El Universal

El huevo de granja al natural

En las granjas orgánicas, los productore­s mantienen el campo libre de productos químicos y alimentan a las gallinas con granos que fueron cultivados sin pesticidas, herbicidas o fertilizan­tes sintéticos.

- ARACELI CALVA eluniversa­lmenu@gmail.com

¿Qué fue primero el huevo o la gallina? En una granja orgánica es de vital importanci­a que primero sea la gallina. De esta manera, el productor garantiza que el huevo sea totalmente orgánico, porque habrá alimentado a sus aves de corral como lo pide la norma de la Ley de Productos Orgánicos (LPO). Si te imaginas que el huevo orgánico proviene de gallinas libres para pastar, para correr y aletear en verdes campos, que son alimentada­s con granos selectos, que no conocen otra luz más que la del sol y que solo ponen un huevo al día, como lo dicta la naturaleza, imaginas bien.

EL SABOR NO ENGAÑA

Para que el huevo orgánico sea considerad­o como tal tiene que cumplir con los requerimie­ntos de la Ley de Productos Orgánicos, la cual establece que las gallinas (así como los pollos para consumo) deben de ser alimentada­s con granos cien por ciento orgánicos, es decir, libre de pesticidas, herbicidas o fertilizan­tes sintéticos. Además, como son de libre pastoreo, los pastizales también tienen que estar libres de cualquier químico. En las verdes llanuras de Valle de Bravo, se localiza el colegio Green Gather, donde la empresa de productos orgánicos Aires de Campo implementó un pequeño gallinero, el cual refleja los cuidados y la libertad con la que viven las gallinas ponedoras de sus tres granjas productora­s ubicadas en Morelos, que albergan a 90 mil gallinas cada una. En este pequeño gallinero de Valle de Bravo, Marco Antonio López Garduño, el joven encargado de atender a estas gallinas ponedoras, así como de recolectar los huevos, señala que de un total de 30 gallinas, se recogen un promedio de 21 huevos al día, lo que significa que no todas las aves ponen un huevo diario. Pero Marco Antonio no es el único que cuida a las gallinas, sino también los alumnos de esta escuela, que se dividen por equipos para atenderlas, y conocer de donde provienen estos alimentos que llegan a nuestras mesas. Christian del Olmo, cofundador­a de la escuela Green Gather, quien además trabaja en colaboraci­ón con el campamento Lago y Tierra, explica que los niños se dividen en grupos. El comité responsabl­e del cuidado de las gallinas, apoya a su cuidado, y con los huevos que recolectan, se preparan algunos platos, por lo que los niños saben de dónde proviene el alimento, lo que es importante para su formación como consumidor­es.

LA TRAZABILID­AD Por su parte, Paola González, responsabl­e del área de mercadotec­nia, comunicaci­ón y sustentabi­lidad de Aires de Campo, comenta sobre la trazabilid­ad de los huevos que produce esta empresa y los requerimie­ntos que tiene que cumplir para que sus productos estén certificad­os como orgánicos. Señala que desde hace cinco años, la norma dictó que estos animales tienen que consumir 100% de alimento orgánico desde su primer día de vida para poderse certificar como orgánicos, por lo que lo más costoso de la producción es el alimento. Antes de esta norma, se permitía que las

gallinas fueran alimentada­s con un 85% de granos orgánicos y el resto fuera convencion­al, por lo que desde hace siete años se dieron a la tarea de convocar a productore­s, en Morelos, para que produjeran granos orgánicos. No fue fácil, y comenzaron con dos hectáreas. A siete años de distancia, se produce alimento orgánico en 800 hectáreas de la zona. Explica que el alimento orgánico que se produce en Morelos (maíz, sorgo y soya) se cosecha y se adiciona con vitaminas y calcio. Se mezcla y se muele en la planta de alimentos que tiene la empresa, posteriorm­ente se manda a las granjas para alimentar a las gallinas. Todos los días se recolectan los huevos, entre seis y siete de la mañana, de ahí se van al centro de acopio, donde hay personal que se encarga de limpiarlos a mano, empacarlos en doceneras y finalmente colocarlos en las cajas, mismas que son transporta­das de Morelos al centro de distribuci­ón que se encuentra ubicado en la zona del Toreo, donde se generan las órdenes de compra de los autoservic­ios. Por último, se hace la distribuci­ón y llega al centro comercial donde los consumidor­es pueden adquirirlo­s. Paola González comenta que Aires de Campo es la empresa pionera en alimentos específica­mente orgánicos en México. Fue fundada hace 20 años ante la necesidad de tener productos orgánicos mexicanos para el mercado nacional, porque todo lo que existía orgánico en ese entonces era importado. “Todo comenzó por una necesidad de consumidor. En Aires todo comenzó buscando el mejor huevo que pudiera existir. ¿Qué fue lo primero que se hizo? Buscar una granja que estuviera disponible para comenzar a criar gallinas en libre pastoreo. En México no había muchas opciones, porque los pequeños ranchos se fueron acabando poco a poco por la industria que vino a distribuir un huevo a menor costo y que podía llegar a cualquier rincón del país”, explica. Actualment­e, la empresa maneja 128 productos en 15 categorías, como abarrotes, granos, semillas, cereales, harinas, jugos, jamaica, miel, carne de res, aunque el pollo y el huevo son de los productos con mayor demanda en el mercado.

“Hoy, lo que te dicen esos productore­s es que ellos esperan tener un estado libre de pesticidas, libre de químicos. Comenzamos con dos hectáreas; hoy son 800”.

Marco Antonio López Garduño

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