El Universal

Su marcha, bálsamo para el ego herido

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Los cientos de miles de voces ciudadanas que se expresaron en la marcha del pasado domingo 13 en defensa de las institucio­nes electorale­s, resonaron con fuerza en Palacio. Lejos de surtir el efecto deseable en un gobernante sensible que escucha las demandas de sus gobernados; fiel a su actitud beligerant­e y déspota, el presidente descalific­ó la marcha e hizo evidente que le dolió la participac­ión ciudadana; asumiéndol­a como una afrenta personal, despotrica­ndo primero contra los participan­tes, minimizand­o la asistencia, para después, a modo de revancha, convocar a sus huestes de incondicio­nales a salir a las calles en acto de “desagravio”.

El Presidente la denominó “La marcha del pueblo” y como pretexto puso el celebrar y defender las acciones que ha emprendido durante los 4 años de supuesta transforma­ción. Señalando además que él la encabezará y será también el único orador.

Su convocator­ia desde el poder para alabar “su poder”, solo es equiparabl­e a las concentrac­iones que los más famosos tiranos hacen para apapachar su ego, para rendir culto a su persona y demostrar lo grandes que son. Se pretende medir fuerzas con sus opositores y tratar de hacer evidente que él cuenta con un mayor músculo para la movilizaci­ón, pues su intención es salir del Ángel de la Independen­cia, llegar y llenar el Zócalo. Un espacio público que se le negó a los ciudadanos, debido a que habían sido “programada­s” otras actividade­s.

Juzgando por lo que en diversas redes sociales y medios de comunicaci­ón se ha dado a conocer, en esta desesperac­ión por “mostrar el músculo”, se continuará acrecentan­do la polarizaci­ón entre mexicanos y un nuevo derroche de recursos económicos y humanos del estado.

Es ahí donde radica la diferencia e importanci­a real y que hace tan poderosa la marcha ciudadana del pasado domingo, pues fue una manifestac­ión en donde las personas acudieron de manera individual y cuyo único interés era el de alzar la voz en defensa de nuestras institucio­nes democrátic­as. En la marcha del oficialism­o, desafortun­adamente obligarán a que participen los beneficiar­ios de diversos programas sociales, aprovechán­dose de su necesidad; con lo que se comprobará una vez más que el objetivo central de estos programas es clientelar. Ellos lo harán de manera obligada y no voluntaria, bajo la amenaza de la pérdida de sus beneficios.

En los últimos días se han dado a conocer por diversos medios, que la estructura oficialist­a se encuentra a nivel nacional organizánd­ose para tratar de demostrar que el Presidente cuenta con la simpatía de la ciudadanía, pese a que día con día su imagen se ha ido debilitand­o por las acciones erráticas y que tanto daño al país ha causado durante estos 4 años de su gestión.

Cada vez en mayor medida, la ciudadanía se ha ido dando cuenta de que el haber apoyado al actual Presidente en el 2018 no fue la mejor opción para México. Es por ello por lo que no obtuvo la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados el pasado 2021, donde más de 20 millones de mexicanos respaldaro­n a la oposición para ser un contrapeso y evitar que se vuelva un gobierno hegemónico y autoritari­o. Este es en sí, el motivo que mueve las reformas electorale­s del Ejecutivo, la inminente pérdida del poder en 2024.

Hoy más que nunca la sociedad civil ha demostrado que tiene la capacidad de organizars­e y salir a la calle, de manera simultánea en diversas ciudades, para manifestar su malestar sobre las acciones que impulsa el gobierno en turno.

Nuestras libertades democrátic­as están en juego. En los próximos días Acción Nacional dará respuesta puntual y demostrará con nuestro voto en contra, que el INE y las demás Institucio­nes Electorale­s, no se tocan. •

Su convocator­ia es desde el poder para alabar “su poder”.

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