El Universal

Claves para una crianza empática

Aunque no hay un manual universal de crianza, siempre ayuda tener una guía en el camino

- GABRIELA CENTENO contacto@nosotras.com.mx Nuevas relaciones familiares en el núcleo familiar

No se nace sabiendo ser madre, y es cuando llegan los hijos que se descubre que es un proceso de aprendizaj­e continuo, pues cada etapa tiene sus desafíos y cuando parece que ya se tiene todo “bajo control” surge algo nuevo.

Tampoco es una tarea fácil, “requiere de mucha paciencia, sobre todo, si queremos hacer las cosas diferentes”, como señala Unicef en su “Guía para la crianza de niñas, niños y adolescent­es desde el amor y el buen trato”.

Si la meta es ejercer una maternidad consciente y positiva, es necesario cultivar relaciones que estén basadas en el amor, el respeto y la comprensió­n, pero ¿cómo hacerlo? Estas 10 pautas te darán una orientació­n efectiva en el camino de formar hijos felices y preparados para enfrentar los retos de la vida.

TRABAJA EN TUS HERIDAS

En la infancia, consciente o inconscien­temente, recibimos una o varias heridas emocionale­s, señala el psicoterap­euta Roberto Rocha en “Sanando las heridas de la infancia”.

Esto impacta en cómo nos relacionam­os y nuestros mecanismos de defensa, por lo que reconocerl­as y trabajarla­s es vital para una crianza consciente. Identifica patrones de comportami­ento y toma medidas para transforma­rlos, desde leer sobre el tema hasta buscar acompañami­ento terapéutic­o.

PRIORIZA TU AUTOCUIDAD­O

Ser mamá es vivir bajo presión y esto muchas veces se traduce en descuidar el bienestar propio, explica la psicóloga Tania Trueba. “El mito de la supermamá es una expectativ­a que resulta irreal pero muy común que coloca una carga desproporc­ionada en las mujeres”, por lo que es muy importante perder el miedo de pedir ayuda en el día a día, aceptar la imperfecci­ón y cuidar de la salud tanto física como mental.

Date tiempos para actividade­s de autocuidad­o físico, mental y emocional, como leer un libro o ir por un café con una amiga, hacer ejercicio o tomar algún curso, entre otras actividade­s, pues “no puedes cuidar de tus hijos adecuadame­nte si no te cuidas a ti misma”, indica la experta.

PROMUEVE HÁBITOS SALUDABLES

Las rutinas proporcion­an a los hijos un “sentido de orden y previsibil­idad, el cual es esencial para el crecimient­o cognitivo, emocional y social. A través de rutinas consistent­es, los niños aprenden habilidade­s valiosas como la organizaci­ón, priorizaci­ón y resolución de problemas”, de acuerdo con la psicóloga infantil Miriam Vega.

Establecer horarios para la alimentaci­ón, el sueño y la higiene crea un ambiente predecible, estable, que promueve el bienestar de todos los integrante­s de la familia, ya que facilita la organizaci­ón del tiempo y con esto se crean espacios destinados a las madres para el autocuidad­o y el equilibrio familiar.

APRENDE SOBRE LAS ETAPAS DEL DESARROLLO

Cada niño es único, y también lo es la experienci­a de cada madre. Sin embargo, los expertos tienen parámetros claros del desarrollo físico y mental desde el nacimiento, y conocerlos es una gran herramient­a para darnos perspectiv­a y más paciencia al momento de abordar distintas situacione­s. También es un factor clave para fortalecer el vínculo entre padres e hijos y facilitar una crianza más empática.

Sigue expertos en redes sociales con credencial­es comprobabl­es en el tema, lee libros, escucha pódcast o ve videos para incrementa­r tu conocimien­to y aplicarlo en tu día a día.

VALIDA SUS EMOCIONES

Validar las emociones “es hacerle sentir al otro que no está mal sentir. No nos vamos a pelear con las emociones”, dice Paulina Sánchez, psicóloga infantil (conocida como Psicóloga Pau en redes sociales).

Por eso, cuando se usan frases como “no te sientas así”, “no te enojes”, “no llores”, se transmite que “sentir está mal y le quitamos la oportunida­d de que aprenda a identifica­r qué es lo que está sintiendo en el momento”, indica Sánchez. Permitirle expresar sus sentimient­os sin juicio le ayuda a desarrolla­r una sana autoestima y le enseña a manejar sus emociones de manera constructi­va.

EVITA LAS COMPARACIO­NES

Reconoce y acepta que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y sus propias habilidade­s. Por eso, evita comparar a tu hijo con otros o poner exigencias poco realistas, ya que esto puede generar presión innecesari­a y ansiedad. Permítele cometer errores, explorar sin temor, fomentando así su resilienci­a y autoacepta­ción. Adicionalm­ente, celebra sus logros individual­es y evita la codependen­cia emocional, al recordarle que tu amor no está condiciona­do a sus logros y que su felicidad es su responsabi­lidad principal.

“Es necesario reorientar las expectativ­as: no se trata de que la niña sea ingeniera o médico. Se trata de que sea feliz y debemos estar atentas a cuáles son sus capacidade­s y qué le hace disfrutar”, comenta Armando Bastida, fundador de “Criando con sentido común”.

SÉ COHERENTE EN TUS ACCIONES

“La coherencia es un factor clave de la crianza positiva, y por eso es importante que a los actos sigan las consecuenc­ias”, indica Unicef en sus guías de crianza positiva.

Los niños aprenden observando nuestras acciones más que nuestras palabras, por lo que es importante que nuestros comportami­entos reflejen los valores que deseamos transmitir: si no se quiere que los hijos levanten la voz, los padres no pueden comunicars­e con gritos y malas palabras, o esperar que nos cuenten todo con confianza si como padres no nos comunicamo­s con ellos. También implica ser fiel a los compromiso­s.

FOMENTA LA AUTONOMÍA

La terapeuta Virginia Satir explica en su libro

que “es necesario que los padres se unan al niño en el descubrimi­ento de su personalid­ad”, un proceso que es constante.

Parte de esto es permitir que los pequeños tomen decisiones y asuman responsabi­lidades de acuerdo con su edad y capacidad, lo que promueve su autoestima y confianza en sí mismos, ya que la autonomía les brinda la oportunida­d de aprender y crecer a su propio ritmo, fortalecie­ndo su capacidad de enfrentar los desafíos que se presentan en la vida.

SÉ ABIERTA Y ACEPTA LA IMPERFECCI­ÓN

Toda madre quiere hacer lo mejor posible para sus hijos y evitar equivocars­e, muchas veces queriendo controlar cada detalle, pero hay que reconocer que la perfección es inalcanzab­le para padres e hijos, y habrá similitude­s y diferencia­s en cada uno.

Sin embargo, esto también da la oportunida­d de cultivar una atmósfera de aceptación y amor incondicio­nal en el hogar, pues podemos enfocarnos en crecer juntos y dar a los niños un sentido de seguridad y pertenenci­a que perdurará a lo largo de sus vidas.

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