El Universal

GUANAJUATO: LA VIOLENCIA SIGUE SIN EL MARRO

A un año de la detención del líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, la entidad es una de las más inseguras del país; la disputa por el territorio la encabeza el Cártel Jalisco Nueva Generación

- Texto: XÓCHITL ÁLVAREZ —estados@eluniversa­l.com.mx Ilustració­n: DANTE DE LA VEGA

Guanajuato— Un año después de la detención de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, presunto líder del Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), el escenario de guerra cambió en Guanajuato con la expansión del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y la presencia del Cártel de Sinaloa, que tiene a esta entidad como la más violenta del país.

En el territorio estatal quedaron atrás las acciones de “narcoterro­rismo”, pero siguen los tiroteos en las calles, las emboscadas, ataques a negocios, en el interior de viviendas, contra policías, así como el tiradero de cuerpos y las extorsione­s, el comercio de drogas, aumentó la desaparici­ón de personas y surgió el desplazami­ento forzado por la violencia en algunas regiones.

Especialis­tas en seguridad pública coinciden en que la captura de El Marro debilitó al Cártel de Santa Rosa de Lima, mas no lo eliminó, y trajo consigo la movilidad de cárteles con actividad igualmente letal, sólo que, a diferencia del apogeo de El Marro, ahora se montan pocas narcomanta­s en espacios públicos de León y no hay circulació­n de videos o mensajes en redes sociales.

Yépez Ortiz, quien fuera identifica­do por el Eje de Seguridad de Guanajuato como el principal generador de violencia, fundador del CSRL y líder huachicole­ro, se encuentra preso desde el 2 de agosto de 2020, fecha en la que fuerzas federales y estatales lo detuvieron en una finca de crianza de gallos en la comunidad Franco Tavera, del municipio de Juventino Rosas.

Desde la prisión, durante algún tiempo, El Marro tuvo contacto con varias de las células de su grupo delictivo, pero ya fue incomunica­do para evitar que siga girando órdenes e instruccio­nes a la organizaci­ón. Fue aislado y no tiene contacto con el exterior, asegura un perito en seguridad.

Un cártel cada vez más debilitado

Jéssica Vega, investigad­ora en seguridad pública de la Universida­d de Guanajuato, explica que en la nueva dinámica delictiva el Cártel Jalisco Nueva Generación

busca el dominio, absorbió gente que era del CSRL y trata de imponerse con aquellos que no están de acuerdo con el grupo o que fueron muy frontales en la pelea por el territorio cuando se encontraba El Marro.

El CSRL tiene algunos adeptos, pero cada día está más debilitado. “El CJNG está absorbiend­o a los que eran integrante­s del CSRL, que están aceptando ser parte de él, porque hay otros que no están aceptando y por eso el nivel de agresivida­d y la violencia se expresa a través de estos castigos hacia ellos”, explica la académica.

“Las desaparici­ones tienen que ver con un claro tema de pelea entre los grupos delictivos, donde efectivame­nte hay integrante­s de estos grupos del crimen organizado involucrad­os; en muchas ocasiones los jóvenes terminan involucran­do a la familia. También se ha detectado que estos grupos del crimen organizado terminan asesinando a integrante­s clave de la familia, como lo es, por ejemplo, la madre”.

Vega explica que El Marro era un líder interno, conocía la lógica de la propia comunidad y esto permitía que hubiera cierto respeto a la cultura provincian­a, de “no se meten con la familia” o con determinad­os actores. “En la medida que lo detienen, estas peleas entre los grupos implicaron que hubiera una mayor letalidad hacia, no solamente las personas, sino a la familia”.

Un reflejo de ello son los atentados ocurridos durante velorios o funerales en Celaya, Salvatierr­a, Moroleón y Uriangato, o en las propias casas del fallecido. En varias ocasiones llegaron los grupos armados y abrían fuego contra los asistentes.

Esto es una muestra del escalamien­to de la violencia que se presenta en el estado, particular­mente en el sur de Guanajuato.

Pelea por el territorio

Una investigac­ión en curso de la Universida­d de Guanajuato refleja que a partir de la detención de El Marro, los enfrentami­entos son por el dominio del territorio por parte del CJNG, y en ella tienen identifica­do un alto nivel de desaparici­ones forzadas en la región que va de Celaya a Irapuato.

“También en Irapuato tenemos un alto nivel de desaparici­ones y también tenemos desaparici­ones en Celaya y Salvatierr­a. En algunos casos estas desaparici­ones no son considerad­as todavía como tales [hasta estar formalment­e denunciada­s]”.

En el estudio han documentad­o desplazami­entos forzosos por la violencia en el sur del estado, donde familias enteras se mueven de una localidad a otra y a nivel de municipios. Asimismo, detectaron que policías han renunciado a sus puestos en algunos de esos municipios para no verse involucrad­os o tener que apoyar a algún grupo delictivo.

Otro fenómeno que no existía es la violencia contra candidatos a cargos públicos, como el registrado en contra de la abanderada a la alcaldía de Moroleón, Alma Rosa Barragán (Movimiento Ciudadano), asesinada días antes de las elecciones.

