Doscientos años de historia con EU
La relación entre los gobiernos mexicano y estadounidense se basa en la responsabilidad, la confianza y el respeto a la soberanía
México y Estados Unidos cumplen 200 años de ser vecinos. El próximo 12 de diciembre conmemoramos con Estados Unidos nuestro bicentenario del establecimiento de relaciones diplomáticas. En la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Embajada mexicana en Washington D.C. —con la destacada participación de la Secretaría de Cultura de México— hemos trabajado en un programa de celebración que es, en esencia, un espacio de reflexión plural. El bicentenario es una oportunidad irrepetible para preguntarnos qué lecciones debemos aprender del pasado; cuál es el estado actual de la relación y cuál es la ruta crítica hacia el futuro para fortalecer nuestros lazos binacionales, consolidar a Norteamérica como región a nivel global y avanzar los intereses de México en el exterior.
La conmemoración de los doscientos años de historia está marcada, en primer lugar, por el nuevo Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, Salud Pública y Comunidades Seguras que ambos países hemos suscrito a través del Diálogo de Alto Nivel de Seguridad. El Entendimiento Bicentenario, que remplazó para bien la anterior Iniciativa Mérida, es un símbolo de dónde está la relación en el presente. Hemos dejado atrás la visión previa, la tesis de la sumisión, y abrazamos ahora una estrategia de cooperación efectiva basada en el respeto a nuestra soberanía y el trato entre iguales.
El Entendimiento Bicentenario, como indicador de muestra de nuestra relación bilateral, replantea la manera en la que México coopera con nuestro vecino del norte. Insistimos permanentemente, por ejemplo, en la prioridad de detener el río de armas y municiones que inundan nuestro país. Lo hacemos a través de distintos litigios estratégicos, además de explotar las vías diplomáticas. Al mismo tiempo, encontramos caminos de cooperación con los Estados Unidos que nos permiten avanzar hacia una región más segura, un objetivo común. Es decir, defendemos los intereses de México al tiempo que buscamos una cooperación bilateral que convenga a los dos países y a nuestra región.
Los episodios de nuestra historia, que estuvieron marcados por encuentros y desencuentros durante el siglo XIX y principios del XX, nos recuerdan que México había tenido una posición defensiva para hacer valer su independencia y soberanía frente a Washington. Sin dejar de lado el pasado, en la actualidad México y Estados Unidos sostenemos una exitosa relación bilateral de mutuo respeto en condiciones de igualdad. Estados Unidos se encuentra en sintonía con el resto de los países del hemisferio occidental para forjar un nuevo sistema continental. México mantiene e incrementa su autonomía mientras que, gracias a la cooperación, hemos multiplicado nuestro
Ebrard Casaubon, exjefe de Gobierno de la hoy Ciudad de México, es canciller desde diciembre de 2018. Fue también subsecretario de Exteriores.
Los cimientos institucionales de la relación bilateral permiten también la discrepancia de opiniones legítimas, como manifestamos en la última Cumbre de las Américas.
intercambio económico al punto tal que hoy no hay otro país más importante que México para los Estados Unidos en materia comercial. En síntesis, nuestra diplomacia es efectiva porque cuida los intereses nacionales al tiempo que construye nuevos horizontes de entendimiento con nuestros socios más importantes del mundo.
Bajo el liderazgo del presidente López Obrador, México ha edificado una política exterior efectiva con los Estados Unidos. La confrontación que muchos auguraban, o deseaban, no tiene lugar. Por el contrario, observamos una relación madura y sólida en la que trabajamos en áreas en común a partir de una arquitectura bilateral fortalecida con los Diálogos de Alto Nivel Económico y de Seguridad, así como con la Cumbre de Líderes de América del Norte —que incluye a otro socio fundamental para México como lo es Canadá—. Los cimientos institucionales de la relación bilateral permiten también la discrepancia de opiniones legítimas, como manifestamos en la última Cumbre de las Américas, celebrada en Los Ángeles, California, en donde México abogó por un diálogo amplio e incluyente.
La visión del futuro incluye una mayor integración económica, particularmente para transitar hacia cadenas de suministro más eficientes y mucho más sostenibles. Buscamos aumentar también la cooperación científica, así como los intercambios culturales y artísticos de nuestras sociedades. Bajo ese espíritu, la conmemoración de los doscientos años de la relación bilateral incluye la presentación de libros y revistas; la apertura de nuevos espacios de diálogo y reflexión con universidades y centros de pensamiento; la inauguración de exposiciones artísticas en los dos países; una serie de eventos con nuestras comunidades en Estados Unidos; nuevas alianzas con la televisión pública para difundir el trabajo de nuestra red consular en el exterior, entre otros.
Hoy, la relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos se basa en los principios de reciprocidad, responsabilidad compartida, confianza mutua y respeto a la soberanía, jurisdicción y legislaciones de ambos países. El diálogo bilateral se fundamenta en el respeto a nuestras soberanías, a partir de que somos dos naciones democráticas que aseguran el respeto a los derechos fundamentales. Hacia el futuro, la política exterior mexicana continuará trabajando desde el respeto y la autonomía como elementos fundamentales para cualquier relación de igualdad. Desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, trabajamos porque se fortalezca la arquitectura institucional bilateral y de la región de América del Norte. El gobierno y el pueblo de México son piezas indispensables para que ese objetivo común sea realidad.