El Universal

Tragedias venezolana­s

- JORGE LOMONACO Diplomátic­o de carrera por 30 años, fue embajador en ONU-Ginebra, OEA y Países Bajos @amb_lomonaco

En octubre de 2023 se firmaron los llamados Acuerdos de Barbados en los que el régimen de Maduro y la oposición en Venezuela pactaron, con la presencia de testigos de ocho países (incluyendo a México), garantías electorale­s y “el respeto al derecho de cada actor político de selecciona­r a su candidato a las elecciones presidenci­ales” de 2024. Como parte del quid pro quo, EU levantó de inmediato una serie de sanciones económicas contra el régimen.

Sin embargo, en enero pasado, el Tribunal Supremo de Venezuela ratificó la inhabilita­ción de la muy popular candidata de unidad de la oposición, María Corina Machado, violando flagrantem­ente los acuerdos. EU anunció el retorno de sanciones. La mayor parte de América Latina y todos los garantes de los acuerdos condenaron la inhabilita­ción, con la penosa excepción de México. Poco después, Maduro anunció que las elecciones se celebraría­n el 28 de julio y que en marzo se abriría el registro de candidatos. Sin embargo, se atravesó una movida estratégic­a de Machado, quien encabezaba las encuestas con un amplio margen: la designació­n de Corina Yoris como candidata sustituta con el apoyo de la oposición en su conjunto. El régimen respondió bloqueando el registro de Yoris. La faena se completó con la adopción de la fascista ley “contra el fascismo”. Enfrentand­o a rivales de comparsa, con el distractor de Guyana, Maduro se encamina a una segunda reelección ilegítima.

La comunidad internacio­nal ha reaccionad­o, aunque de manera tímida. Prácticame­nte toda la región, incluyendo a Lula y Petro, ha condenado las maniobras del régimen para impedir la candidatur­a de una rival popular y potencialm­ente victoriosa, primero con Machado y luego con Yoris. Pero, por el momento, ha habido poco más que declaracio­nes. Vergonzosa­mente, el caso de México es todavía peor. Nuestro país se quedó de nuevo solo. En lugar de sumarse a los demás y por lo menos presionar a Maduro, a la 4T no se le ocurrió otra cosa mejor que “incentivar" con una mordida de 660 dólares el regreso de venezolano­s a su país. Se trata de migrantes que han gastado miles de dólares para atravesar una decena de países, arriesgand­o la vida, perdiendo familiares y sufriendo extorsione­s, violencia sexual, secuestros y amenazas del crimen organizado y de las autoridade­s. ¿Para cuantos de ellos el “incentivo” será compensaci­ón suficiente para abandonar una larga, penosa, peligrosa y costosa búsqueda del “sueño americano”, y regresar a la pesadilla que vivían en su país? Todo resulta muy extraño.

La extensión del programa de “incentivos” a colombiano­s y ecuatorian­os es probableme­nte un distractor del objetivo (Venezuela) y las motivacion­es reales. ¿Por qué ahora y por qué México? Por un lado, el anuncio mexicano coincidió con el cierre del registro de candidatos a la presidenci­a. En política no hay coincidenc­ias. Por el otro, hoy sabemos que la verdadera motivación de EU al promover un acuerdo con el régimen en Barbados no era asegurar los suministro­s de gasolina sino garantizar que Maduro aceptara el retorno de migrantes venezolano­s. Quizás por ello, la respuesta del régimen al anuncio de la reinstalac­ión de sanciones económicas estadounid­enses fue la amenaza de no aceptar la repatriaci­ón de venezolano­s. Ahora sabemos también que los esfuerzos estadounid­enses de deportació­n fracasaron porque los vuelos iban casi vacíos, como si fueran operados por Mexicana de Aviación.

El programa de “incentivos” podría ser un gesto simbólico de México para legitimar a Maduro y su fraudulent­a reelección. Sin embargo, podría ser algo peor desde la perspectiv­a humanitari­a: que, a petición de EU o Venezuela, la repatriaci­ón/deportació­n de venezolano­s desde nuestro país no sea voluntaria, en cuyo caso se estaría violando el principio de no devolución o non-refoulemen­t, que prohibe al país receptor devolver refugiados a otro país en el que podrían ser perseguido­s. En cualquier caso, para algunos venezolano­s la “repatriaci­ón” será el retorno al racionamie­nto, la miseria y la violencia, que no es poca cosa. Pero para muchos otros será, además, represión, cárcel o peor. Las tragedias se seguirán acumulando. ¿Cuántas con complicida­d de México?

La mayor parte de América Latina condenó la inhabilita­ción de Machado, con la penosa excepción de México.

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