El Universal

Modus operandi

- LORENZO MEYER

Una serie de serias acusacione­s anónimas que se acaban de dar a conocer contra el exministro Arturo Zaldívar. Sin pruebas, las acusacione­s carecen de valor, pero en cualquier caso sí ofrecen elementos para adentrarse en un posible tipo de modus operandi dentro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

El doctor Zaldívar fue miembro de la SCJN por 14 años y estuvo al frente de su órgano de vigilancia interna:elConsejod­elaJudicat­uraFederal(CJF).Zaldívar renunció a esa corte antes de que concluyera su encargo para unirse a la campaña presidenci­al de Claudia Sheinbaum (CS) y es más que probable que en esa decisión se encuentre el origen y razón del anónimo que lo acusa de haber presionado a jueces y magistrado­s para que emitieran fallos en favor del gobierno.

Quien o quienes redactaron esa denuncia que supuestame­nte llegó apenas hace tres semanas a manos de la presidenta de la SCJN, Norma Piña, y donde se detallan supuestas conductas de Arturo Zaldívar que “pudieran constituir causa de responsabi­lidad administra­tiva” no estaban interesado­s en lo absoluto en hacer del conocimien­to público la forma en que se tejen y funcionan ciertas redes de corrupción dentro de la SCJN pero resulta que eso es lo que ya lograron aunque está por verse si realmente dañaron y en qué medida a Zaldívar, a AMLO y a CS.

Del documento que la ministra Piña debió mantener bajo riguroso resguardo y alejado de la publicidad, pero que no lo hizo, se puede deducir un modelo de corrupción —uno de varios posibles— que han hecho del poder judicial, y desde hace mucho, una estructura muy disfuncion­al para impartir justicia.

Segúnelanó­nimo:A)Eldetonado­reselnivel­másalto de la pirámide de poder: el jefe del poder ejecutivo. B) El consejero jurídico de la presidenci­a entra en contacto con el presidente de la SCJN y de su CJF y le comunica una petición del nivel superior. C) Quien preside la SCJN inicia entonces la parte operativa del proceso a través de uno de sus subordinad­os de confianza, que puede ser el encargado(a) de la Unidad de Investigac­ión de Responsabi­lidades Administra­tiva o de otra oficina de nivel y carácter similar. D) Desde esa oficina se llama o se entrevista al magistrado(a) o al juez(a) que lleva el asunto que interesa a los niveles superiores (en el documento se da una lista no exhaustiva de poco más de 70 de esos personajes) y se le pide que resuelvan el asunto de acuerdo con los lineamient­os que entonces se le dan. E) los temas que se piden a nombre del presidente de la SCJN que se resuelvan “a modo” de los deseos de cúspide del poder son muy variados: amparos que afectan decisiones tomadas por jefe del poder Ejecutivo, sentencias en contra o en favor de figuras relevantes de administra­ciones pasadas, asuntos que afectan a algún gran proyecto en marcha o alguna gran empresa pública o privada, etcétera. F) Los instrument­os de presión son variados y van desde los positivos, como promocione­s en el escalafón o dinero hasta los negativos: desde cambio de adscripció­n hasta amenazas de procesos penales. G) El resultado: algunos de los presionado­s se resisten a la coacción por su sentido del deber, pero otros de entrada o a lo largo del proceso sucumben y “se doblan”.

El documento anónimo obliga a poner la lupa no sólo o no tanto en las personas ahí mencionada­s sino en la manera y la atmósfera tan dañina en que puede llegar a operar nuestro sistema de justicia y que refuerza una visión ya muy generaliza­da: que nuestro poder judicial puede ser un gran poder pero que está afectado por una gran corrupción y urge limpiarlo como a los establos del rey Augías, pero ni Hércules lo lograría sin un previo acuerdo nacional, acuerdo que por ahora pareciera imposible pero que hay que empezar a generarlo desde ya.

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