Transexualidad en el deporte competitivo de la actualidad
No es un tema nuevo, pero ha saltado a la palestra internacional por los sucesos generados en la natación universitaria de Estados Unidos, una polémica que trascendió fronteras, justamente con el caso específico de LIA THOMAS, quien antes era WILLIAM THOMAS.
WILLIAM, estudiante universitario en Pensilvania, de 22 años de edad, pasó a ser LIA después de la terapia que recibió para reducir la testosterona, logrando los niveles que la NCAA, la Asociación Nacional de Deporte Universitario de Estados Unidos, permite para poder competir en un sexo diferente al del nacimiento. Como el de LIA, hay muchos casos similares, que mejoran los rendimientos femeninos, generando opiniones adversas para los trans y a favor de las mujeres biológicas.
El procedimiento trans de hombre a mujer no es más que una terapia médica para reducir los niveles de testosterona en sangre, una hormona preponderantemente masculina, que se puede disminuir notablemente por medio de esos tratamientos.
Si bien las hormonas se reducen, no sucede igual con la masa muscular masculina, que fue adquirida en la pubertad y durante la adolescencia, la que se mantiene, creando la gran diferencia respecto a las mujeres biológicas en una importante capacidad: La Fuerza.
Otras capacidades derivadas de la fisiología masculina son el tamaño y volumen funcional de los sistemas cardiovascular y respiratorio, que determinan el potencial de la resistencia, una cualidad fundamental en casi todos los deportes competitivos.
Todo indica que las mujeres biológicas están en desventaja respecto de las mujeres trans por las capacidades masculinas adquiridas al transitar la pubertad y la adolescencia bajo ese signo.
¿Qué sucederá en el futuro inmediato? Es tarea del Comité Olímpico Internacional y las Federaciones Deportivas, apoyados en las Ciencias Médicas, dar una respuesta en el mediano plazo y lograr la equidad competitiva requerida, preservando la mujer biológica y sin negar el acceso a las trans, dada su condición social, humana y deportiva, pero en plena igualdad y equidad de condiciones, es decir, similares capacidades para el alto rendimiento deportivo. Tarea difícil pero no imposible.
¡Un tema trascendental en el deporte femenino a nivel olímpico y mundial, pero también en todos nuestros países! •