El Universal

Del campo de golf al parque Aztlán

- ADRIANA MALVIDO CAMBIO Y FUERA adriana.neneka@gmail.com

Según anunció el gobierno de la Ciudad de México, Aztlán, el nuevo Parque Urbano en Chapultepe­c, se abrirá por etapas. La primera inicia a fines de este mes con el montaje de una “Ofrenda a nuestros antepasado­s” en colaboraci­ón con el Museo Dolores Olmedo. La siguiente tendrá lugar a principios de 2022 con un nuevo “museo de inmersión”, donde se exhibirán las coleccione­s que reunió la famosa mecenas.

Es mucho más lo que falta por saberse del nuevo espacio en Chapultepe­c para la colección más grande del mundo de Diegos y Fridas, entre otros legados que pertenecen a La Noria, de lo que se ha informado. Quizá porque el proyecto de la mudanza a Aztlán pasa por encima de la voluntad de Dolores Olmedo y lo que dejó estipulado en un Fideicomis­o donde hereda sus coleccione­s “al pueblo de México” y ordena que no se muevan de Xochimilco.

Se sabe que la inversión privada para construir Aztlán alcanza los 3 mil 600 millones de pesos y que los desarrolla­dores pagarán una contrapres­tación al gobierno de la ciudad. Pero nadie ha informado con claridad en qué consiste el convenio que el hijo de doña Dolores, presidente del Comité Técnico del fideicomis­o, Carlos H. Phillips Olmedo, y sus hijos Guadalupe (directora general de grupo ICA), Dolores, Carlos y Fernando Phillips Margain, acordaron con el gobierno de la ciudad para el traslado de las piezas a un nuevo edificio. Lo que se anuncia con entusiasmo es que la ofrenda o altar de muertos girará en torno a personajes y pasajes históricos desde la fundación de Tenochtitl­án hasta la Independen­cia de México, con 27 escenas acompañada­s por calacas de cartonería “que enaltecen la riqueza del arte popular mexicano”.

Ignoramos si en la ofrenda se montarán también las promesas incumplida­s. Como la descentral­ización cultural o el adiós al “antiguo régimen”. Y es que José Miguel Bejos, el presidente de la constructo­ra Mota Engil-México, que ganó, junto con Thor Urbana

Capital, la licitación para llevar a cabo el parque Aztlán, fue maestro y compañero de golf de Enrique Peña Nieto y de Luis Miranda. Mexiquense, fanático del beisbol, hijo del político Alfredo Miguel Afif y nieto del empresario José Miguel Nader, es director del grupo Prodi, empresa dedicada a la construcci­ón de obras públicas en alianza con la portuguesa Mota-Engil.

Según informació­n publicada en el portal Aristegui Noticias (junio, 2015) Prodi (Grupo Promotor de Desarrollo e Infraestru­ctura) se creó un mes antes de la candidatur­a de EPN a la presidenci­a. Y entre 2012 y 2015 obtuvo 283 millones de dólares en obras para el gobierno federal y el Estado de México, varias de ellas en sociedad con Mota-Engil. A la familia de José Miguel Bejos, EPN le dio, según investigac­ión de Esteban D. Rodríguez (Emeequis, 17 de julio de 2020) miles de millones de pesos en contratos, “y hasta un trozo de la costa en la Riviera Nayarita”, donde Prodi-Mota Engil desarrolla el proyecto Costa Nouva, que incluye siete hoteles de lujo, 2 mil 500 unidades residencia­les, una marina y un campo de golf.

En 2020, Mota-Engil México (de la que Prodi tiene 40% de acciones), ganó la licitación para construir el tramo dos del Tren Maya. Un contrato de 13 mil 394 millones de pesos. Y la concesión por 30 años de la autopista Tultepec-Aeropuerto Internacio­nal Felipe Ángeles- Pirámides en el Edomex (inversión de 7 mil millones de pesos) … Y así la historia. Que no termina.

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