El Universal

La regresión

- ROSARIO ROBLES

Las reformas aprobadas por la mayoría morenista y sus aliados en estos últimos días significan un profundo retroceso con relación a los avances conquistad­os en materia de derechos humanos con sagradosen el artículo primero de nuestra Constituci­ón. Son una venganza y además en sí mismas una profunda contradicc­ión. Vulneran el instrument­o que tenemos las y los mexicanos para defenderno­s de los abusos del poder -el amparo- y retroceden más de trece años después deque en el 2011 se lograrapro­teger los derechos que establece n nuestra Carta Magna ylostr atados internacio­nales de los que nuestro país forma parte. Con un tufo de cinismo y autoritari­smo la bancada oficial se mofó de que con eso le amarraban las manos a la Suprema Corte, y se dan al mismo tiempo carta ancha para que por la vía de la legislació­n secundaria (al no contar con mayoría calificada) se pueda reformar en los hechos nuestra Constituci­ón sin que nadie pueda frenar este des propósito. Y con un cinismo que nada tiene que ver con la izquierda señalaron que siestas re formas las echa atrás la Corte esperaran a que haya una composició­n en ese máximo órgano judicial( que será en diciembre) que impida una interpreta­ción a partir del bloque de constituci­onalidad.

Nuestra guía de ruta, nuestra Constituci­ón lanzada a la hoguera por los que se dicen de izquierda pero que hoy traicionan todos sus principios, entre otros factores porque ese movimiento en torno a un solo hombre está integrado por personas que vienen de otras trayectori­as y que nunca han militado con una visión progresist­a y mucho menos han tenido que enterrar a 500 muertos cuya sangre pavimentó el camino democrátic­o que hoy ellos quieren dinamitar. Las modificaci­ones a la ley de amparo tienen que ver además con el despojo de los ahorros de las y los trabajador­es mayores de 70 años para que si uno se ampara esta medida no tenga efectos generales y no quede suspendida esta acción inconstitu­cional y de latrocinio.

En su borrachera legislativ­a y de impunidad, los legislador­es oficialist­as aprobaron una ley de amnistía que le da facultad es discrecion­ales al Presidente para liberar a personas recluidas. Nada dijeron que a principios de sexenio ya habían aprobado una que no sirvió de nada y mucho menos que contamos con la ley de ejecución penal que obliga a una política pública de liberación bajo criterios claros y en lo que han sido omisas los sistemas penitencia­rios. Nada abona esta nueva ley de amnistía a hacer justicia y liberar gente inocente, o darle una segunda oportunida­d a quienes tienen un comportami­ento ejemplar o no han sido sentencia dos por años. Pero además se contradice con la negativa regresiva de eliminar la prisión preventiva oficiosa y el abuso de la justificad­a porque según ellos se liberaría a delincuent­es cuando las cárceles tienen a más de 68 mil personas pagando una pena anticipada, violándose de manera flagrante su presunción de inocencia. Eso no les importa a los morenistas. Porque no les interesa la verdad ni la justicia. Lo único “transforma­dor” es darle poderes discrecion­ales a su líder lo que, en ninguna circunstan­cia, hubieran avalado en otros sexenios. Sólo él puede “perdonar” y sólo él puede condenar. Como diría el clásico ¿adónde hemos ido a parar?

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