“Relación actual, con flancos abiertos”
El exembajador de México en Estados Unidos Arturo Sarukhán calificó como “preocupante” la relación bilateral, porque enfrenta retos compartidos como la seguridad, las consultas por el T-MEC, entre otros temas.
Recuerda que algunos de los momentos más complejos de su gestión fueron los resultados de la operación Rápido y Furioso, así como las filtraciones de WikiLeaks.
¿CUÁL FUE EL PRINCIPAL DESAFÍO COMO EMBAJADOR DE MÉXICO EN ESTADOS UNIDOS?
—Ciertamente, quizá uno de los principales fue convencer a un gobierno republicano con el que yo llegué como embajador (...) el del presidente George Bush. Los mecanismos de cooperación estadounidense en materia de combate al crimen organizado eran patentemente insuficientes (...) y el tipo de cooperación de 35 millones de dólares al año que daba EU era completamente inconsistente con los recursos que México estaba dispuesto a inyectar para confrontar uno de los principales problemas al Estado de derecho y la seguridad pública del país. Y en segundo, lo que como un paradigma central de la relación México-Estados Unidos durante 16 años como embajador (...) es que teníamos que articular un principio de responsabilidad compartida. Haber propiciado una verdadera relación estratégica, holística y corresponsable, con una visión clara de futuro, entre México y EU y que rebasaba el mero ámbito bilateral. Convertimos a México en el referente estratégico regional y global de EU en el continente.
Las políticas unilaterales, políticas que eran parciales (...) que no engrasaban las acciones conjuntas, coordinadas y sincrónicas de los dos gobiernos para enfrentar un crimen organizado, migración, retos de infraestructura, la agenda comercial, pero sobre todo el tema del crimen organizado por el impacto del tráfico de dinero en efectivo, de armas y los patrones de consumo en EU, que este paradigma de responsabilidad compartida tenía que convertirse en la columna vertebral de la relación.
El otro reto importante (...) tenía que ver con las percepciones públicas y las narrativas sobre México y la idea de que el país estaba incendiado en violencia. Esto no era una situación generalizada en todo el país. Y finalmente (...) hubo un par de momentos complicados durante mi gestión. Primero (...) el resultado de la operación Rápido y Furioso. Y el segundo, las filtraciones de WikiLeaks y los cables que hicieron públicos del embajador estadounidense en México que hicieron todavía más compleja la relación entre el entonces embajador estadounidense en México y el Presidente, que llevaron al Presidente a presionar por la salida del embajador en un momento enormemente complejo (...)
¿CÓMO CALIFICA LA RELACIÓN BILATERAL ACTUAL?
—Preocupante. Porque si bien la administración Biden ha buscado reactivar los mecanismos institucionales que Trump torpedeó durante cuatro años, hay una serie de flancos abiertos importantes, particularmente con respecto a las obligaciones y compromisos de México al amparo del T-MEC; el tema del tráfico de fentanilo; y si le agregamos el boicot del presidente [López Obrador] a la Cumbre de Los Ángeles, la posición de la invasión de Rusia a Ucrania. Además también tenemos el reto enorme que va a ser el hecho de que, como ocurre cada 12 años en la relación bilateral, en 2024 van a coincidir dos elecciones presidenciales en México y EU.
El tema del crimen organizado (...) este paradigma de responsabilidad compartida tenía que convertirse en la columna vertebral de la relación”