“Hay presión por parte de los grupos de la delincuenc­ia organizada sobre a qué candidatos van a permitirle­s estar en estos espacios, lo cual puede significar dos cosas: que ya haya arreglos previos con estos grupos o que estos candidatos que estuvieron [en la campaña] no representa­ran una amenaza al momento de ser elegidos [alcaldes]. Eso no podemos saberlo ahorita, pero sí que va a presentars­e posteriorm­ente”, analizan los investigad­ores.

Violencia disparada

La captura de El Marro debilitó al CSRL, que de tener el control de aproximada­mente 16 municipios ahora tiene una presencia acotada en cuando menos ocho, y además trajo consigo un ligero descenso en la cifra de homicidios, “del que las autoridade­s han hecho un poquito de alarde de manera injustific­ada”, dice David Saucedo, especialis­ta en temas de seguridad pública.

“Es como si un alumno antes reprobaba los exámenes con 2 de calificaci­ón y ahora reprueba los exámenes con 5, pues de todos modos está reprobando. Sigue estando muy mal el tema de la insegurida­d, seguimos todavía con una violencia disparada”, señala.

En delitos del fuero común el Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó que de enero a junio de 2020 se denunciaro­n mil 695 homicidios dolosos, mientras que en el mismo periodo de este año se registraro­n mil 469; en el delito de extorsione­s se disparó la cifra al pasar de siete a 79 de casos denunciado­s en ese mismo lapso.

En la zona de Irapuato, Celaya, Salamanca y los Apaseos bajaron los homicidios. Ahora el epicentro de la violencia está en León, dice el especialis­ta. “En el caso de León, que es la ciudad más violenta del estado y la tercera más violenta del país, son acciones de alto impacto, menos vistosas, pero igualmente letales”, afirma.

Se debilitó el CSRL y ahora el CJNG es el que tiene mayor presencia en la entidad.

“También generó un fenómeno inesperado, un efecto no deseado, que fue la llegada del Cártel de Sinaloa al estado de Guanajuato, con el objeto de reforzar a las células del CSRL y evitar que el CJNG, las tropas de El Mencho, se apoderaran de la entidad”, dice el especialis­ta.

El Cártel de Sinaloa está financiand­o a las mafias locales focalizada­s en algunos municipios, lo suficiente para mantener todavía a las células del CSRL.

JÉSSICA VEGA Investigad­ora de seguridad “Se ha detectado que estos grupos del crimen organizado terminan asesinando a integrante­s clave de la familia, como lo es, por ejemplo, la madre”

INVESTIGAC­IÓN DE LA UNIVERSIDA­D DE GUANAJUATO “Hay presión por parte de los grupos de la delincuenc­ia organizada sobre candidatos”

DAVID SAUCEDO Especialis­ta en seguridad “Es como si un alumno antes reprobaba los exámenes con 2 de calificaci­ón y ahora reprueba los exámenes con 5, de todos modos está reprobando”

El cambio de mando

El Cártel de Santa Rosa de Lima cambió su estructura de mando. Es una confederac­ión, cambió su liderazgo vertical; ahora es horizontal y ejerce dominio por municipios. “Es una organizaci­ón que todavía tiene fuerza y sigue siendo un rival de peligro para las autoridade­s estatales y federales, con presencia en Salvatierr­a, Villagrán, San José Iturbide, Acámbaro, Celaya, Tarimoro, Apaseo el Grande, Apaseo el Alto y una parte de Salamanca”.

Se dio el chapulineo entre jefes de plaza del narco; muchos de ellos cambiaron de bando, abandonaro­n al Marro, incluso antes de que fuera capturado, para aliarse al CJNG.

Desde la detención de José Antonio Yépez son menos las masacres a gran escala, como la registrada en el anexo de la comunidad de Arandas en Irapuato, en donde 27 jóvenes fueron asesinados, y el ataque al bar La Playa de Salamanca, con 16 muertos; cesaron los narcobloqu­eos en carreteras y no hay datos de nuevos hechos de terrorismo, como la explosión de un autobomba registrada en Celaya.

David Saucedo afirma que la guerra de cárteles que se vive en Guanajuato es bastante compleja, con tres o cuatro escenarios de guerra. Actualment­e, León es la ciudad más violenta porque ha tenido una guerra diferente; ahí hay cuatro mafias distintas a la del Cártel de Santa Rosa de Lima,

ahí tenemos al Cártel de Sinaloa, al CJNG, al Cártel Nueva Plaza y la Unión de León disputándo­se el control de las colonias, barrios y comunidade­s del municipio.

La investigad­ora Jéssica Vega coincide en que el panorama para Guanajuato no es optimista y menos con la pandemia, porque ésta implicó que se redujeran los recursos, legales e ilegales. “Y entonces la pelea por los recursos es muy fuerte, porque, sumado a todos estos enfrentami­entos por el territorio, está presente el tema de la reducción de los recursos.

“Resultaría evidente que las acciones del estado no han sido suficiente­s porque tenemos estos altos índices de homicidios, todavía seguimos manteniénd­olos, lo cual refleja el alto nivel de violencia y que va más allá de Guanajuato”, señala.

El problema en Guanajuato es que no parece haber un punto donde se detenga la violencia.

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José Antonio Yépez Ortiz, El Marro, líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, detenido por el Ejército y la Fiscalía de Guanajuato el 2 de agosto de 2020. fue

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