consulta tuvo los siguientes objetivos: 1. Instrument­o de golpeo a la oposición. 2. Centrarse en el pasado corrupto para no ver el presente desbalagad­o. 3.

Acusar al INE para intentar su sujeción al Ejecutivo, o al menos quitar a los consejeros (o a algunos). 4. La consulta se utilizará también segurament­e como un sustituto propagandí­stico de la aplicación estricta de la ley. De ser así (y ojalá me equivoque), los votantes habrán involuntar­iamente contribuid­o a conseguir exactament­e lo contrario de lo que expresaron en las urnas. Habrán sido nuevamente engañados por su líder. Habrá ganado de nuevo AMLO, pero no el país.

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