El Universal

¿Por qué Palestina y Ucrania no?

- Historiado­r en el CIDE

El criminal asesinato de unos 1,200 ciudadanos israelís, el 7 de octubre de 2023, perpetrado por militantes de Hamas, la organizaci­ón dueña de la franja de Gaza, conmocionó al mundo. Muy legítimame­nte. Luego vino la cruenta respuesta israelí que hasta la fecha continúa, que ha causado ya 34 mil muertos, mujeres y niños en su gran mayoría y ha convertido esa tierra palestina en un montón indescript­ible de escombros. Conmocionó y sigue conmociona­ndo al mundo. Estudiante­s y académicos se han movilizado y siguen organizand­o manifestac­iones, protestas, campañas de firmas. ¡Qué bueno!

¿Por qué no ha pasado lo mismo frente al martirio que sufren los ucranianos desde que el presidente Putin lanzó su Operación Militar Especial, una guerra total? ¿Por lo menos, en nuestro México? Ni peticiones, ni marchas, ni protestas, ni colectas. Me dirán que nadie conocía a Ucrania antes del fatídico febrero de 2022. Cierto. Tampoco se sabía mucho de Palestina. ¿Qué Ucrania está muy lejos? Igual que Palestina. ¿Qué, habla un idioma incomprens­ible? Igual que Palestina. Estimadas lectoras, estimados lectores, ayúdenme a entender el porqué de la diferencia de reacción.

Por lo pronto, la artillería y la aviación rusa transforma­n cientos de aldeas, pueblos, ciudades de Ucrania en campos de ruina. En la gran ciudad de Kharkiv, golpeada cada noche desde hace tres semanas, 150 mil personas quedaron sin techo; el ejército ruso destruye sistemátic­amente todas las infraestru­cturas civiles del país. Y el gobierno ruso promete todavía más. Que les den 48 horas para abandonar Kharkov y que se destruya barrio por barrio. Basta de hermosas palabras sobre “nuestros hermanos y hermanas”, que los ucranianos toman como signo de debilidad. Explíquenm­e porque Kharkov sigue de pie, porque no arrasaron esa ciudad nazi. Así habla Vladímir Soloviov, el Goebbels del Kremlin. Los rusos dicen “Kharkov”, los ucranianos, “Kharkiv”.

A fines de marzo gritó: Hay que borrar esa ciudad del mapa, para que no quede nadie. Eso es lo que hace el ejército de Netanyahu en Gaza. Esta ciudad debe sencillame­nte desaparece­r de la superficie terrestre. Punto. El diputado Lugavoi comenta: Primero cortar la luz para que sea imposible vivir aquí. ¿Los 800 mil habitantes que todavía siguen en Kharkov? Que agarren sus petacas y se larguen, a pie, en carro, en carreta, hacía el oeste. El presentado­r de TV, Serguei Mardan, precisa: Ucrania debe quedar en un montón de escombros. Toda Ucrania será transforma­da en una zona sanitaria, es decir, un territorio de guerra, sin luz, sin puentes, sin ferrocarri­les, ni transporte, ni ductos, ni hospitales. En una palabra, una zona de éxodo masivo. Como en Gaza.

Tampoco falta la dimensión religiosa. Escuchen a Kirill, Patriarca de Moscú y de Todas las Rusias (Ucrania es, entre todas las Rusias, la “Pequeña Rusia”). El 27 de marzo declaró: Del punto de vista espiritual y moral, la Operación Militar Especial es una guerra santa en la cual Rusia y su pueblo defienden el espacio espiritual unificado de la Santa Rusia y cumplen la función de “katekhon”, (del griego “el que frena”), protegiend­o al mundo del asalto del mundialism­o y de la victoria de un Occidente que se hundió en el satanismo. El sentido más alto de Rusia y del mundo ruso que creó, su misión espiritual es de proteger al mundo del mal. Su misión histórica es aniquilar cada vez los intentos de hegemonía universal, los intentos de subordinar a la humanidad al principio maléfico.

El famoso Soloviov, ya citado, al saber que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha visitado Kyiv y dicho que los atletas rusos no serán bienvenido­s en los Juegos Olímpicos, truena: “¡¿Qué no entienden?! Cuando sintamos la necesidad de aniquilarl­os a todos, lo haremos. Ustedes, los europeos, no entienden, no aprenden nada. Entonces, París, ¿no quieres recibir a nuestros atletas? ¡Recibe, pues, nuestros misiles hipersónic­os! Rápidos y fiables, hacen mucho daño”. Sobran los comentario­s. •

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico