Los accesorios para el melómano empedernido
Componer, interpretar y producir música son actividades alrededor de una de las artes más vivaces y bellas, pero el disfrute de ésta, el recorrido por los distintos géneros y el goce de una óptima reproducción es una actividad de conocedores que puede incluso rayar en la obsesión.
Basta asomarse a los aposentos de un melómano de alta gama para atisbar a un mundo dedicado al disfrute. Y no, no necesariamente el consumidor será también un autor.
En ocasiones la vocación, decisión o meramente disposición de talento no estará presente en el aficionado con un grado bastante para convertirlo en compositor. Cuando es así, consumir, aprender, disfrutar y en su caso cada vez con menos frecuencia, acumular música, será la actividad preferida en tiempos libres.
Con el advenimiento de los formatos digitales y los servicios de suscripción, para el común de los consumidores el coleccionar discos no hace tanto sentido como antes, pero algunos previsores del apocalipsis digital prefieren tener un acervo físico de sus melodías favoritas. Sin tomar en cuenta que con una hecatombe digital tampoco habrá energía eléctrica, alimentos, leyes, sistema de salud o medios de comunicación, al menos habrá buena música para quienes cuenten con paneles solares y un sistema de baterías de respaldo para pasar los últimos años de distopia con un buen ambiente.
Dejando de lado el posible fin de la civilización, mientras esta permanezca rodando hay algunos accesorios indispensables para el disfrute máximo de la música, y que constituyen oportunos regalos para el entusiasta.
La música va más allá de solo crearla, también se puede sentir