La carrera inflacionaria
El próximo mes el gobierno presentará un plan para intentar contener la inflación y que podría incluir el descenso en hasta 20% en el precio de por lo menos 24 productos alimentarios de la canasta básica, esencialmente los de procedencia agrícola, para los que se buscaría establecer un precio de garantía que estabilice el costo de los alimentos.
El presidente López Obrador deja claro que su gobierno no busca ejercer un control de precios en productos de consumo básico. Sin embargo, con el plan propuesto para establecer precios de garantía que pugnen hacia la baja de precios para el consumidor final, el gobierno se ve obligado a recurrir a esquemas que en el pasado neoliberal se llamaron Pactos y que ahora, para no hacer tan evidente la maniobra, se mencionan como un frente en favor de la alimentación de los más desfavorecidos.
Si algo queda claro es que los pobres han sido los más afectados por la inflación alimentaria, aquella en donde los precios de productos de consumo básico han registrado fuertes incrementos en sus precios que los llevan muchas veces a quedar fuera del alcance de la población más marginada, cancelando o reduciendo su consumo al mínimo, o a hacer esfuerzos para seguirlos adquiriendo.
Alimentos y bebidas de la canasta básica sufrieron un aumento acumulado de 28%, tomado a partir del inicio de este sexenio hasta la primera quincena de abril, y que por supuesto es más drástico para los hogares en los que solo se percibe un salario mínimo de ingreso económico.
Canacintra, organismo empresarial que señala que el gobierno no se ha acercado a ellos para estudiar el fenómeno inflacionario y tratar de darle una solución compartida con todos los sectores económicos del país, advierte que intentar controlar los precios de los alimentos y otros productos de consumo básico podría traer más problemas que beneficios y el remedio podría a largo plazo resultar peor que la enfermedad a la que se pretende combatir.
Uno de esos peligros es que los productores o los intermediarios, para compensar sus pérdidas o la baja en sus ganancias, retengan parte de la producción y generen escasez, para luego canalizar sus productos al comercio ilegal o “mercado negro”, en donde ofrecen sus artículos a quienes estén dispuestos a pagar sobreprecios por los mismos, ante la necesidad de consumo.
Antes de tomar medidas para controlar los precios de productos, se deben analizar con todos los sectores productivos involucrados los pasos a dar, para no detonar una carrera inflacionaria entre precios y salarios que sería contraproducente para nuestra maltrecha economía. •