El Universal

Bob Bowman, ejemplo del entrenador que nunca deja solos a sus nadadores

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En noviembre del año pasa- do, estuve en el homenaje a Ronald Johnson que le realizó la Universida­d de Arizona State, en donde —además— el entrenador Bob Bowman presentó su equipo, con grandes estrellas, como el francés Léon Marchand.

Se trataba de un equipo impresiona­nte, que este año logró ganar los NCAA, el máximo evento universita­rio en el mundo.

Como nos decía Bowman, para él era muy importante que ese equipo demostrara ante todo el sector universita­rio que tenía la capacidad para ser líder en Estados Unidos y a nivel mundial.

Las autoridade­s de Arizona State estaban muy satisfecha­s con los resultados, pero... ¿Qué pasó después? Después de ganar los NCAA, le ofrecieron un jugoso contrato con la Universida­d de Texas, programa deportivo con un gran prestigio, en el que ya no seguiría otro de los legendario­s entrenador­es de natación, como Eddie Reesse.

Texas contrata a Bowman, quien acepta firmar por más de 2.75 millones de dólares (más bonos) y 6.5 años, pese a que también le habían ofrecido ser entrenador del equipo de Estados Unidos para los Juegos Olímpicos París 2024. Cualquiera podría decir que se inclinó solamente por lo económico, pero no es así, ya que —además— será asistente del equipo de natación de Francia, lo cual explico.

No es que haya preferido a Francia sobre Estados Unidos, ni al dinero sobre su país. Esta decisión va más allá, y tiene que ver con la conexión que se llega a formar entre los entrenador­es y sus nadadores.

El propio Bob ha explicado esta situación. La decisión se centró en el hecho de que en Estados Unidos, como entrenador principal, no podría atender a nadadores que no sean de ese país en los Juegos Olímpicos, y para él es muy importante estar cerca del húngaro Hubert Kos (récord mundial en 100 y 200 metros dorso), además de Marchand (récord mundial en 200 mariposa y 400 combinado).

En cuanto a lo económico, es muy difícil ganar estas cantidades como entrenador de natación. Uno bien pagado en Estados Unidos, no gana más de 400 mil dólares al año.

Después de los éxitos que ha tenido Bowman con nuestro buen amigo Michael Phelps, se tiene que cotizar —como lo está haciendo—, con el prestigio que tiene.

Porque —si bien— ganar un importante número de medallas como entrenador es muy relevante para todos los que estamos en esta carrera, también lo es asegurar nuestro futuro en lo económico, y ahora Bowman tiene la oportunida­d de hacer las dos cosas.

Así es el negocio de la natación a nivel universita­rio y mundial. Claro que él sabía que era muy importante ser entrenador de Estados Unidos, pero no quería dejar solos a sus nadadores, a quienes podrá seguir, al ser auxiliar en el equipo francés. Al final, su mensaje es de no dejar solos a sus nadadores, en uno de los momentos más importante­s de sus vidas.

Después de los éxitos que ha tenido Bowman con nuestro buen amigo Michael Phelps, se tiene que cotizar —como lo está haciendo—, con el prestigio que tiene

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