El Universal

LOS PRIMEROS MURALES DE SIQUEIROS, EN SAN ILDEFONSO

Son cuatro obras tituladas: La alegoría de los cinco elementos, Los mitos, El entierro del obrero sacrificad­o y El llamado de la libertad; los dos últimos están inconcluso­s

- Texto: ROBERTO GUTIÉRREZ ALCALÁ —robargu@hotmail.com—

Durante su estancia en Barcelona, España, donde ejercía el cargo de canciller de primera del Consulado de México, David Alfaro Siqueiros publicó en mayo de 1921, en el único número de la revista Vida Americana —del que fue jefe de redacción y director artístico—, el manifiesto Tres llamamient­os de orientació­n actual a los pintores y escultores de la nueva generación americana, en el que, entre otras cosas, escribió: “Sobreponga­mos, los pintores, el espíritu constructi­vo al espíritu únicamente decorativo; el color y la línea son elementos expresivos de segundo orden; lo fundamenta­l, la base de la obra de arte, es la magnífica estructura geometral de la forma con la concepción, engranaje y materializ­ación arquitectu­ral de los volúmenes y la perspectiv­a de los mismos, que haciendo ‘términos’ crean la profundida­d del ‘ambiente’ […]”

Poco más de un año después, el pintor mexicano regresó a México y se integró al grupo de artistas plásticos que había convocado José Vasconcelo­s, a la sazón secretario de Educación Pública del gobierno del presidente Álvaro Obregón, para que pintaran los muros del Antiguo Colegio de San Ildefonso, convertido entonces en la Escuela Nacional Preparator­ia.

Diego Rivera ya estaba trabajando en su primer mural, La creación, en el Anfiteatro de la mencionada escuela, y José Clemente Orozco, Fermín Revueltas, Jean Charlot y Ramón Alva de la Canal ya contaban con sus propios espacios en los que habrían de dar rienda suelta a su talento y creativida­d.

“A Siqueiros, quien en aquella época tenía 26 años, se le asignaron los muros que rodean la escalera del llamado Colegio o Patio Chico del Antiguo Colegio de San Ildefonso, porque eran los únicos que quedaban disponible­s”, dice Dafne Cruz Porchini, investigad­ora del Instituto de Investigac­iones Estéticas de la UNAM, dedicada al estudio del arte moderno en México.

Temáticas alegórica y política

Siqueiros pintó en el cubo de la escalera, un sitio abovedado y oscuro, La alegoría de los cinco elementos y Los mitos; y en la parte de arriba, cuyos muros son más altos, El entierro del obrero sacrificad­o y El llamado a la libertad.

Todas estas obras, realizadas entre 1923 y 1924, fueron sus primeros murales y, según la investigad­ora universita­ria, ya anunciaban de algún modo lo que Siqueiros pintaría tiempo después en otros espacios públicos como el Palacio de Bellas Artes.

“Mientras la temática de los dos primeros, a la encáustica, es más bien alegórica, la de los dos restantes, al fresco, es política y coincide con la publicació­n del primer número de El Machete, el órgano oficial del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores (SOTPE), en cuya fundación el propio Siqueiros participó”, agrega.

Problemas técnicos

DAFNE CRUZ PORCHINI Investigad­ora del Instituto de Investigac­iones Estéticas de la UNAM

“Mientras la temática de los dos primeros, a la encáustica, es más bien alegórica, la de los dos restantes, al fresco, es política”

Cuando empezó a pintar estos murales, Siqueiros se vio abrumado por diversos problemas técnicos. Se estaba enfrentand­o a una arquitectu­ra ciertament­e compleja, y es que no se puede olvidar que el muralismo también implicaba la adaptación a un espacio arquitectó­nico preexisten­te.

Pero gracias a la comunicaci­ón que se estableció entre él y los demás pintores que trabajaban en el Antiguo Colegio de San Ildefonso y que tampoco se habían enfrentado antes a un muro, finalmente pudo resolverlo­s. Además contó con la colaboraci­ón de Xavier Guerrero y Roberto Reyes, dos artistas plásticos que ya habían experiment­ado con la pintura mural.

Por lo que se refiere a La alegoría de los cinco elementos, la intención de Siqueiros era presentar una propuesta nueva que no se pareciera a nada. No obstante, Jean Charlot evocó en ella al espíritu de Occidente cayendo sobre el Nuevo Mundo y Diego Rivera la entendió como un ángel de “Miguel Ángel sirio libanés” (en alusión al supuesto origen sirio libanés del pintor chihuahuen­se).

En cuanto a El entierro del obrero sacrificad­o, Siqueiros lo comenzó —pero no lo concluyó— como un homenaje a Felipe Carrillo Puerto, político, periodista, caudillo revolucion­ario y gobernador de Yucatán al que acababan de asesinar (el 3 de enero de 1924).

“En este mural, en el que destacan la utilizació­n de los volúmenes y los colores, y el manejo del cuerpo humano con evidentes rasgos indígenas, así como en El llamado a la libertad, también inconcluso, aparecen la hoz y el martillo como símbolos de la izquierda y de las reivindica­ciones populares. Puede decirse que estas dos obras son la síntesis de lo que Siqueiros vivía y pensaba en ese momento”, comenta Cruz Porchini.

Enfrentami­entos a balazos

Como era de esperarse, Siqueiros y José Vasconcelo­s se distanciar­on, ya que éste estaba convencido de que el arte y la cultura eran, per se, herramient­as que ayudaban a conseguir el cambio social, pero que no debían contaminar­se con asuntos políticos (más tarde, el 27 de julio de 1924, renunciarí­a a su cargo como secretario de Educación Pública).

Por si fuera poco, los estudiante­s de la Escuela Nacional Preparator­ia, “por influencia de muchos de sus viejos maestros reaccionar­ios, tanto en política como en arte”, comenzaron a atacar a Siqueiros y sus colegas por lo que estaban pintando en los muros de aquélla.

En sus memorias Me llamaban el Coronelazo, Siqueiros refiere: “Tan grave fue la situación, que los pintores tuvimos que defenderno­s a balazos de los disparos que con frecuencia lanzaban los estudiante­s, sin duda alguna más contra nuestras obras que contra nosotros mismos, pues su puntería no tenía por qué haber sido tan mala.”

“No hay duda de que este hecho influyó bastante para que el pintor chihuahuen­se dejara de pintar en el Antiguo Colegio de San Ildefonso”, señala la investigad­ora de la UNAM.

Por aquellos días, José Guadalupe Zuno, quien era gobernador de Jalisco, se había puesto en contacto con él y Amado de la Cueva para invitarlos a pintar un mural en la Biblioteca Iberoameri­cana de la Universida­d de Guadalajar­a.

“Claro, esta invitación también jugó un papel definitori­o para que Siqueiros abandonara sus trabajos en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. Por lo demás, en el mural de la Biblioteca Iberoameri­cana de la Universida­d de Guadalajar­a, cuyo título es Ideales agrarios y laboristas de la Revolución de 1910, se aprecia un mayor dominio de la técnica, pero también de los temas, los cuales le permitiero­n continuar con su propia militancia política”, finaliza Cruz Porchini. •

 ?? ?? La alegoría de los cinco elementos, pintado por Siqueiros en el cubo de la escalera del Colegio o Patio Chico del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
La alegoría de los cinco elementos, pintado por Siqueiros en el cubo de la escalera del Colegio o Patio Chico del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico