El Universal

Migración: Quid pro quo o suma cero

- MARCELA GÓMEZ ZALCE @GomezZalce

LA PUERTA CERRADA a migración contemporá­nea en su nueva forma está cambiando de raíz a las sociedades. Sus dimensione­s políticas, sociales, económicas y étnicas están en el epicentro internacio­nal de las preocupaci­ones por su dinámica y profundas consecuenc­ias. El origen de los movimiento­s masivos de población transita por una doble perspectiv­a; los factores que los determinan y las regiones en donde cabe esperar futuras olas migratoria­s.

México y la violencia asociada con la disputa territoria­l entre organizaci­ones criminales ha bañado de sangre vastas zonas.

El agravamien­to de la situación alcanza niveles insospecha­dos y la impunidad se asienta dejando en la indefensió­n a miles de personas a quienes el Estado ha abandonado en medio de los abrazos. Los brutales ejemplos se normalizan y los ataques entre grupos armados son cada vez más frecuentes y los asesinatos de periodista­s aumentan ante el pasmo, omisión y/o colusión de diversas autoridade­s.

En el vacío que ha dejado la tolerancia del gobierno de López Obrador en estos cuatro años de estrepitos­o fracaso en el rubro de seguridad, los cárteles han diversific­ado sus ingresos incursiona­ndo y extorsiona­ndo muchas de las cadenas de producción y distribuci­ón. Y se sabe que uno de los negocios más antiguos y redituable­s donde convergen oscuros intereses ha sido la migración irregular.

Sentados en el columpio de la política pública anunciada en 2018 por esta cuatroté, los migrantes son carne de cañón y fuente inacabable de corrupción y México se ha vuelto estratégic­o en el tablero del crimen transnacio­nal para la ruta del tráfico de personas. La reciente tragedia en San Antonio, Texas, y el asalto a la valla de Melilla, que separa ese enclave español del territorio de Marruecos, exhibe la crisis global del fenómeno y el horror del destino.

Sin éxito de las estrategia­s implementa­das por los gobiernos que expulsan y obligan a migrar a millones de personas por año, el punto de inflexión sigue siendo la cadena de corrupción alrededor de esta problemáti­ca que cuenta —en muchos casos— con los agentes facilitado­res para los cruces fronterizo­s. Ellos alimentan la hidra de mil cabezas que danza en medio de muchas preguntas como ¿qué métodos utilizan los cárteles mexicanos para el reclutamie­nto de estos agentes facilitado­res en México y en Estados Unidos para cruzar con éxito? La cloaca hiede y la nula administra­ción de la crisis muestra que la cuatroté está rebasada y el problema migratorio nuevamente será uno de los asuntos a tratar en la reunión bilateral este mes de julio entre Biden y López Obrador.

La relación no pasa por los mejores momentos, la cuerda sigue tensa por múltiples desacuerdo­s y la olla electoral comienza a hervir entre corcholata­s aquí y republican­os y demócratas allá.

La migración irregular es la que más preocupa a los países receptores ya que comúnmente es asociada a problemas de riesgo y de seguridad nacional.

Sin embargo, es necesario recordar que políticas restrictiv­as promueven los flujos migratorio­s y por ende facilitan el desarrollo del negocio criminal de las redes de traficante­s y tratantes que en demasiadas ocasiones se superponen.

La actual coyuntura bilateral no presenta síntomas de empatía mutua y los abrazos del presidente mexicano contaminan el ambiente reforzando la narrativa de los (narco) relatos. La incapacida­d de México y Estados Unidos de administra­r correctame­nte la crisis migratoria que será el epicentro de la guerra electoral de noviembre enrarecerá aún más el canal del diálogo entre ambos países de cara al 2024.

La duda es si después de los desaires mutuos, contratiem­pos, desconfian­za y disensos bilaterale­s se hará espacio en la mesa del encuentro de este mes para un quid pro quo o de plano será un juego de suma cero. •

La incapacida­d de México y EU de administra­r correctame­nte la crisis migratoria enrarecerá el diálogo.

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