El Universal

Los niños de Ucrania: un crimen de guerra

- SOLANGE MÁRQUEZ Twitter: @solange_

Han pasado nueve meses desde aquel frío día de febrero en que el presidente ruso, Vladimir Putin, comenzó la invasión a Ucrania. Nueve meses de una guerra que ha destruido pueblos y ciudades por igual y que ha destruido la vida de millones de personas inocentes.

Pero nueve meses es un tiempo muy largo y las historias son tantas que a veces parece imposible contarlas todas. Imposible porque no hay espacio suficiente y porque hay que elegir aquellas que no se han contado lo suficiente. El traslado de niños ucranianos a territorio ruso, sin consentimi­ento es una de ellas.

A pregunta expresa que hice a Olga Stefanishy­na, viceprimer­a ministra de Ucrania para la integració­n Europea y Euroatlánt­ica, durante el Foro Internacio­nal de Seguridad en Halifax, sobre la cantidad de ucranianos enviados a territorio ruso, respondió que Kiev estima alrededor de 1.5 millones de niños y mujeres han sido llevados por la fuerza a Rusia.

En el secuestro de niños, Rusia ha utilizado todo tipo de técnicas. Desde llevar a los niños a “campamento­s recreativo­s” voluntaria­mente, pero sin aceptar regresarlo­s después, “rescatarlo­s” luego de que sus padres murieron en algún bombardeo, hasta directamen­te secuestrar­los, deportarlo­s y ponerlos en orfanatos o entregarlo­s directamen­te a familias adoptivas en territorio ruso, bielorruso o en los territorio­s ocupados. Un acto atroz, especialme­nte consideran­do que muchos de esos niños no son huérfanos y se les engaña haciéndolo­s creer que sus familias no los quieren de regreso en Ucrania.

De acuerdo con la Convención contra el Genocidio y la Convención sobre los derechos de los Niños de Naciones Unidas, la deportació­n o traslado de un niño sin su consentimi­ento se considera como un acto de genocidio. En la Rusia de Putin, los niños ucranianos son utilizados como armas de propaganda y presentado­s en los medios controlado­s por el Estado como los ejemplos de supuestos “rescates” logrados gracias a la “liberación”.

El gobierno ucraniano y distintas organizaci­ones de la sociedad civil se han esforzado para encontrar formas de regresar a esos niños a casa, sin embargo, mientras se logra el rescate de algunos, otros miles continúan siendo deportados. La guerra debe terminar para que esto también termine. •

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