Involución de 30 años
• KAROLINA GILAS
La propuesta del Ejecutivo que discute en estos días la Cámara de Diputados propone cambios profundos a nivel de la gobernanza electoral, sistema electoral y de partidos. ¿Cómo afectarían estos cambios?
La propuesta de reparto de escaños, a pesar de ser una fórmula de representación proporcional, generaría sesgos a nivel de listas estatales de bajo número de escaños. Eliminar los límites de sobrerrepresentación implicaría la ausencia de un número máximo de escaños a los que pudiera acceder una fuerza política, asegurando dominio de los partidos más grandes en cada demarcación y eliminando los incentivos para formar coaliciones.
Eliminar el financiamiento público sería otro factor que debilitaría a partidos pequeños. La expectativa de que se mantengan con las aportaciones de sus militantes y simpatizantes es inviable. Esto incrementaría la vulnerabilidad de los partidos de oposición ante las fuentes ilícitas del financiamiento y, al mismo tiempo, ampliaría la ventaja que tienen los partidos en el poder.
Contrario a lo que señala el Ejecutivo, la calidad de la representación y el grado del pluralismo no podría incrementar a partir de esa iniciativa. Por el contrario, el impacto sería negativo, al limitar el pluralismo, acrecentar la desproporcionalidad en la integración de los legislativos y afectar la equidad entre los partidos, regresando el sistema electoral y político mexicano al menos 30 años al pasado.
Parece poco probable un cambio a nivel constitucional; sin embargo, el plan B de modificaciones a las leyes generano permite, todavía, declarar inviable esa ruta de involución electoral en México. •
Politóloga. Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM