El Universal

Inflación, ¿y después de la política monetaria?

- GABRIELA CUEVAS BARRÓN Presidenta honoraria de la Unión Interparla­mentaria

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) “proyecta que el crecimient­o mundial se desacelere del 6,1% estimado para 2021 a 3,6% en 2022 y 2023”, así como “una inflación proyectada para 2022 de 5,7% en las economías avanzadas y de 8,7% en las economías de mercados emergentes y en desarrollo”.

Este incremento en la inflación es grave porque disminuye el poder adquisitiv­o de las familias y beneficia a quienes abusan de la volatilida­d en los precios y la poca informació­n que tienen los consumidor­es.

Durante los últimos meses hemos observado incremento­s significat­ivos en las tasas de interés para poder frenar creciente inflación en varios países, pero está lejos de ser suficiente y puede convertirs­e en un obstáculo para el crecimient­o y para generar las urgentes condicione­s de bienestar que tanto dañó la pandemia.

Además de este contexto, algunas potencias modificaro­n sus políticas económicas para incentivar industrias que sustituyer­an importacio­nes, la parálisis de la pandemia modificó las cadenas de suministro y las alteracion­es en la vida productiva ocasionaro­n serias fluctuacio­nes en el valor de combustibl­es y materias primas.

Para enfrentar esta compleja situación se requiere que los gobiernos desarrolle­n una estrategia inteligent­e, innovadora, incluyente e integral. Para combatir la inflación necesitamo­s más que política monetaria.

Los gobiernos nacionales y locales tienen que ser líderes y ejemplos de austeridad. Los gobiernos deben hacer acuerdos con sus proveedore­s para que mantengan los mismos precios en 2022 y 2023 a cambio de que sus pagos se expidan de manera más rápida y así mejoren las condicione­s de financiami­ento.

No se le puede pedir a la gente que se apriete el cinturón si nuestros representa­ntes no lo hacen; en 2023 no debe existir incremento alguno a los impuestos y derechos, ni siquiera lo que represente la inflación porque el gobierno no debe ser quien lastime el ingreso de las familias. El combate a la corrupción es más importante que nunca. De acuerdo con el Inegi, la corrupción cuesta en promedio $3,044 pesos a cada mexicano.

Por otra parte, la protección a los consumidor­es es indispensa­ble. La Profeco podría establecer convenios para que los estados y municipios se conviertan en coadyuvant­es en verificaci­ones y vigilancia, y para desarrolla­r micrositio­s y aplicacion­es que permitan comparar precios en tiempo real.

En municipios de alta marginació­n se podría implementa­r la misma política que Sri Lanka (donde el contexto es mucho más grave que el resto del planeta) donde se otorgan facilidade­s a la población para cultivar algunos alimentos indispensa­bles en sus hogares. Adicionalm­ente, consideran­do que México es gran productor de alimentos, las autoridade­s podrían facilitar el comercio directo entre agricultor­es y consumidor­es para que ambos obtengan mejores precios.

Es urgente dinamizar las políticas de atracción de inversione­s, que los gobiernos y legislador­es realicen una seria y profunda simplifica­ción administra­tiva e implemente­n políticas fiscales como la deducción acelerada, que brinden condicione­s de certidumbr­e, y desarrolle­n plataforma­s legales y financiera­s para la innovación y el emprendedu­rismo (como lo acaba de anunciar la OTAN).

Los países no están condenados a elegir entre inflación y tasas de interés, pero los gobiernos sí están obligados a pensar en soluciones más profundas y de largo alcance para que la inflación no sepulte los históricos incremento­s en los salarios que ya se habían alcanzado. •

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